Quienes sentimos esa vocación patriótica y revolucionaria que cultivara siempre el Comandante Hugo Chávez por hace de nuestra nación un lugar digno donde vivir, rescatando la esencia revolucionaria de nuestro Libertador Simón Bolívar e impulsando la puesta en marcha de una propuesta socialista inédita y basada en el poder creador del pueblo, no podemos ni debemos -en consecuencia- distraernos más en lo adelante con aquellas personas que siguen ignorando a propósito la trascendencia histórica y política de las elecciones municipales del próximo 8 de diciembre en Venezuela, al evidenciarse que sólo les anima un revanchismo político y deseo pequeño-burgués de satisfacer sus propios intereses personales en vez de mantenerse leales a un proyecto revolucionario que aún requiere consolidarse y profundizarse en función de lograr, de modo definitivo, la transición al socialismo.
En tal sentido, las bases del chavismo tendrán que evaluar concienzudamente cuáles de las opciones electorales actuales están inscritas en los planes de la oposición para causar, sencillamente, la división, la desorganización y el debilitamiento de las fuerzas revolucionarias en cada municipio y estado del país, o si, por el contrario, éstas buscan consolidar y profundizar los logros revolucionarios junto al pueblo organizado. Para ello bastaría conocer de qué manera algunas candidaturas tienen o no un perfil realmente revolucionario y si su propuesta de gestión contiene o no la construcción autónoma y socialista de las comunas y la restitución del poder al pueblo como sus objetivos revolucionarios fundamentales.
Por tales motivos, los revolucionarios y chavistas estamos en la obligación moral y revolucionaria de preservar y apuntalar el legado de Chávez por encima de los enemigos declarados de este proceso revolucionario bolivariano socialista, así como también de aquellos que, llamándose chavistas, únicamente acuden al pueblo en épocas electorales, prometiendo villas y castillos, manteniendo sin solución los diversos problemas que aquejan a las comunidades. Entre ambos grupos, el pueblo debe optar por las candidatas y los candidatos que se identifiquen con sus intereses colectivos, sin quejarse embaucar con promesas fáciles, como siempre sucedió bajo el régimen del puntofijismo.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la derecha fascista mantiene inalterable su guión desestabilizador, como lo demuestran sus contactos en el extranjero con personeros de esta ideología retrógrada y contrarrevolucionaria en busca del respaldo necesario para cualquier eventualidad que signifique la ruptura del hilo constitucional en el país. Esto se ha puesto de manifiesto últimamente en el acaparamiento de algunos alimentos y otros productos de uso cotidiano, a pesar de las medidas coyunturales adoptadas por el gobierno nacional, lo cual exige un mayor nivel de organización, de movilización y de madurez política e ideológica de los movimientos sociales y políticos del chavismo que neutralice cualquier acción opositora dirigida a crear un clima de ingobernabilidad. Esta es una cuestión que no puede perderse de vista bajo ninguna circunstancia. De ello dependerá en gran medida la continuidad del proceso revolucionario bolivariano socialista en Venezuela, de un modo quizás mucho más amplio y acentuado que antes, obligándose el pueblo a convertirse en el protagonista fundamental del mismo, en todo espacio y en todo momento.