Revolución electoral

Estas son, sin duda alguna, las elecciones municipales mas importantes de Venezuela desde 1989. Lo son por su nivel de participación y por lo que estaba en juego. Es una verdad universal que la historia venezolana se divide en antes y después de Chavéz. “Venezuela cambio para siempre” dijo el comandante-presidente al conocer los resultados electorales de 2006, y esto, ya nadie lo puede negar.

Pero ¿que paso el 8D? ¿Tiene alguna relación este resultado con la elección del 14A? Indudablemente si. Expondré algunas reflexiones que nos deja como enseñanza este evento:

Lamentablemente la democracia venezolana todavía tiene un sesgo muy electoral. Falta una vinculación orgánica del ciudadano con su sistema político. Esto se convierte en una ventaja para el sector opositor. Al carecer de programa o proyecto político (este es el principal eslabón de la vinculación ciudadano-sistema) apelan a la emotividad, en la mayoría de los casos de tipo irracional. “Salir de los rojos” de los “pata en el suelo” de los “marginales esos” son juicios muy comunes en lo que se denomina la “oposición dura”. Menosprecio y clasismo social para solventar la ausencia de ideas políticas y un economicismo pro capitalista negador de cualquier intención independiente y soberana. Por otro lado, las fuerzas revolucionarias si tienen un proyecto que no es solamente propio, sino que responde a las necesidades históricas de desarrollo de la Venezuela del siglo XXI.

La elección del 8D demostró que la revolución bolivariana es un proceso incontenible y sin retorno. Millones de análisis del sector opositor apuntaban al “chavismo sin Chavéz”, desde el mismo (ya lejano) 1998. El 8D demostró que el legado de un hombre traspaso las fronteras del tanatos para ser llevado por un pueblo como la muestra mas grande de amor. Que el despertar de conciencia que llego con Chavéz se ha fortalecido y depurado. La irreversibilidad del proceso debe ser el punto de partida para los análisis de la realidad venezolana por parte de la intelectualidad opositora. Solamente así podrán ganar nuevamente credibilidad. En 14 años absolutamente ningún análisis opositor se ha correspondido con la realidad. Sus explicaciones son mas deseos y pareceres que trabajo serio de profesionales. Dejaron atrás su objetividad para convertirse en manipuladores políticos comunicacionales.

Demostró el nivel de manipulación a la que se somete al sector opositor (que también son pueblo) por parte de sus lideres. Luego del 8D ¿Quien en su sano juicio aceptara las denuncias de fraude? Argumentos como los del plebiscito, revocatorio o estallido social tan mencionados en el discurso opositor se cayeron como caen las hojas de los arboles en otoño. La falta de un verdadero proyecto político los tiene sumidos de derrota en derrota. Con odio no se gana una elección y mucho menos se construye un país.

Mostró una extraordinaria capacidad de recomposición política de la revolución. Los mas de 800 mil votos que “migraron” el 14A hacia la ultraderecha, se convirtieron en 1.100.000 para las fuerzas revolucionarias en su conjunto el 8D. Este trabajo político de base se traduce en una identificación política del ciudadano elector con el proyecto político revolucionario. Este es el principal “cemento” cohesionador de la cultura política del venezolano del siglo XXI. Ante el vacío que provoca la ausencia del líder natural de la revolución, el papel jugado por Nicolás Maduro en la consecución del proceso revolucionario ha sido clave. Demostró fuerza, resistencia y claridad para la conducción.

La elección del 8D confirma al comandante Chavéz mas que un líder nacional es nuestro segundo jefe histórico. El liderazgo opositor tan proclive a los designios foráneos no es mas que la reunión circunstancial de operadores políticos del sistema capitalista y de la burguesía criolla. Nuevamente la intelectualidad opositora trata de negar esta realidad y apunta sus análisis a una supuesta lucha intestina dentro de la revolución. La realidad demuestra de que lado esta la verdadera unidad.

El 8D abre paso al relevo en la conducción de la oposición. No tienen un líder natural y el personaje que ejerce este rol, no supo administrar los resultados del 14A. Por el contrario la lucha por el “liderazgo” (llamemos así a las ambiciones presidenciales de los políticos de la derecha criolla) al interno de la oposición es a muerte entre las facciones mas radicales que buscan con un discurso incendiario llenar el vacío de la falta de ideas.

Quedó demostrado que el supuesto liderazgo nacional (!?) de Henrique Capriles no era tal, solo pudo mantenerse por encima de sus “adversarios de la unidad democrática” mientras supo explotar el “salir del chavismo a como de lugar”. Pero este sentimiento emotivo e irracional necesitaba imperiosamente una victoria. Capriles no es líder ni en su propio partido, pues como una molesta sombra Julio Borgues pretende ser el poder detrás del trono. Es aquí donde la derrota de la oposición cobra dimensiones de tragedia. La conducción de la oposición antes del 8D era codiciada por 2 personajes principalmente, el ala radical (capitalismo salvaje) representada por Maria Corina Machado y el ala fascistoide (revanchismo social) representada por Leopoldo Lopez. De nada sirvieron los constantes viajes de Capriles al exterior ni las simpáticas fotos tomadas en grupo para dar una impresión de unidad que nada tenían de real.

Todo eso colapso con la emisión del primer boletín el domingo en horas de la noche. Pero esto no es lo lamentable, para la política, para el país. Lo realmente preocupante es que el supuesto relevo generacional de la oposición que se inicio con las primarias del 2011 y del cual la denominada “trilogía del mal” eran sus máximos exponentes, llego a su fin. Muy por el contrario, con los resultados del 8D emerge fortalecido un oscuro personaje representante de la antigua clase política representativa. Un viejo personero, represor y entreguista: Antonio Ledezma. Es así como la oposicion ante la inoperancia e incapacidad de las nuevas generaciones de jóvenes conservadores, se retrotrae hacia posiciones mas reaccionarias y atrasadas. Ahora la pelea ya no es para desplazar a Capriles (algo relativamente fácil) sino detener a Ledezma (relativamente difícil por su reelección) quien ya tiene el visto bueno de AD, Copei y UNT. Con Capriles a la cabeza de la oposición PJ jugo un papel protagonico negativo. Sectarismo, prepotencia y arrogancia amarilla fue lo que marco la relación con los demás integrantes de este sainete reaccionario denominado MUD. Hasta la cabeza del “general derrota” Ramón Aveledo, rodó por culpa de la intransigencia caprilista y de la aplastante derrota electoral.

Los resultados del 8D proporcionan un margen de gobernabilidad mayor. La guerra económica y el sabotaje eléctrico impactaron en este indicador pero afortunadamente la conciencia del pueblo pudo detener esta arremetida criminal del capital internacional valiéndose de sus operadores criollos. “Confíen en el pueblo”, repetía el comandante-presidente y el 8D el pueblo no le fallo a su único líder y máximo jefe de la Venezuela del siglo XXI.


ebecel@gmail.com


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