La paz ni se compra, ni se vende

Con el tema de la paz, palabra sublime que trasciende el mundo de los justos, a veces suele pasar como con la virginidad; la cual se puede perder con el santo matrimonio o con la violación de unos facinerosos o de algunos tarifados terroristas, enfermos de poder.

Ejemplos abundan y en el caso de los invasores, podemos verlos a través de la historia en el accionar de los imperios, como el de los Estados Unidos, donde existen miles de juicios que se han adelantado a muchos soldados y oficiales del ejército norteamericano, por sus aberrantes y desviadas conductas y sus actuaciones degradantes en la guerra.

Una vez que el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, heredero de Hugo Chávez y de la Revolución Bolivariana, asumiera el compromiso de continuar buscando la paz institucionalizada y se dieran los pasos necesarios para frenar la violencia en nuestro país, a través del Plan “Patria Segura”; por una dudosa casualidad o por una planificada acción de los enemigos de la Patria, observamos irrumpió como por arte de magia, en las calles y avenidas de la capital y de varias ciudades de Venezuela, una violencia desenfrenada.

Esta violencia, la cual no es nueva, no reaparecía en nuestro país desde hace algunos años y justamente surge, por estos días del mes de febrero en sectores residenciales y urbanizaciones de la clase media alta de nuestro país.

Pudiera parecer una ironía, aun no comprendida por muchos venezolanos, que justamente por estas fechas, un célebre 27 de febrero, se diera el inolvidable “Caracazo”; hecho que cambió la historia de nuestro país y dio origen, a aquel célebre 4 de febrero, para la historia contemporánea de Venezuela.

Lo que sí está claro, luego de esta lección aprendida, es como un inmenso sector mayoritario de la población venezolana, que había sido víctima de atropellos y exclusión por largos años, irrumpió contra la paz aparente impuesta por la clase dominante para afianzar sus espacios de poder. Es así como surgió la lucha por lograr y conquistar una paz duradera y permanente gracias al impulso del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.

Desde aquel entonces, la historia se partió en dos. Una parte de la población venezolana siguió aferrada a sus intereses, a sus espacios de dominación y a conservar sus privilegios. Otra, desde el Estado, comenzó su lucha para establecer una manera diferente de gobernar y con un único objetivo; el de hacer justicia y procurar un reparto más equitativo de los ingresos obtenidos por la renta petrolera, los cuales iban a parar a muy pocas manos y no a la gran mayoría de venezolanos.

Al cumplirse los 25 años de aquel célebre 27 de febrero, los 200 años o Bicentenario de la Batalla de la Victoria y el primer año de la desaparición física de nuestro “Comandante Supremo” , no por simple coincidencia surge una nueva pesadilla en nuestro país.

La burguesía parasitaria y sus desgastados líderes, manejados a control remoto, irrumpen de nuevo en la capital y en algunas ciudades del interior de Venezuela para retomar el poder. Apoyados, desde luego, por el Imperio norteamericano. Reactivan su plan golpista y aplican sus estrategias, ensayadas una y mil veces a lo largo del mundo; valen los ejemplos: Chile, Irak, Kosovo, Afganistán Libia y Siria, entre otros.

Un Guión es presentado de nuevo. Viene remozado, con nuevo elenco y nuevos protagonistas. Surgen nuevas figuras de la farándula política venezolana; cosa a la que en verdad ha quedado reducida nuestra devaluada y escuálida oposición.

Los hechos no son fortuitos. El nuevo ensayo e intento de golpe de Estado en Venezuela sigue su curso. Ahora es ejecutado por mercenarios y mezclas explosivas de disociados; está vez azuzados desde el Departamento de Estado y desde la frontera Colombiana, con nuevos ribetes y buen financiamiento.

Por el Táchira y el occidente venezolano, tratan de acosar a sus gobernadores y anuncian la media luna. Esta vez, nuevamente, la canalla y sus lacayos amenazan la paz de Venezuela y por ello, parodiando el popular pasodoble de Billos, decimos: la paz de Venezuela “ni se compra, ni se vende”; se defiende...


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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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