El diálogo se empantanó, los dialogantes tienen dificultades para avanzar. Por encima de sus intenciones, la realidad colocó las cosas en su justo lugar. El diálogo es, necesariamente, camino hacia un pacto. Se busca, claramente, revivir a la democracia burguesa en su versión más original: una oposición con opción de triunfo -tal como lo declara aveledo- y un gobierno que garantice la alternabilidad. Pónganle el nombre que quieran, pero eso es democracia burguesa, pacto de punto fijo, y aquí está el mayor obstáculo. Significa renuncia al Socialismo, al legado del Comandante, un regreso a épocas anteriores al 4 de febrero, desconocerlo.
Es así, el diálogo revivió contradicciones en el interior de la Revolución, y de ésta con la oposición. Ya se había previsto que el pacto en lo económico, el estímulo al capitalismo, iba a exigir un nuevo ordenamiento en lo político. Y eso es lo que busca el diálogo, una "primavera" que abra las puertas a la restauración política de lo que ya se rehabilitó en lo económico.
Lo que aflora con el diálogo es el debate por el destino de la Revolución, ahora está claro que en el fondo se trata del viejo dilema: Socialismo o capitalismo. Las medidas que la oposición exige no son otra cosa que la claudicación política, para eso se sentaron en la mesa, a eso vinieron los representantes del capitalismo brasilero, de la oligarquía colombiana, del reformismo ecuatoriano, a forzar una entrega del Socialismo disfrazada, cambiarlo por la democracia burguesa, aceptada por todos los oligarcas internacionales, por los gringos.
Luego vendrá la paz hipócrita, la que permite a los oligarcas depredar, aceptada por los grandes medios, la televisión, ya cnn seguirá mintiendo, pero ahora para tapar la miseria espiritual y material que volverá con el pacto cuarto republicano, para acallar las protestas de los humildes.
Es así, las dificultades del diálogo surgen en la confrontación entre Socialismo y capitalismo. No hay acuerdo posible en esa mesa que no lesione la marcha al Socialismo. Así lo exigen y declaran abiertamente la mud, fedecámaras, fedenagas, y así lo demanda su amo gringo. Estos continúan con las presiones, amenazan con medidas punitivas, leyes extraterritoriales, para ellos el diálogo es claudicación o no es diálogo.
Son momentos de desechar las ilusiones de un Socialismo que pueda ser aceptado por los oligarcas, los de aquí y los internacionales. La lucha hoy es por el derecho a decidir nuestro destino, nuestra forma de gobierno, es por la verdadera Soberanía. Este es un compromiso con los humildes, con nuestra historia y con el Comandante. No podemos renunciar a seguir nuestro camino.
Ya aprendimos qué quería decir el Che cuando dijo: Al capitalismo ni tantico así. Con ellos no hay medias tintas, o se derrotan o exigen entrega total, con ellos no hay concesiones, lo exigen todo, la historia de este año lo demuestra con claridad.
La hora es de rectificación, de unidad en el Socialismo, de reafirmación revolucionaria. Es hora de volver al camino que abandonamos creyendo en la buena fe de una burguesía que acecha cualquier debilidad para guillotinar la esperanza. El diálogo no puede ser el patíbulo del Socialismo, ni el altar de ese bodrio que llaman democracia burguesa.
¡Volver a Chávez, al Socialismo!