Contribución al mejoramiento de la Gestión del Gobierno Nacional (V)

En las anteriores entregas hemos abordado diversas aristas del proceso de revisión y rectificación que demanda la hora, rumbo al socialismo:

  1. Los retos en la construcción del nuevo modelo productivo socialista: http://www.aporrea.org/actualidad/a189578.html
  2. Los obstáculos de la burocracia como nudo que hace colapsar la gestión pública: http://www.aporrea.org/ideologia/a189642.html
  3. Los impactos de la corrupción y las exigencias de la ética socialista: http://www.aporrea.org/ideologia/a189696.html
  4. Las amenazas y debilidades en la vida interna de la organización revolucionaria: http://www.aporrea.org/ideologia/a189830.html

En esta V entrega, queremos enfatizar la globalización de los anteriores aspecto en el marco de la REVOLUCION CULTURAL, so pena de REPRODUCIR LA DOMINACION. Aquí tiene sentido reseñar el reconocimiento de esta problemática realizada por  el presidente de la república Nicolás Maduro, cuando en la presentación de la Memoria y Cuenta  del año de 2014 ante la Asamblea Nacional, reivindica  el gobierno de la toparquía, el gobierno de la parroquia, formulado por Simón Rodríguez, conectándolo con la revolución cultural:

“Robinson se refiere a una relación compleja entre poder, ciudadanos y  territorios, en consideración del carácter horizontal que tenían para él las costumbres y la voluntad general, lo que, por supuesto, nos coloca en la  necesidad de crear una nueva cultura. Si la revolución no es cultural, como viene  insistiendo el compatriota Carlos Lanz, tenderá a reproducir la dominación y  agregamos nosotros, aun dentro de un contexto socialista no escapará a ello si,  como dijimos atrás, nuestra forma de autogobierno no llega a tomar existencia  humana.

La referencia  a esta cita, no sólo tiene el valor de testimoniar el reconocimiento al esfuerzo que venimos realizando en este terreno, si no por la ubicación  del peligro de la reproducción de la dominación en el proceso de construcción socialista, si no se avanza en la construcción de una nueva subjetividad revolucionaria.

Esta  amenaza se  concretó en  las  transiciones fallidas por no haber  asumido esta tarea ideológica como prioritaria.

En las BASES PROGRAMATICAS DEL PSUV, se establece con claridad  el valor que tiene el combate cultural:

“ La derrota de esta cultura política en la sociedad y las instituciones venezolanas sólo es posible mediante la creación de una nueva praxis política: la construcción y consolidación de la Democracia Participativa y Protagónica que implica la superación de la democracia liberal y neoliberal burguesa. Para ello es necesario conocer en profundidad los fundamentos filosóficos, teóricos e históricos de la democracia liberal burguesa y sus diferencias radicales con la Democracia Participativa y Protagónica, con la Democracia Socialista…”

En esa dirección, voy a citar  nuestro ensayo del año 2007 evocado por el compañero Nicolás: LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL O REPRODUCIRÁ LA DOMINACIÓN” (Aportes para el PROCESO DE RECTIFICACIÓN Y EL DESARROLLO DE UNA NUEVA MENTALIDAD en el seno de la revolución bolivariana.) trabajo éste donde realizamos una reseña de las principales  determinaciones de este proceso y  la tareas ideológicas planteadas para su superación, tal como se plasma en algunos capítulos que sirven de apoyo para esta entrega.

https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTNAoKiAgkj7yJTMlejjEnqfhISNFw5RJa2a43FVzCzLq67FOlALAS LECCIONES QUE SE DESPRENDEN DE LAS TRANSICIONES TRUNCADAS,

Actualmente existe una conciencia colectiva y una voluntad política que se viene concretando en el planteamiento de REVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN, siendo indispensable impulsar un proceso de rectificación y de cambio de mentalidad en nuestro proceso.

Esta exigencia transformadora demanda tomar muy en cuenta las razones que han conducido al fracaso de otros esfuerzos transformadores..

Una primera lección que se desprende de las experiencias conocidas a lo largo de la historia,  particularmente en la revolución soviética, fue concebir el poder como una cosa que se puede “tomar” en un rápido asalto al Palacio de Invierno Moscovita. El Estado es reducido a la maquinaria policial-militar, subestimando las trincheras y casamatas de la sociedad civil (grupos económicos, mafias sindicales, medios de comunicación, escuelas, etc.) que cumplen funciones hegemónicas moldeando el sentir y pensar de la población.

Asociada a este primer aprendizaje histórico, esta la equivocación que se deriva de una lectura mecánica y economicista de las transformaciones, basado en la premisa de que la existencia social determina la conciencia y en consecuencia, con un cambio en la base material de existencia haría aparecer  automáticamente cambios en la conciencia social. Una de las conclusiones de tal enfoque, es la priorización del desarrollo de las fuerzas productivas con un enfoque tecnocrático, subestimando el papel de las relaciones de producción (formas de propiedad, relaciones mercantiles, división del trabajo) y los valores y costumbres, de los actores involucrados en el proceso.

Una segunda enseñanza, está referida a la aplicación en el proceso revolucionario de fórmulas y modelos al margen de las condiciones histórico-concretas, lo que condujo a ignorar las particularidades e idiosincrasia de los pueblos.

Un tercer aspecto, está relacionado con las concepciones evolucionistas y reformistas que no aprecian correctamente el nexo entre reforma y revolución, el vínculo dialéctico entre la acumulación  gradual de fuerzas y el salto revolucionario. En tal sentido, es bastante conocida las dos desviaciones que surgen cuando no se comprende la transición de un desarrollo a otro: salto al vacío o crecimiento vegetativo.

Lo que nos parece que queda claro de estas tres enseñanzas, es que en su conjunto, ellas nos indican un abandono en el esfuerzo por construir la subjetividad revolucionaria, con su complejidad étnico-cultural.

Esto último explica en parte, porque en la URSS no fue difícil que después de unas cuantas décadas del triunfo revolucionario, aparecieran las representaciones del feudalismo como son los príncipes y dinastía o emergieran con fuerzas las costumbres, que llevaron a Bulgaria a elegir como presidente a un viejo Rey.

Por ello, como una contribución al esclarecimiento de las implicaciones de esta problemática, en los cambios actuales en nuestro país, vamos a realizar un conjunto de reflexiones en torno a los principales aspectos político – ideológicos donde debemos librar cruentas batallas, si realmente queremos profundizar la modificación del actual status quo, tal como lo demanda la construcción del socialismo.

De esta revisión sumaria de las anteriores enseñanzas históricas, aparecen  las tareas RECTIFICADORAS que permitan conjurar las amenazas de la reproducción de la dominación.

En tal sentido, vamos a colocar en primer orden la lección que surge de las experiencias donde se ha colocado el  poder como una cosa que se puede “tomar”   y no como construcción cultural, ubicándonos en nuestro contexto socio-político .

CARACTERIZACION DE LA HERENCIA PUNTOFIJISTA QUE DEBEMOS SUPERAR CON EL PROCESO DE RECTIFICACIÓN.

Sin el ánimo de agotar la totalidad de aspectos que hay que discutir en estos momentos sobre la revolución cultural,  vamos a puntualizar los principales déficits ideológicos heredados de la cuarta república, los cuales pueden ser englobados como “cultura política puntofijista”

 .Alguien con justa razón podría argumentar por qué no hablar de cultura dominante a secas. Reconociendo que la cultura puntofijista tiene raíces y nexos con las relaciones de dominación burguesas, queremos resaltar su cristalización socio-política en los últimos 40 años. En tal sentido, a riesgo de simplificar, entiéndase que en adelante cuando reiteramos el término “ cultura puntofijista”, nos estamos refiriendo a los valores y actitudes, a la práctica política de AD, COPEI y sus múltiples derivaciones en Primero Justicia, Voluntad Popular, Proyecto Venezuela, al igual que la reproducción de la razón dominante realizada por las cúpulas de los medios de comunicación, FEDECAMARAS, CTV, Iglesia y franjas de la población enajenada o que viven la anomia social .

Igualmente, el concepto de cultura en estas reflexiones apunta más hacia lo ético-político, siendo poco sistematizada la dimensión estética y las expresiones artísticas en general del puntofijismo.

Nuestro objetivo de revisar la cultura política puntofijista coincide con los planteamientos realizados en las BASES PROGRAMATICAS DEL PSUV:

“Para crear una nueva y verdadera cultura política revolucionaria es necesario derrotar la vieja cultura liberal burguesa heredada, porque corrompió la política convirtiéndola en mediación mercantil del poder, de la acumulación de riquezas ímprobas y de la exclusión social genocida… La derrota de esta cultura política en la sociedad y las instituciones venezolanas sólo es posible mediante la creación de una nueva praxis política…”

“… No es posible superar el capitalismo ni su forma política, la democracia burguesa, si no existe claridad teórica sobre sus fundamentos y las formas de superarlos…”

De allí la importancia de revisar algunas rasgos básicos de la cultura burguesa que predominó en el régimen  puntofijista:,

1.- Desarraigo, individualismo competitivo, egoísmo posesivo.

2.- Predominio del pragmatismo y el sectarismo.

3.- Enfoques superficiales y reproducción de las relaciones de producción.

4.- Descrédito y desencanto en torno a la política.

En forma breve, veamos los rasgos principales de cada uno de estos aspectos:

1.-Desarraigo, individualismo competitivo, egoísmo posesivo.

Uno de los rasgos sobresalientes de la cultura puntofijista es la desnacionalización progresiva, ahora mucho más profunda por el impacto de la globalización.
La adopción de un modo de vida ajeno, básicamente piti-yanky, ha generado diversas expresiones de vergüenza étnica, endoracismo y crisis de identidad en general, donde no hay sentido de pertenencia, voluntad para defender lo propio o querer el lugar.

El afán por aparentar, el snobismo, el apego a las modas, el ocio enajenante, generados por las campañas consumistas de los medios de comunicación, generan una expectativa creciente que al no poder satisfacerse hacen estrago en la existencia y la conciencia social. El corolario lógico no es otro que las conductas evasivas, la drogadicción, la violencia y la anomia.

Actitudes no solidarias ni cooperativas son otros de los rasgos destacados de la cultura puntofijista. En su lugar, se impulsa el darwinismo social y la destrucción de la naturaleza, donde en medio de la competencia, sobreviven los que poseen ventajas. Por otro lado, el tener se convierte en un valor supremo, que no sólo conduce al afán de lucro, sino al desarrollo de la inmoralidad, el cinismo y la falsedad también como valores.

Esta matriz cultural permite comprender el desprecio que hay en el puntofijismo por lo público, por el interés común, lo que deviene en la irresponsabilidad social. El encierro personal y el privatismo son también una consecuencia obligada de este modo de vida.

Por ello, la ausencia y crisis de ciudadanía en nuestra sociedad, está íntimamente asociada al predominio de los anteriores valores y actitudes.

2.- Predominio del pragmatismo y el sectarismo

En la cultura política puntofijista, más allá de las definiciones formales que se adscriben a la socialdemocracia o al socialcristianismo, lo que en la práctica funciona es el abandono a cualquier definición programática mínimamente coherente, y la renuncia a ideales trascendente, al calor de los valores y actitudes antes descritos.

De allí el permanente oportunismo y la perversión de la táctica política: de coyuntura en coyuntura, la política es el ARTE DE LO POSIBLE, EL REALISMO Y EL ACOMODO A LA SITUACIÓN DADA.

Por otro lado, estas posturas eclécticas y ambiguas en el terreno programático se combinan con posiciones sectarias y excluyentes.

En tal sentido, el núcleo duro de esta cultura política está en la identidad grupal, en la partidocracia basada en el clientelismo y en la burocracia.

3.-Enfoques superficiales, reproductores  o justificativos de las relaciones de producción capitalista

Los anteriores puntos de partida de la cultura puntofijista se articulan con una epistemología EMPÍRICO-ANALÍTICA:

  • Se parte de elementos superficiales, que no tocan la raíz del asunto.
  • Los datos de la realidad se toman en una forma fragmentada o atomizada.
  • Al mismo tiempo, este positivismo acrítico, convierte situaciones concretas en parte de la “naturaleza”, haciéndola ahistórica .Existe una coincidencia entre esta visión y los intereses que pretende justificar y encubrir en fatalismo o el darwinismo social:
    • Siempre habrán pobres y ricos, malos y buenos.
    • La naturaleza o Dios nos hizo así
    • Sólo a través de la competencia se puede tener éxito

En consecuencia, no hay causas ni responsables de la explotación y la opresión, así como tampoco se puede transformar dicha realidad. Lo que podemos hacer es paliar y mejorar en lo que se pueda el cuadro de injusticia.

De esta manera, siempre será eterna la apropiación privada del trabajo ajeno, que conduce a la concentración y centralización de la propiedad en pocas manos, en este caso centrada en el egoísmo–posesivo del individuo que sólo busca ganancia o lucro personal. Igualmente; el mercado y la libre competencia que genera la anarquía y las deformaciones sectoriales en la producción de bienes y servicios, tienen también carta de “naturalidad”. No puede faltar por supuesto, la justificación de la división social del trabajo ( el divorcio entre el trabajo intelectual y manual, la contradicción teoría – práctica, la separación de la tarea basada en la disciplina y la especialización, el dualismo sujeto-objeto ).

El puntofijismo, no pudo superar estas relaciones de producción porque las justifica y además es preso de sus contradicciones y conflictos. De allí su complicidad y apoyo a la oligarquía del dinero, al rentismo parasitario:

*   Ignorancia de la naturaleza del régimen de producción que tiene como móvil la ganancia, siendo sus oscilaciones el verdadero termómetro de la economía.
Igualmente ha existido un olvido fatal: EL CAPITAL NO TIENE PATRIA. En esa dirección, los grupos económicos relevantes de Venezuela siempre han estado subordinados al capital transnacional, salvo excepciones muy contadas. De la misma manera, no estamos frente a un capital que se arriesga a producir en medio de adversidades y sacrificios.

 *   En nuestro país lo que ha existido es una “lumpenburguesía” que ha amasado una fortuna usufructuando el erario público, parasitando la renta petrolera. En este caso no se trata de una modalidad de “acumulación originaria”, sino que con el término lumpenburguesía se quiere denominar una forma permanente de acumulación de capital fundada en la usura, en los subsidios del Estado, en las exoneraciones, en el crédito fácil, combinado con los sobornos, comisiones, fraude, estafa, acaparamiento, contrabando, manipulación de pesos y medidas de los bienes, especulación

4.-Descredito y desencanto en torno a la política

En el régimen adeco – copeyano de los últimos 40 años, ha predominado una manera de decir y hacer la “ política”, básicamente burocrática, en la perspectiva que reseñamos anteriormente, con el añadido del afán de lucro y el individualismo que también hemos descrito inicialmente. Esto ha contribuido decisoriamente a su descrédito, generando el clima de desencanto y de apoliticismo que se apoderó de importantes sectores de la vida nacional.

Una serie de valores, métodos y procedimientos se conformaron como matriz cultural, lo que en lenguaje coloquial se concreta en frases muy conocidas:

 Cuánto hay pa´eso?

Póngame donde haiga!

Quítate tú pa´ponerme yo

El papel aguanta todo

El fin justifica los medios...

Sálvese quien pueda

Bajo el sello del pragmatismo y la burocracia, la “política” es una actividad separada del hombre común (separación entre la sociedad política y la sociedad civil) convirtiéndose en una especie de carrera para obtener privilegios y disfrutar de prebendas por parte de unos pocos. De allí el conocido clientelismo partidista, el nepotismo, la carguistis. En consecuencia, sobre el político existe un manto de sospecha como farsante, sucio, estafador, demagogo, oportunista. La desvalorización de la palabra empeñada, hace posible que cunda el escepticismo sobre la política, surgiendo la actitud de no creer en nada ni en nadie. Uno de los elementos que pervierte el accionar político (como parte de la vieja cultura política heredada del puntofijismo), es el paradigma maquiavélico que justifica éticamente todo tipo de maniobra, fundado más en la astucia que en principios o en ideales. Bajo el slogan “el fin justifica los medios” se valida la separación del qué y el cómo.

Una de las derivaciones de esta matriz cultural, la encontramos en el secuestro de la soberanía política, las estrategias fraudulentas y el electoralismo:

•   Seudoparticipación, ya que el locus de la democracia se coloca en el acto electoral, donde se vota pero no se decide.

•   Ganar elecciones con trampas, donde se incluye desde las imposturas en la imagen personal, pasando por los discursos y las promesas vacías, y terminando en el uso de procedimientos para alterar o desconocer resultados.

•   La política adquiere rasgos de baratija, que se cambia libremente en el mercado. Por ello la importancia del raiting, los centimetrajes de prensa. El contenido real es sustituido por la forma, imágenes, símbolos, números, predominando lo apariencial y lo efímero. Estamos frente a la escena política donde “todo vale”, incluido por supuesto la guerra sucia.

Estas prácticas han dado origen a lo que se denomina el “malestar de la democracia”, generando la profunda crisis de legitimidad y de gobernabilidad que  vivimos en anteriores décadas..

LA CONSTRUCCION DE UNA NUEVA CULTURA POLITICA COMO PARTE ESENCIAL DEL CAMBIO DE MENTALIDAD

Cuando hablamos de profundizar el proceso, o impulsar  el proceso de rectificación,  es importante ubicar en qué dirección creemos que debe hacerse dicho proceso, cuál es el horizonte programático que inspira este cambio de actitud, como correcciones de concepciones y prácticas erróneas como las que hemos adscrito a la cultura puntofijista.

En las BASES PROGRAMÁTICAS DEL PSUV, se define el horizonte que debe alcanzar en la construcción de la nueva cultura política en la transición socialista:

“…es necesario que la Revolución Bolivariana lleve adelante, complementariamente, las siguientes tareas principales, que le sirven de soporte a la tarea central: la lucha contra la alienación de la conciencia social y por la construcción de una conciencia revolucionaria; la lucha contra la dominación y opresión política y por transformar la política en un modo para la vivencia plena, digna y gratificante; la lucha por hacer de la democracia un espacio para la participación y el protagonismo popular, y la lucha contra la explotación del trabajo ajeno y por la humanización y liberación del trabajo. Para tener éxito en estas tareas es necesaria la elevación de la conciencia política del pueblo, la refundación ética de la política para forjar una nueva cultura política sustentada en nuevas prácticas sociales basadas en valores revolucionarios. Estos valores deben construirse a partir de una nueva visión y formas de conocimiento del mundo y la sociedad (nuevo paradigma epistémico y nueva ciencia), un nuevo comportamiento y nuevas formas de relacionarnos y valorarnos en comunidad (nueva ética de la solidaridad), y una nueva sensibilidad y solidaridad (nueva estética y nuevo arte), como fundamentos del proceso de transformación revolucionaria de la sociedad venezolana. …

“Se trata de derrocar el viejo régimen no sólo en los hechos sino también en las ideas, las costumbres y los valores, tal como advirtió el Ché Guevara al señalar…“no es posible construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo”. Aristóteles ya había enseñado en la antigua Grecia que las virtudes morales e intelectuales educan el carácter; Simón Bolívar señaló que: …”moral y luces son los polos de una República; moral y luces son nuestras primeras necesidades.”; Gramsci retomó este planteamiento diciendo que una revolución es una reforma radical en el plano moral y cultural. La Revolución Bolivariana asume plenamente estas enseñanzas como base de sus objetivos.”

En estas orientaciones de las BASES PROGRAMATICAS DEL PSUV se plantea la construcción  de un movimiento de reforma moral e intelectual en la perspectiva gramsciana, con nuevos valores, nuevo paradigma epistémico, nueva ética de la solidaridad, nueva sensibilidad en la estética y en el arte.

En el proceso de cambio no se puede abandonar el esfuerzo por construir la subjetividad revolucionaria, con su complejidad étnico-cultural.

•  La constitución del sujeto histórico conlleva desterrar los valores y actitudes burguesas superando tanto su trama material ( base técnico-productiva) como simbólica ( sentido común, hábitos y costumbres)

•  Reivindicar la diversidad étnica y la interculturalidad en la triada: NACION,ETNIA,CLASE.

•  Combate ideológico en el terreno de la superestructura: escuela, fábrica, medios de comunicación

También en las mismas BASES PROGRAMATICAS, se plantean algunas dimensiones de este proceso

“ La transformación de la conciencia social y de aquellas dimensiones que la constituyen más directamente, como la información, la comunicación, la educación y la cultura, en relación con las prácticas sociales y los valores que las sustentan, es una tarea fundamental para la revolución bolivariana…”

En esta última  perspectiva, hemos postulado la promoción de una cultura del debate sustentado en el método INVEDECOR cuya denominación resulta de combinar las iniciales de investigar, educar, comunicar, organizar.  Como paradigma en construcción plantea la articulación entre la epistemología constructiva, la pedagogía alternativa, la nueva racionalidad comunicativa y las nuevas formas de intervención social y organización popular:

a.-   Modo de producción de conocimiento colectivo a través de la investigación-acción  participativa, garantizando la democratización del saber y el ejercicio de la soberanía cognitiva.

b.-   Aprendizaje significativo a través de la indagación y métodos activos.

c.-   Racionalidad comunicativa que reivindica aportes habermasianos, como comunicación libre de coerción:

• Relación dialógica o conversatoria

• Reconocimiento de las diferencias y matices.

• Transparencia y veracidad informativa

• Libre acceso a los medios e instrumentos comunicativos.

• Esfuerzo persuasivo basado en el mejor argumento, superando la descalificación y el estilo de cliché.

d.-   Nuevas formas de intervención y organización, denominada coloquialmente en el año 1989 en el I Encuentro de la Corriente Histórico-social como “democracia de la calle”, partiendo de las premisas aportadas por la democracia de los trabajadores y el movimiento libertario:

• Elección directa, rendición de cuenta, revocatorio del mandato

• Rotación en los cargos, delegación funcional, democracia del saber

PUNTOS DE PARTIDA DE LA INSURGENCIA CULTURAL Y LA CONSTRUCCION DE UNA NUEVA HEGEMONIA SOCIAL

En la construcción una nueva dirección intelectual y moral  debemos valorar y reivindicar los “bolsones de resistencia cultural” donde nuestro pueblo ha preservado elementos de identidad con tradiciones y costumbres que poseen carga revolucionaria:

-- Valores y actitudes solidarias en comunidades campesinas e indígenas.n

 -- Modalidades de trabajo cooperativo como la callapa y el convite, como expresión del apoyo mutuo.

-- Gastronomía popular y patrones de consumo saludables y en correspondencia con la producción local.

-- Relación armónica con la naturaleza, que respeta el medio ambiente.

-- Cultura del ahorro y del trabajo creadorn

-- Formas de comunicación auténtica, centradas en la conversa y el valor de la palabra.

-- Formas de ocio y de recreación donde se dignifica la naturaleza y la persona humana.

--  Valoración de lo público como espacio de encuentro ciudadano, comon suelen ser las plazas y otros patrimonios arquitectónicos de los pueblos.

--  Sueños y esperanzas, animados por la religiosidad popular.

-- Fibra patriótica que se enraíza en las gestas y luchas independentistas.

La historia local y la tradición oral nos permiten hoy reconocer las comunidades y múltiples espacios sociales, donde estos valores y las prácticas comunitarias asociadas, han resistido todos los embates de la desnacionalización, del desarraigo y la anomia puntofijista, desde la perspectiva de la diversidad étnica y la interculturalidad.

En la actual coyuntura histórica, la revolución bolivariana tiene sabor a pueblo porque enlazó con muchos de estos bolsones de resistencia cultural y los reivindicó como parte de la memoria y del imaginario social de los explotados y oprimidos, siendo esta una de las contribuciones del Cdte. Chávez, quien en su condición de veguero le ha dado golpes mortales a la vergüenza étnica y el desarraigo, en la medida que ha desmitificado la investidura presidencial, la forma de dirigirse al pueblo y reconocer lo propio.

Sin embargo; las prácticas solidarias no son predominantes, ni la reivindicación de la idiosincrasia es un todo coherente, si no que se mantiene muchas veces aislada en colectivos específicos o aparece en forma fragmentada en algunas experiencias sociales.

En tal sentido, para romper la dispersión de nuestros acervos socio-culturales se hace urgente desarrollar una praxis de RECTIFICACION Y REIMPULSO::

1.-   Una de nuestras primeras líneas de trabajo tiene que ver con lan investigación y validación de estos bolsones de resistencia cultural, potenciando su desarrollo y articulación.
 El movimiento cultural revolucionario que hay que impulsar, debe desarrollar también estrategias educativas y comunicacionales que permitan construir una nueva dirección intelectual y moral (bajo la inspiración de los aportes gramscianos) pasando de la línea de resistencia a una praxis de mayor insurgencia en el combate cultural, apoyándonos en el legado bolivariano y martiano: “MORAL Y LUCES SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES” , “SER CULTOS PARA SER LIBRES” o también como lo indicaba el propio Martí en otra dirección “ AHORA LA FUERZA ESTÁ EN EL SABER”, “LA FUERZA ESTÁ EN SABER MUCHO”. Existe plena coincidencia entre estas claves bolivarianas y martianas, con nuestro planteamiento de cualificar la soberanía política con la DEMOCRACIA DEL SABER. El actual malestar de la democracia sólo puede resolverse con más democracia: NO HAY SOBERANÍA POLÍTICA PLENA SIN SOBERANÍA CONGNITIVA, es decir, sin pensar con cabeza propia, sin investigar y producir conocimiento, sin crear e inventar, en el sentido que lo demandaba Simón Rodríguez.

 2.-   Otra línea de trabajo en la construcción de la hegemonía, tiene que ver con los intelectuales orgánicos:

• La revolución bolivariana demanda de una labor educativa permanente para formar a los explotados y oprimidos como intelectuales. Este es uno de los cometidos de las misiones educativas, en función de la democratización del saber.
• Incorporación  de sectores intelectuales tradicionales, ganándolos para el proceso de cambio.

• Colectivos revolucionarios que asumen la producción de conocimiento como “intelectual colectivo”.

Estas son tareas urgentes que deben ser asumidas desde el partido, los frentes y movimientos sociales

3.-   Uno de los ámbitos donde es vital rectificar actitudes erróneas y promover una nueva mentalidad, es el de la ciudadanía. Como ya vimos, la crisis de identidad y sus secuelas en el desarraigo, hace muy común la conducta irresponsable, una de cuyas manifestaciones se concreta en el desprecio por lo público, tal como se asume en la cultura puntofijista.  En tal sentido, la siembra de  “ciudadanización “ hoy tiene los siguientes ejes

• Apreciar el valor del interés común en la vida social.

• Cuidar y proteger los bienes colectivos.

• Respeto de las normas de convivencia.

• Corresponsabilidad en la acción de gobernar.

• Defensa de derechos y garantías.

• Cultura del ahorro y de la eficiencia.

4.-  Del mismo modo, la política tiene que recuperar su lugar como actividad asociada al bien común, impregnando el conjunto de la vida social. Todo ciudadano, en la perspectiva enunciada anteriormente, es político en la medida que se ve involucrado en los asuntos públicos que son del interés general y participa responsablemente en la resolución de los problemas que afectan a la familia y la comunidad. Darle a la política la dignidad de las cosas sencillas y cotidianas, exige los siguientes cambios actitudinales:

• Dejar de ser una carrera, profesionalizada o especializada: TODOS SOMOS POLÍTICOS.

• Promover el espíritu de servicio y de compromiso con la justicia.

5.-  Tareas del Movimiento Cultural Revolucionario

--Impulso y desarrollo de la insurgencia cultural que permita superar la alienación consumista y  la estética de la mercancía.

-- Promoción  de las necesidades radicales, basadas en el ser y no en el tener

--Redefinición y racionalización de los patrones de consumo

Construcción estética y arte liberador

--Conquista del tiempo libre y ocio creador

-- Organización de redes socio-culturales

E/ Carlos Lanz Rodríguez

12 de Junio de 2014



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Carlos Lanz Rodríguez

Sociólogo, teórico militante revolucionario y ex-guerrillero.


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