Unas de las armas culturales más poderosas utilizadas por los amos gran capital en las democracias capitalistas, especialmente en los EEUU, para liberar al sistema de compromisos sociales y racionalizar la concentración capital, poder y privilegios son los mitos de la Igualdad de Oportunidades y del Querer es Poder.
Convencidos por la educación y los mensajes explícitos e implícitos trasmitidos por la publicidad, los monopolios de la comunicación y la industria del entretenimiento, los ciudadanos comunes se preparan desde muy jóvenes para asumir como responsabilidad individual la satisfacción de aspiraciones y deseos aparentemente personales, pero realmente inducidos por la lógica del capital.
Resultados: una fuerte sensación de desamparo, una dura y permanente lucha por el logro de un sobrevalorado e idealizado bienestar individual y la conformación de organizaciones reivindicativas unidimensionales divorciadas de la dinámica social real y focalizadas en la defensa de intereses parciales definidos por género, edad, grupo étnico, religión, etc.
Aún en Venezuela, donde la protección, la inclusión y el empoderamiento de toda la población es política de Estado, este tipo de asociaciones tiende a fraccionar las luchas sociales y a descuidar el trabajo conjunto orientado a la erradicación de todo tipo de discriminación e injusticia y a la construcción revolucionaria de un nuevo modelo de organización social comunitario donde niños, jóvenes, adultos y acianos, multicolores, masculinos, femeninos, sexo diversos, ateos y creyentes puedan convivir armoniosamente entre sí y con la naturaleza.
De allí la importancia del Sacudón Completo recientemente anunciado por Presidente Maduro, del Gobierno en la Calle y de las iniciativas integradoras ya adoptadas por el Ejecutivo como el fortalecimiento de las Comunas, la reagrupación y relanzamiento de las Misiones y la territorialización de la seguridad. Anticipos del Sacudón que suponemos abarcará la armonización y adecuación de nuestro marco jurídico, la agilización de la administración de justicia, el fortalecimiento de la defensa integral de los derechos humanos, más allá de particularidades grupales e individuales, y la toma de conciencia de la misión y responsabilidades del poder popular y de cada uno de los funcionarios públicos.