No fue por simple azar que Hugo Chávez se trepó de la cresta de la ola, y de manera espectacular logró provocar un quiebre histórico y económico en 1998. Que haya sido premiado por el golpe del 4 de febrero de 1992, o que otro hubiese sido el urgido por la historia para entrar a la gloria, eso es materia reservada a la posteridad, pues en honor a la verdad esa historia no ha sido escrutada en su exacta dimensión, y algunos de sus logros están en condición suspensiva.
Y conste que no es primera vez que los pueblos se dejaron confundir cuando hubo crisis de liderazgo, o que sencillamente fueron arrastrados por falsos profetas que terminaron enredándose en imprecisiones que parecían más bien adivinanzas. Y porque decimos que no todo está escrito ni existe nada oculto entre cielo y tierra, uno veces piensa que quizás el Libertador habría cambiado de planes, si después de interrogar su destino, también descubre que estaba predestinado por la fatalidad de una Cosiata que no tuvo piedad para proscribirlo. Tampoco Antonio Guzmán Blanco, abogado, general y trota mundo, nunca llegó a imaginarse que sus aureolas, también estaría acompañada de una reacción anti-guzmancista que derribo sus estatuas.
Con Hugo Chávez, el país recuperó su independencia absoluta, pues cuando una nación carece de libre ejercicio en su actividad económica, también decimos que su independencia política es una ficción, tan simbólica como saludo a la bandera. También gracias a Chávez, las clases sociales de menores ingresos dejaron de ser convidados de piedra, y ahora son incluidos en todas la Misiones Sociales.
En honor a la verdad, el mandado no está hecho del todo, pues falta mucho por hacer y apenas hemos comenzado a gatear en la instrumentación del Plan de la Patria, testamento político con el cual Chávez nos dejó señalado el rumbo para construir el socialismo del siglo XXI. A quince años de aprendizaje quintorepublicano, no deberíamos contar los pollos antes de nacer. Por lo que es prematuro cantar victoria antes que los hechos demuestren que valió la pena el sacrificio de aplicar un nuevo proyecto histórico. De ahí que en lo sucesivo el desafío planteado será reemplazar las viejas relaciones de producción basadas en la explotación del hombre por el hombre. No hacerlo, sería amarrar el burro en dos palo, reeditando así la obsoleta socialdemocracia que fracaso en Europa y que tampoco les funcionó a los gobiernos del Pacto de Punto Fijo.
Entonces, quién será el que se atreva a cortarle el cachube a la V República, para que más nunca se parezca al oprobioso pasado republicano. O será que ahora le tenemos miedo al cuero después que matamos el tigre.