De traidores está llena la historia de la humanidad, desde Caín que según la tradición cristina llegó hasta el fratricidio, es decir desde antes de Cristo las traiciones estaban a la orden del día y a Cristo que partió la historia de la humanidad en dos, el considerado mayor traidor de la historia lo vendió por 30 monedas.
No voy a caer en una cronología nominativa de tantos y tantas que montados y montadas sobre la deslealtad pasaron a la historia por su traición pero además muchos de ellos por la manera sofisticada en que lo hicieron.
En nuestra más cercana proximidad, Venezuela, las traiciones no han sido ajenas a nuestro devenir histórico, desde las traiciones contra el Padre Libertador por parte de Santander en la actual Colombia y Páez aquí, Gómez a Cipriano y unos cuantos etcétera hasta llegar a los traidores contemporáneos que no han tenido limites para darle la espalda al Padre de la segunda independencia, a quien según lo que cobra fuerza cada día, no les bastó intentar defenéstralo del poder, sino que llegaron al extremo de matarlo vilmente, de una manera muy sofisticada.
No todas las traiciones logran su objetivo y aquí los que ya han sido reconocidos como tales, están condenados al ostracismo de la historia, Miquelena y su combo, del cual forma parte por cierto el actual “jefe” de la MUD, el alias Chuo, algunos de los militares que acompañaron al gigante el 4 de febrero, demostraron con su traición que lo hacían por lo que la mayoría de los traidores lo son, ambiciones personales y ansias de poder.
Los traidores, como los modernos que camaleónicamente se mimetizan donde más les conviene, para trabajar bajo los planes de enemigos connotados, o para buscar su beneficio personal, pareciera están a la orden del día, son aquellos a los que se ha dado en llamar derecha endógena, que los podemos encontrar casi a diario en esta página, y en otras, lanzando denuestos e improperios contra el proceso y sus más importantes figuras, son traidores porque lograron colocarse la máscara, asumir la fachada, llámese franela roja, gorra tricolor estrellada y con el logo del 4F, pero siempre con la vista fija en que los “pongan donde hay”, son quienes penetran la instituciones como lava de volcán invisible, destruyendo todo a su paso de manera subrepticia, hasta el punto de que cuando se descubren sus planes, los daños son irreversibles y le han costado al Estado, por no decir al pueblo, muchos millones de dólares.
Son los encargados de darle al enemigo argumentos para que puedan atacar con algún éxito la obra de gobierno.
La Revolución ha pasado por estos fenómenos de traiciones, con personajes como el caso de quien dio origen a que el vulgo inventara la ya famosa frase de “el salto de talanquera”, tanto que a estas alturas no sabe en qué palo ahorcarse y que ni siquiera hay que nombrar porque es muy conocido por sus veleidades y sus altisonantes discursos en los que destroza el idioma, la historia y la ciencia con citas rebuscadas pero mal interpretadas, es el famoso Ismael y con él muchos otros que por gracia de Dios han servido para que la Revolución se depure, así como se depuró la Fuerza Armada, con la inteligentísima estrategia del gigante, de dejar que se desgastaran en Altamira y así salieran como ratas los que desde dentro hubiesen hecho mucho daño, más del que planeaban hacer si lograban sus objetivos.
Los traidores que ahora están camuflados, en todos los niveles de gobierno, han hecho daño, ello es innegable, lo bueno es que los verdaderos revolucionarios, desde el Presidente para abajo, los que están en funciones de gobierno y los que no estamos, ni queremos estarlo, estamos claros de su existencia y vamos a ayudar a detectarlos porque esta Revolución no se puede perder, no puede correr la misma suerte de la primera que logró la independencia, porque nos libramos de seguir siendo colonia, pero que no logró los objetivos que ahora si estamos logrando en una lucha titánica contra fuerzas externas muy poderosas y los traidores disfrazados de chavistas que tienen que ser detectados, denunciados y puestos en evidencia para que no se repita jamás la dolorosa historia, que llevó al llamado primer socialista de la historia, a padecer el suplicio de la cruz, aunque su legado ha soportado miles de embates incluso de traidores con sotana, como aquí, simplemente porque sus bases son principistas y doctrinarias, de lo que precisamente adolecen los traidores, todos los traidores de la historia anterior y de la que ya llevamos viviendo 15 años, que por primera vez retoma esos principios y esa doctrina y la utiliza para, sin ser cléricos, cumplirla, aplicarla y sumarla a la de nuestros libertadores, conocida como Bolivariana y así lograr concentrar ambas en lo que el gigante llamó Socialismo del siglo XXI para por fin lograr la plena liberación del pueblo, para su mayor felicidad, a pesar de los traidores que pululan como cuervos buscando ojos que sacar.