Maduro Moros: ¿Militarismo en la Revolución Bolivariana?

Hemos leído el señalamiento concreto hacia la persona de Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, de ejercer sus accionares como de Jefe de Estado como “militarista”. El periodista y, evidentemente, político, José Vicente Rangel Vale (JVR), en su columna de los días lunes en el matutino “Ultimas Noticias”, titulada: “ElEspejo”, en su edición del próximo pasado del día 10 de noviembre (2014), bajo el nombre: “La Fuerza Armada como blanco” analiza el tema con el acostumbrado rigor “rangelista”. Comienza el texto proponiendo como su idea central a ser desarrollada que: “…lo que está sucediendo con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los continuos ataques de que es objeto, la feroz descalificación de sus mandos, forma parte de una campaña que, en el fondo, es contra la institucionalidad democrática y el orden constitucional…” (Idem, pág. 22, ElPaís).

El tema no es nuevo ni novedoso pero sí perseverante en la matriz de opinión que se le desea “vender a la sociedad venezolana” que la FANB tiene dos (2) soluciones a futuro, sorry, tres (3) vías de comportamiento: el primer escenario sería “regresarse históricamente” a sus caminares en comportamiento de la 4ta. República; el segundo mundo de accionares sería aquella tesis de transformar a la FANB en simples “policías de punto” bajo el mando del señor don Antonio Ledezma porque si no bajo quien otro de derechas debería ser el conductor-y-ejecutivo de “una policía de punto” (recordemos la Historia Patria Contemporánea Caraqueña); el tercero y último escenario sería la adscripción de la FANB a la tesis de la muy interesante y poco discutida por estos lares de la “política humanitaria” que viene impulsando e imponiendo desde hace años el Pentágono a lo largo y ancho de los significados correspondientes militar-estratégico-y-táctico en los ejércitos al sur del río Bravo y al sur de la península de la Florida (Sunzi-Sun Tzu: “El Arte de la Guerra”. Ed. Trotta. Pliegos de Oriente. Madrid, 2006, pp. 236. La mejor traducción-análisis del texto-propuesta de Sunzi).

Regresemos a Maduro Moros. En nuestro muy particular análisis consideramos que Maduro Moros no tiene el perfil para ser considerado como “militarista” según las tesis académicas especializadas en temas histórico-militares por lo que ello nos obliga a que seamos extremadamente rigurosos en nuestras aproximaciones en análisis de la referente apreciación porque nos estamos jugando el futuro de la Patria y de la Revolución Bolivariana en su proceso objetivo de más de 200 años de Historia revolucionario-nacional.

En primer lugar, Nicolás Maduro Moros es un político que viene de las filas del “obrerismo”, del sindicalismo socialista, ante las cuales sí nos adscribimos a las realidades históricas europeas previas a la 1ra. Guerra Mundial, en el marco referente de las realidades obreristas de las realidades socio-económicas de las “entre-guerras” y, posteriormente, de aquellas realidades de curiosidad geopolítico-ideológica de la “social-democracia alemana” en el marco de la imposición y el correspondiente desarrollo del “Plan Marshall” estadounidense con las cuales, en su conjunto, quizás, nos permitirían demostrar ciertas convergencias y diferencias (en el campo de las ideas socialdemócratas y socialistas) entre ambas realidades de cualquier estado-nación claro en el marco de los procesos ideológico-políticos que se irían expresando a lo largo de todo el siglo XX en cuanto del sector obrero internacional ante el cual nos estaríamos refiriendo. Ello no significa que como Presidente Constitucional, Maduro Moros, no haya crecido en conocimiento sobre lo fundamental de lo real-militar-nacional-bolivariano y chavista pero ello no significa ni implica que se le pueda considerar como un “político militarista”. (En el marco de esa tesis, nos consideramos que ni al Comandante Fidel Castro Ruz ni a nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, los podríamos definir como líderes políticos de comportamiento “militarista”).

¿Qué significa ser “militarista”?. La ideología capitalista ha implantado la tesis-idea-ideología referida al “militarismo japonés”. Para poder ser preciso en esta idea-político-ideológico-militar, tesis que tiene sus orígenes en el seno de los “think-tanks” estadounidenses por lo cual es obligante y debemos, como siempre, referirnos a la Historia, concretamente, Contemporánea, es de rigor ir a las fuentes históricas referentes. Precisemos.

Se machaca sobre el “militarismo japonés” desconociendo, con la rigurosidad requerida, la Historia Moderna del Japón durante aquel proceso más político-militar que social que se expresó durante todo el desarrollo de la segunda mitad del siglo XIX. (El obligante estudio de las realidades objetivo-políticas que se desarrollaron durante todo el siglo XIX es de obligante estudio para poder penetrar y comprender el desarrollo del imperialismo en toda su expresión político-ideológica con sus relaciones actuales globales). ¿Surgió el militarismo japonés como, únicamente, un proceso interno-nacional y/o los factores externos referidos a la expansión de los imperios europeos en la región de Asia Oriental afectaron, profundamente, al status quo histórico-japonés que lo obligaría, necesariamente, a objetivar sus propias realidades como estado-nación asiático cuando mantenía como referencia permanente su observación al proceso imperialista de semi-colonización de China por esas potencias europeas, fundamentalemente, en referencia?

Lo inmediato anterior lo exponemos para poder comparar, a pesar de nuestras prudencias en las comparaciones históricas, sobre lo significativo del “militarismo japonés” para poder proceder a explicarlo, someramente, conforme al señalamiento actual hacia la persona de Maduro Moros como “militarista” que, explicitaría, similitudes asimétricas con aquellos desarrollos históricos sucedidos en toda el Asia Oriental. (Aún en las actuales realidades de la geopolítica mundial lo estamos observando con el desarrollo de la “nueva política Obama” (JVR dixit) con los desequilibrios geográfico-históricos que busca desarrollar Washington en su matriz de imponerle a “sus socios y aliados” a la República Popular China como el “enemigo a derrotar”, políticamente. Nos referimos a las realidades que se vienen expresando tanto en el Mar Oriental de China como en el Mar del Sur de China. En ese contexto, todos aquellos escenarios en pleno desarrollo nos deberían ser de utilidad analítica cuando del Mar Caribe nos referimos).

La primera variable a considerar sería conocer el proceso histórico de la expansión de los imperios referidos en sus desarrollos obligantes como estado-naciones bajo los paradigmas del sistema capitalista en, por ejemplo, la India pero, para nuestra corta demostración, particularmente, en China y como esa expansión-ocupación territorial e imposición de “Acuerdos y Tratados desiguales” al Poder chino-manchú (extranjerizante como manchú) le mostrarían a los factores decisorios gubernamentales japoneses la necesidad de confrontar aquellas realidades expansionistas con las realidades estructural-internas japonesas.

Aquella realidad obligó al diseño de una “nueva política estructural” denominada como la “Restauración Meiji” que significó el más profundo cambio histórico del Estado japonés en más de 2.000 años de permanencia como Poder. En el marco de la crisis del Shogunato, estructura de poder militar histórico-japonesa (samurái), sus líderes se vieron en la imperiosa necesidad de reestructurar el Estado para adaptarlo a las nuevas realidades global-capitalistas cuales, evidentemente, buscaban la sumisión del Imperio japonés a aquellas realidades expansionistas del capitalismo hacia lo global. Se crearon los zaibatsu y se modernizaría tanto el estamento militar con nuevas tecnologías, fundamentalmente, alemanas y se impondría una nueva super-estructura jurídica acorde con los objetivos de aquella “política de Estado” que permitiera confrontar las nuevas realidades asiáticas en el marco de la expansión imperialista. Es decir, el denominado como “militarismo japonés” se expresó en consecuencia con las realidades expansionistas de los imperios europeos y la novedosa expansión estadounidense hacia las aguas agitadas del Pacífico. Es decir, las realidades vetustas japonesas se vieron confrontadas con la modernidad occidental judeo-cristiana.

¿Se presentan similitudes entre las realidades japonesas y el proceso revolucionario bolivariano como para alcanzar una conclusión de señalar a Maduro Moros como “militarista”? esa sería la pregunta que requiere de una respuesta precisa. En primera instancia, aquellos que se dedican a la crítica y el señalamiento sobre el tema tratado a nos, nos parece que adolecen de cierto grado de seriedad profesional en cuanto al conocimiento del tema militar y el proceso actual en curso que se observa en la FANB. En segundo lugar, consideramos que se presenta un crudo análisis subjetivo en los sectores críticos al proceso de reingeniería profunda que se viene realizando en la FANB en consideración a su relación con las realidades objetivas de “cambios profundos” que se vienen realizando en el Estado venezolano sobre la base inteligente-significativa de la Revolución Bolivariana. En tercer término, el permanente rechazo a la “unión cívico-militar”, política de Estado que se viene impulsando en el marco de los parámetros impuestos por la Revolución Bolivariana según las indicaciones precisas contenidas en el “pensamiento Chávez Frías”, significan, per se, el rechazo que expresa la política militar revolucionario-bolivariana (para nada comparable) con el concepto de una “política militarista” que no cabe ni es aceptada ni aceptable en el proceso real y objetivo de la Revolución Bolivariana cuanto menos señalar como la línea política de Estado de Maduro Moros en cuanto al tema militar en referencia a lo real-significativo del concepto histórico del “militarismo”.

Lo expresa con claridad JVR en el texto en referencia cuando expone que el objetivo, para nos fundamental del señalamiento permanente hacia la FANB, es que “…forma parte de una campaña que, en el fondo, es contra la institucionalidad democrática y el orden constitucional…” (Ibidem). Señalamiento para nada descartable y con grueso significado; es decir, cuando se señala la “unidad Maduro Moros-FANB-militarismo” se busca alcanzar una matriz de opinión que, sicológicamente, llevaría a la sociedad venezolana a considerar que estamos bajo un exquisito “régimen militar tradicional” de carácter “dictatorial” rechazando, de plano, el concepto socio-político: “cívico-militar”.

Vayamos más al fondo del tema. El proceso “político-militar-económico-jurídico” que significó la “Restauración Meiji” en su proceso de desarrollo de “cambios profundos” del status quo tradicional japonés cual no tocaría “la teluridad histórica” como tampoco “lo real-religioso-femenino” no significó, en absoluto, la incorporación de la sociedad japonesa (pueblo, masa, poder popular) a los futuros parabienes adscritos a aquellos desarrollos nacionales como ello se podría demostrar con las políticas represivas hacia el “obrerismo japonés” impuestas desde el Poder de aquel Shogunato reformado al pueblo-base japonés. En contrario, la unidad “cívico-militar” obliga al permanente diálogo entre ambos factores sociales de la sociedad venezolana ante los “cambios profundos” y significativos de la Revolución Bolivariana cuando el “nuevo Estado venezolano” busca el equilibrio intra-sociedad venezolana. Es decir, la “unidad cívico-militar” es, en última instancia, la antítesis del concepto “militarismo” por lo que, en consecuencia, queda demostrado que el señalamiento que se le refiere a Nicolás Maduro Moros, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, es “falso de toda falsedad” y punto.


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Miguel Ángel Del Pozo


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