La revolución bolivariana versus la revolución bolivariana

Probable que algunos lectores se pudieran sorprender con el título que nos hemos decidido para poder definir las siguientes ideas que hemos escogido para tratar de llamar la atención sobre algunas contradicciones reales, objetivas y demostrables por las cuales está caminando, definitivamente, la Revolución Bolivariana. Ello no significa que estemos elevando una crítica maliciosa tratando de descalificar ni al proceso revolucionario ni a los responsables del proceso revolucionario en las actuales y muy difíciles circunstancias dentro de las cuales estamos inmersos y caminando en el marco del propio proceso revolucionario venezolano, precisamente, actual.

Los dogmáticos, probablemente, estén considerando que, en el marco de sus referencias, la revolución estaría caminando por los caminos justos y, en ocasiones, perfectos por los cuales deberá encaminarse el proceso revolucionario venezolano. Los críticos, como podemos conocer en sus críticas, ponen sobre la mesa sus verdades que, en la mayoría de las ocasiones, comprendemos los contenidos de las críticas pero no captamos las propuestas probablemente más por nuestras propias incapacidades intelectuales y, hasta, quizás, nuestras propias experiencias personales y familiares. Los ortodoxos considerarán que no se habría impulsado, correctamente, la revolución obrero y campesina al mejor estilo del marxismo tradicional conjugado con el tan ortodoxo materialismo histórico bañado con el materialismo dialéctico tan pro-estalinista como tan del socialismo real. Es probable que haya un sector de críticos que consideran que algo está fallando en el desarrollo de la revolución venezolana cuando están saltando a la realidad tal cantidad de contradicciones que, aparentemente, estarían ahogando a la propia Revolución Bolivariana.

Una revolución busca alterar sí ustedes nos lo permiten el status quo, lo tradicional-histórico presente, busca cambiar lo incorrecto por una propuesta correcta, en última instancia, buscar alcanzar que la distribución se horizontalice en una sociedad dada. En Venezuela, concretamente, debemos señalarlo, las propuestas socialistas, socialdemócratas (reformismo), cristianas y marxistas no nacieron a partir del 27 de febrero; sustentar esa tesis es un grave y continuado error para el proceso revolucionario venezolano. Es una demostración de una evidente pérdida de memoria histórica además de que objetivamos un vacío real en el conocimiento de la Historia de la Revolución venezolana. En ese marco referente se ha venido desarrollando una matriz de opinión cuando, aparentemente, se estaría más que negando, rechazando, el proceso nacionalista y, a la vez, revolucionario que se iría imponiendo, precisamente, no tanto con el "Golpe de Octubre" como con el triunfo de don Rómulo Gallegos como Presidente de Venezuela. Nos consta el carácter revolucionario del Gobierno de don Rómulo Gallegos a través del tratamiento que le ofreciera el gobierno de Washington durante su visita oficial a los EEUU de América para, apenas meses después, imponer una Junta de Gobierno a través del golpe militar. Ese periodo militar-militarista-desarrollista impuso un modelo de gobierno que tendría fuertes implicaciones sicológicas durante, prácticamente, todo el proceso de la denominada como "democracia representativa", proceso, evidentemente, "reformista" en su primera etapa para tratar de ir imponiendo un modelo neoliberal-desarrollista-excluyente. Debemos exponerlo de una vez y por todo el cañón: la sociedad urbana venezolana gritaba voz en cuello para que un militar asumiera la conducción de la gobernabilidad de Venezuela y ello ocurrió en dos etapas: el 27 de febrero como expresión civil-revolucionario-nacionalista y el 4 de febrero con la expresión física y pública de lo real-militar-nacionalista-venezolano sin excluir todo aquel sector de la sociedad civil involucrada por activa y por pasiva con el movimiento liderado por Hugo Rafael Chávez Frías y Francisco "Pancho" Arias Cárdenas. Pero aquella rebelión no se contenía en si misma como un proceso revolucionario de izquierdas tradicional; ello, también, es obligante expresarlo. Seamos objetivos para evitar matrices equivocadas que podrían tener graves consecuencias y negativas consecuencias para el proceso revolucionario venezolano-nacionalista en sus caminares en desarrollo.

Es decir, el proceso revolucionario contemporáneo venezolano viene caminando, prácticamente, por las realidades de todo el siglo XX hasta, en nuestro entender, el "Golpe del 11 de Abril" cuando el liderazgo real revolucionario asumió las contradicciones objetivas con todas las consecuencias reales y presentes que le imponían las relaciones bilaterales con lo real-estructural del Estado cuasi-capitalista-chucuto-rentista pero, al tiempo, profundamente burgués y aburguesado en su sociología criolla además de la presencia de escenarios de corrupción estructural cuyos componentes sociales tanto en la sociología tradicional-nacional como en aquellos sectores sociales que se habrían beneficiado de las realidades socio-económicas desarrolladas durante y desde los gobiernos reformistas; factores sociales que se negaban a desechar "el costumbrismo" del "mayamerismo" para tener que asumir y asumirse en las nuevas realidades en propuestas desde el Gobierno bolivariano-chavista cuales se sustentaban en la horizontalidad de la distribución para poder alcanzar las soluciones sociales cuales se venían desarrollando histórica y principalmente desde "Oficina número 5". Es decir, la alienación que produciría el desarrollo de la industria petrolera se implantó y se ha mantenido aún en las realidades actuales revolucionarias con las correspondientes consecuencias socio-económico-ideológicas.

El proceso revolucionario venezolano-nacionalista tiene unas características propias y objetivas que sustentan el propio proceso revolucionario venezolano en revolución para poder alcanzar y desarrollar la Revolución Bolivariana y de la Revolución Bolivariana hacia la Revolución Bolivariano-chavista-nacionalista. Es decir, no es revolucionario quien se declara sino quien da el ejemplo; no es revolucionario quien actúa con el "comportamiento de los dos amos". No es revolucionario quien dice trabajar sino aquel que gerencia el trabajo.

Ese proceso revolucionario post-diciembre-98 decidió proceder a desarrollar la "super-estructura" buscando imponer paradigmas jurídicos en la estructura económica cuales, en su desarrollo "aguas abajo", han afectado, objetivamente, tanto la producción como la productividad venezolana para no mencionar el "efecto alienante" en la conciencia colectiva popular. Es decir sí la revolución venezolana se sustenta en el sector obrero y en el sector campesino estamos dejando en el tintero, inevitablemente, a todo el sector social de la clase media venezolana que no es ni se comporta como obrera ni como campesina pero sin negar, eso sí y al tiempo, los reales e inobjetables comportamientos pequeño-burgueses de los sectores obreros sobre la base de la praxis del "contrato colectivo salarial" y, en las actuales realidades del proceso revolucionario, esas realidades alienantes se están expresando en ciertos sectores campesinos como podríamos observar por sus manifiestos y cotidianos consumismos en ese sub-sector social criollo.

Es decir, reiterando las palabras de Chávez Frías, hay que desarrollar la producción agrícola, pecuaria y agro-pecuaria en Venezuela para contrarrestar la "economía de puertos". Esta debilidad objetiva se podría comprobar con la simple referencia en las estadísticas oficiales de los ministerios correspondientes. Sí esa debilidad es posible de demostrar ella nos lleva a preguntarnos, inmediatamente: ¿cómo ha afectado la super-estructura y la estructura revolucionario-venezolana al sector del campo en función de cubrir, por razones de Seguridad y Defensa del Estado revolucionario en cambios profundos, actualmente, las objetivas necesidades agro-alimentarias de toda la sociedad venezolana cuando comparamos la producción agrícola, pecuaria y agro-pecuaria con las importaciones de los mismos rubros? Es decir, la "guerra económica", en uno de sus expresiones, demuestra las debilidades referidas inmediatamente anteriores con lo cual la Revolución Bolivariana y chavista entra en contradicción consigo misma.

Vamos a exponer alguna realidad en referencia. El cultivo del arroz se realiza, por ahora, fundamentalmente, en tres estados: Portuguesa, Cojedes y Guárico. En orden de importancia podríamos proponer: Portuguesa, Guárico y, muy lejos, lejísimo, Cojedes. La producción por hectárea en Portuguesa con las semillas tradicional-importadas-desde-Colombia (según nos fuera comunicado en su oportunidad) pudiera alcanzar un máximo de 4.6 mil-kilos por hectárea. Sí se tratara de utilizar las semillas que se experimentaron en INEA, en sus laboratorios en el estado Guárico, la producción arrocera podría alcanzar hasta 6.5 mil-kilos por hectárea, precisamente, en ese estado arriba en referencia. Ahora bien, sobre la base de experimentos realizados en INEA por expertos chinos pudieron demostrar que en Venezuela se podrían producir tanto el arroz japónico como el aroz índico inclusive la gramínea denominada como "arroz negro" cual alcanza, actualemente, en el mercado nacional, precios que rondan los BsF 4.500,oo por kilo por ser un producto importado. En este rubro estamos evitando mencionar una región de la geografía venezolana donde la producción de arroz sí se desarrollara ese tan fundamental cultivo podría alimentar a toda la población de América Latina como lo pudimos conocer en visita realizada junto a nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías a una estación experimental-militar.

Ahora bien, en el marco de la objetivación de la Revolución Bolivariana es de obligación conocer la relación población campesina-población nacional-consumo-importación-exportación, concretamente, de este rubro alimenticio para poder precisar las debilidades revolucionarias en el agro venezolano en el marco de alcanzar la obligante realidad de la Seguridad y Defensa de la Patria y de la Revolución Bolivariana. Pero la objetivación del problema referido al conjunto del campo nos lleva a otro problema que es el desarrollo agro-industrial del proceso que afecte a todos los productos agrícolas y pecuarios de necesario desarrollo tanto para cubrir el consumo nacional, para alcanzar las correspondientes reservas estratégicas alimentarias obligadas y para las exportaciones como rubro exportador.

Una otra contradicción en la cual se enfrenta la Revolución Bolivariana consigo misma es el proceso actual de la "nacionalización del pequeño y mediano comercio a través de los impuestos municipales". Por ejemplo, un comercio que produce unos 2 kilos de basura de papel cada 2 días está en la obligación de cancelarle al municipio Libertador por concepto de la recolección de la basura BsF 24mil por año (tasa mínima); es decir, BsF 2mil/mensuales como tasa mínima por comercio pero que varía la tasa impositiva dependiendo del tipo de comercio; es decir, es diferente para pequeños restaurantes, licorerías, productos de limpieza, etc. Además de este impuesto por basura el municipio Libertador le está imponiendo a esos sectores del pequeño y mediano comercio otros impuestos municipales por diferentes razones (patentes de uso inamovibles según las recientes decisiones municipales, por ejemplo. Como el estar suspendidos las solicitudes de comercio, por ahora). Ello está desarrollando en importante impacto sico-social una matriz de opinión contrarrevolucionaria en todo el sector de La Candelaria, San Bernardino, Guaicaipuro, Sarría, solo por mención, que está afectando no solo las calidades de las políticas sociales revolucionarias sino también incidiendo en los beneficiados sociales de esas políticas sociales. Pero el problema fundamental y más resaltante es que la municipalidad mencionada no ofrece un quid pro quo al comerciante afectado.

En última instancia, la Revolución Bolivariana se está enfrentando a si misma con "en una economía dolarizada con bolívares devaluados".

¿Qué hacer?



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Miguel Ángel Del Pozo


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