No es que todos sus planteamientos se hayan descontextualizados, y, en consecuencia, divorciados de la realidad concreta. Simplemente pasa que la experiencia aconseja que no se deben divulgar asuntos que son de consumo interno, pues un revolucionario demuestra inteligencia cuando sabe administrar su lengua, por aquello de que en boca cerrada no entran moscas. De modo que están diametralmente equivocados quienes piensan Nicolás Maduro y Diosdado Cabello se interesen en colocar en el banquillo de los acusados a la crítica constructiva, sino que por el contrario, se trata de evitar que la canalla haga fiesta con nuestras lógicas diferencias, y que por lo demás son necesarias, pues no somos una alianza que transita de manera rígida como el monorriel.
En una democracia protagónica, participativa y directa, siempre son válidas todas la opiniones personales, siempre y cuando ellas se hagan utilizando los canales regulares. Cualquier prevenido sabe que no es fácil bregar con esta guerra económica, que ya nadie discute que sea como un monstruo de mil cabezas que está desafiando nuestra paciencia.
Por ello debemos tener conciencia que el debate debe entenderse como un método correcto para aproximarnos a la verdad; y que no debemos confundir confrontación de idea con libertinaje, como si fuera parranda de chucos. En apretada síntesis, podemos decir que a los amigos de Marea Socialista, no le recriminamos su óptica muy particularísima, así como tampoco la manera de concebir las formas tácticas de la estrategia del proceso chavista. Al fin y al cabo, cada cabeza es un mundo, y el secreto de unir está en saber reconocernos cuando respetamos las reglas del juego democrático. De manera pues que en el PSUV no podremos comulgar con aquellos que por andar de figurones, se les escape la información que no debe llegar a oídos de la canalla, pues ¿quién no sabe que los trapos sucios se lavan en casa?
Y porque conocemos su formación académica, inclinación revolucionaria, y admiración por Hugo Chávez, consideramos de antemano que los integrantes de la Marea Socialista caben perfectamente en el Gran Polo Patriótico (GPP), ya que por descartado que los veamos haciendo lo mismo que Pompeyo Márquez, Américo Martin, Teodoro Petkoff y otros trásfugas de la izquierda, ahora de la manera más descarada revolcándose en la cama con la oligarquía fascista.