Difícilmente encontraremos en la historia universal un gobierno tan cabeza dura, tan sordo en su obsesión de insistir en un error que lo lleva al derrocamiento. No entienden allá arriba que el problema de esta sociedad no es de dinero, sino de alma, de conciencia, de espiritualidad. Veamos.
El precio del petróleo baja brutalmente, lo que haría que cualquiera que tenga un poquito de entendimiento redujera los gastos, reacomodara el sistema de vida, ahorrara. Pues no, este gobierno sale a pedir dinero prestado, que tendremos que pagar con creces. Se alegra de que unos bancos nos den crédito, canta victoria y le dice a la masa que con eso compensaremos la caída de los precios. Significa que no hay que cambiar nada, todo fue una falsa alarma, todo seguirá igual. Podremos dormir tranquilos, habrá real para seguir la fiesta, ya pasó el susto, las próximas elecciones están aseguradas...
Es un intento, vano por cierto, de seguir con el esquema socialdemócrata, repartir lo que se tiene y lo que no se tiene, comprar adhesiones, votos. Este esquema puede funcionar con los precios petroleros altos, pero crea una conciencia perversa, propia del rentista, del que vive de la renta, del trabajo de los demás; cuando los precios bajan, la población no está preparada para el mínimo sacrificio, cualquier escasez pendeja lo desequilibra, cualquier posibilidad de ganar sin trabajar es aprovechada con la tradicional viveza, que al final es una torpeza.
Ahora este gobierno inventó algo que no se le había ocurrido a los socialdemócratas de antes: al bajar los precios, pedir prestado. Falta ver a costa de qué, con cuál "lomito" están respaldando esos préstamos desbocados, cuáles son las garantías, quién firma, quién autoriza. La Asamblea Nacional debería estudiar esta situación, más allá de las leyes ese poder debe, por lo menos por decencia, estudiar estos préstamos que no son pequeños.
El PSUV debería estudiar por su parte los préstamos, la salida a la crisis, dejar de considerarla un problema anecdótico que se resuelve con algunas frases ingeniosas, con unos datos policiales; debe ir al fondo: cuáles son las garantías, cómo son esas zonas especiales, por qué son especiales, qué concesiones a las leyes se hacen allí, por cuántos años, quién manda, para quién y qué producen, quién decide la producción, las condiciones de esos préstamos en dólares, el defensor del pueblo tiene competencia ahí? No es suficiente unas declaraciones al voleo, es necesario un estudio serio. Lo mismo vale para el Polo Patriótico.
Es inexplicable que una crisis como ésta no provoque la reflexión y, al contrario, sea despachada de manera ligera, con ficciones, alucinaciones, dando lo que no se tiene para mantener el estatus de consumo y derroche; no aprovechando la oportunidad para crear una nueva manera de ver la vida, establecer relaciones entre el trabajo y el logro, controlar el consumismo, el clientelismo. La crisis política que vivimos debería ser tiempo para corregir el rumbo, para crear conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad, oportunidad para que la masa y sus dirigentes entiendan la perversidad del capitalismo que no acepta controles, v sobre todo tiene la ganancia y no el bien de la sociedad. Estamos frente a una realidad que nos permite avanzar al Socialismo.
La práctica nos dio una lección: con el capitalismo no hay pacto posible; no es por allí, con ellos, que se puede marchar hacia el Socialismo, todos estos problemas que hoy tenemos vienen de la ilusión socialdemócrata de hacer Socialismo sin acabar con el capitalismo.
Ya aprendimos, ahora sólo queda avanzar hacia el Socialismo, que es esencialmente crear una nueva cultura, una nueva conciencia, o esperar que la realidad nos encuentre y nos imponga una terapia de choque, con fascismo y paquetazo incluido.