Fuerza histórica de la unidad

Desde que se inició la lucha de clases los seres humanos han buscado la unidad social. Miranda planteaba ya la integración de América, Bolívar la buscó intensamente y creó la Gran Colombia, la cual al derrumbarse nos dejó inmersos en guerras civiles, confrontaciones de partidos y dominación de potencias extranjeras. Todo ello fue el resultado de la división de clases.

La Revolución Bolivariana ha logrado lo que persiguieron nuestros libertadores. El fundamento doctrinario de esa unidad se encuentra en la conjunción de tres corrientes de pensamiento: cristianismo, bolivarianismo y marxismo.

Jesús proclamó la redención de los desposeídos: "¡Bienaventurados los pobres!, "¡Ay! de los ricos" y llama a la unidad: "Una casa dividida por si misma cae, un reino dividido por sí mismo es abatido". Bolívar decreta la liberación de los esclavos y proclama la igualdad como la reina de las virtudes republicanas. Su última proclama es dramática: "Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro". Marx y Engels dan explicación científica a la lucha de clases y la unidad de la clase obrera como consecuencia inevitable: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"

La coherencia de estas corrientes de pensamiento constituye la base doctrinaria de la unidad nacional y continental. La Revolución Bolivariana hunde, entonces, sus raíces en lo más profundo de la historia.

El Congreso Obrero de la Central Socialista Bolivariana y el discurso de clausura del Presidente Maduro fueron un llamado a la unidad proletaria y a las alianzas con otras centrales sindicales. Nada más acertado desde el punto de vista revolucionario y nada más oportuno y urgente frente al atentado golpista que ha sido debelado.

Las clases dominantes no descansaran en sus ataques contra el proceso revolucionario hasta que hayamos alcanzado el socialismo, el cual significa la liquidación de las clases sociales y la máxima unidad de la sociedad. De allí las inmensas dificultades en la construcción de la más grande organización social que haya concebido el ser humano. Tenemos que estar conscientes de que la lucha por la igualdad es un combate difícil, duro y complejo. Peo la ciencia está de nuestra parte y nos llevará al triunfo. El optimismo histórico es, por eso, característica esencial del revolucionario.



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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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