También hay mujeres héroes –aunque muy pocas- que entregaron su vida a la lucha social

1. Acabo de ver el largo documental acerca de la maravillosa mujer que fue la anarquista Emma Goldman; hace tres días hablé de la admirable espartaquista de Rosa Luxemburgo. A Goldman, como a Clara Zetkin, Alejandra Kollontain y dos o tres más, sólo la conocía por algunos artículos anarquistas de ella y por lo poco que se ha escrito sobre sus acciones revolucionarias. Me he topado con muchas mujeres escritoras, actoras, cantantes, pintoras, “intelectuales”, hasta universitarias y profesionistas, que en alguna ocasión han demostrado ser progresistas; pero las dedicadas o entregados con cuerpo y alma a la lucha social (mujeres y hombres) han sido realmente pocos. ¿Por qué parece que a lucha revolucionaria, las cárceles y ser víctimas de asesinatos por la clase dominante, sólo es trabajo 99 por ciento de hombres?

2. Emma Goldman (1869-1940) fue una mujer anarquista lituana (Rusia) conocida por sus escritos y sus manifiestos libertarios y feministas. Emigró a los EEUU a los 16 años de edad donde trabajó como obrera textil y se unió al movimiento libertario. Fue una de las primeras luchadoras por la emancipación de la mujer. En Nueva York convivió con Alejandro Berkman, llegando a ser los dos, pilares fundamentales del movimiento anarquista estadounidense. Su apoyo a Berkman en la tentativa anarquista individualista de asesinato de Henry Clay Frick la hizo todavía más vigilada por las autoridades del país. Berkman fue encarcelado unos 17 años. Sin embargo, Emma, por sus fuertes ideales anarquistas, continuó sin descanso, haciendo trabajo político entre los obreros de los EEUU.

3. Emma fue encarcelada en cinco ocasiones en diversas penitenciarías. Incitaba públicamente a los obreros en paro con la siguiente consigna: “Pedid trabajo, si no os lo dan, pedid pan, y si no os dan ni pan ni trabajo, coged el pan”. Estas frases son una síntesis de los principios anarquistas igualitarios de expropiación preconizada por los libertarios como  Bakunin y Kropotkin. Muchos fueron los abogados honestos y valientes que salieron en defensa de Emma Goldman; se realizaron mítines y conferencias tras su apresamiento. Se dice que mientras permaneció en prisión, Goldman desarrolló un profundo interés por el desarrollo de la educación de los niños, empeño en el que se involucró en publicaciones años más tarde.

4. En 1917 fue nuevamente encarcelada junto con Alexander Berkman por conspirar contra la ley que obligaba al servicio militar, pues lo consideraba como un servicio para la guerra imperialista. Como Rosa Luxemburgo y los Espartaquistas de Alemania que condenaban los fabulosos presupuestos de guerra, Goldman hizo públicas sus profundas convicciones pacifistas durante la Primera Guerra Mundial y criticó el conflicto por considerarlo un acto del imperialismo. Dos años después fue deportada a Rusia y durante la audiencia en la que se trataba de su expulsión, J. Edgar Hoover (el más conocido director de la CIA) que era el presidente de la misma, calificó a Emma Goldman como “una de las mujeres más peligrosas de América”. Por cierto ni a Rosa ni a Emma les conocí familia o hijos.

5. Goldman residió en la URSS acompañada de Berkman entre los años 1920 y 1922  participando en 1921 en la histórica sublevación anarquista de los marinos de Kronstadt que exigían a Lenin que cumpliera con los objetivos de la Revolución rusa; la sublevación fue derrotada y los anarquistas que apoyaban sufrieron persecuciones. No debe olvidarse que en los primeros de momentos de la revolución Emma apoyó a los bolcheviques, pero la represión política a los sindicatos, a Kronstand, la burocracia y por haberse desvirtuado los principios proclamados por la Revolución de Octubre, todo contribuyó en gran medida, a cambiar las ideas de Goldman y muchos otros anarquistas sobre estos y la manera de utilizar la violencia, excepción hecha de la autodefensa.

6. Al ver a esas dos gran mujeres: Rosa y Emma, pienso que si la población mundial es de 50 % de mujeres y 50 % de hombres, igual proporción debería ser en la lucha social en la izquierda radical que busca la transformación del mundo; pero en esta tarea parece de una mujer por cien hombres. Poseo la convicción de que no hay diferencia alguna entre un hombre y una mujer, pero las tareas, las tradiciones y costumbres impuestas desde que nacen y desde hace siglos por el capitalismo y las sociedades anteriores, los ha mantenido  apartados.  La fuerza física, el matrimonio, la familia, los hijos, el trabajo pagado, han conservado a la mujer como una esclava del hogar; obvio, con excepción de la mujer burguesa y profesionista de las sociedades capitalistas desarrolladas cuyas “conquistas” han llegado incluso a invertir la relación autoritaria, confundiendo el objetivo.

7. Sin embargo el sistema capitalista de explotación y dominación (dirigido por los hombres) parece haberse ensañado más con las mujeres  obligándolas a ser amas de casa cuyo compromiso esencial es cuidar a los hijos y, aunque ahora con el crecimiento de la ciudades y la multiplicación del trabajo asalariado, las mujeres han logrado muchos derechos, la realidad es que la concepción de la familia, el matrimonio y las tareas tradicionales, impiden cualquier liberación real. De acuerdo a lo enseñado o con lo aprehendido de la vida de Luxemburgo y Goldman, liberación es luchar apasionadamente contra la opresión, la explotación y morir luchando por ella; no puede ser liberación seguir “libremente” todos los vicios o depravaciones que impone el régimen capitalista con los objetivos de extender el consumismo y sus ganancias.

8. En el capitalismo –único sistema existente- hombres y mujeres juntos tienen que destruir las bases esenciales de su sustentación. Acabar de raíz el individualismo que lleva a la acumulación y control de la riqueza por unas cuantas familias. Combatir a los medios de información que se encargan de difundir como buenas las ideas de dominación, enajenación y consumismo para fortalecer el sistema. Si se confunden a los causantes verdaderos de los males políticos, económicos, sociales e ideológicos –que no son otros que los explotadores y opresores- y se pone el acento en males secundarios, es decir en los efectos a la vista, fracasaremos siempre. Y aunque Rosa y Emma no parecen haber “triunfado”, extendieron por siglos y para todo el mundo la conciencia social. (7/III/15)

 



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Pedro Echeverría


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