Un defensor del capitalismo, quien dice llamarse Carlos González (carlosjoelgg@gmail.com) escribe a mi correo electrónico en imperativo tono de prepotencia y dueño de las verdades, para decirme, así, al rompe, sin un saludo ni nada, “confundes subsidio con precio justo de venta”. Lo hace para convencerme, en privado, no solo de mis confusiones y equívocos, sino también para defender al capitalismo recurriendo a algunos argumentos propios del modo de producción esclavista.
El “teórico” del capitalismo desconoce que el capitalismo no necesita defensores. Es, de los conocidos, el único modo de producción que se defiende por sí solo, lo hace a través de la explotación de las grandes mayorías que no tienen absolutamente nada y tienen que vender su fuerza de trabajo a los burgueses, dueños de los medios de producción. En esa categoría de mercancía (fuerza de trabajo en intercambio “igual” diría el capitalista) abarca hasta a personas como Carlos Joel González, quien es un seudoburgués que piensa como burgués e intenta teorizar defendiendo a los dominadores como si él mismo fuese uno de ellos.
Estoy convencido de que el señor González no es un burgués porque si no no perdería su tiempo discutiendo o intentando convencer a un incorregible revolucionario proletario que, simplemente, critica al capitalismo al tiempo que lucha cotidianamente por acabar con la explotación y al capitalismo que la genera, en pro de una sociedad auténticamente de iguales, la cual es históricamente conocida como socialismo pero que, en realidad, no existe, lo estamos construyendo y, desde Venezuela, con Bolívar y Chávez, la llamamos Patria socialista.
Las sociedades previas al capitalismo, para poder sostener la dominación sobre los verdaderos productores, a quienes esclavizaban o convertían en “siervos”, necesitaban explícitamente completar el dominio a través del terror de las ideas y por ello se inventaron religiones y códicos de castigos con sus demonios, infiernos y todo. El capitalismo no necesita asustar a nadie por “pecadores”, les doblega en el proceso mismo de producción y termina convenciendo a sus dominados de que la explotación es “inevitable” y “eterna”, por lo que, mejor si asumen estar “contentos con la explotación”.
El señor González es uno de los “contentos” con la explotación, con su condición de explotado y se cree un explotador (¿o lo es y ahora se disfraza de “teórico” del capitalismo?). Como él hay muchos. Son los desclasados, los faltos de conciencia o ideologizados por esas relaciones de producción capitalista que él parece percibir como salvadoras de la humanidad.
En mi artículo (publicado hace poco en www.aporrea.org y www.sietealacarga.com.ve) intitulado “A FALTA DE AGUA ABUNDANCIA DE BACHAQUEROS Y ELECCIONES PARLAMENTARIAS” acudí a un ejemplo de vecindario para insistir sobre la táctica del bachaqueo, desplegada desde el Pentágono, por órdenes de las transnacionales del capital que (contando con Barack Obama, por supuesto) se han propuesto “torcer el brazo” a la Revolución Bolivariana para que retome el “buen curso” de la sumisión a los dominios imperiales y desistamos de nuestros propósitos soberanos, independentistas y socialistas.
En el artículo de marras me referí al bachaqueo con el café y a cómo los bodegueros, los pulperos, los dueños de los pequeños supermercados del barrio, que lo adquieren a precios subsidiados o “justos” lo revenden a groseros precios quintuplicados o eneplicados. Eso le parece “normal” al señor González. Cree que es parte de la “libertad del mercado” y argumenta que confundo “subsidio” con “precio justo”, porque él cree que el subsidio es para beneficiar al bachaquero, vístase de lo que se vista: de bodeguero, administrador de supermercado o distribuidor de mercancías. Cree Carlos González que el mercachifle que compró a precio subsidiado debe revender a precio de extorsión porque hace falta defender el “libre mercado”. Es decir, González está convencido de las “bondades” del capitalismo, deben ser defendidas a favor de los capitalistas y no del pueblo. Para ello, incluso nos sugiere contribuir a reproducir prácticas esclavizadoras, proscritas hasta por el mismo capitalismo como modo de producción.
Me “invita” a hacerlo en estos términos: “quieres solucionar los problemas del país? has lo siguiente envía militares a la calle en busca de gente sin trabajo o sin casa ofreces trabajar como obreros casi que 24/7 dándoles casa, ropa comida y salarios moderados, bajo la super visión de alguien con años de experiencia en el sector agrícola mas muchos asesores y constante vigilancia del proyecto, 1 por vez, si los obreros no dan la talla se les hace firmar algo donde ellos mismos aceptan que no pueden con ese trabajo y se los devuelve de donde se los recogieron, cada 5 a 8 años el principal supervisor debe nombrar a un aprendiz de los obreros quien lo acompañara un plazo no menor a 2 años y de alli esa persona sera capataz hacendado como le quieras decir, pero tendrá la experiencia de casi 10 años en el ámbito,y repetir proceso sin nunca perder seguimiento, las casas se podrían reutilizar y no pueden ser para mantener familias o estarías arruinando el lugar con 100 familias de los cuales solo trabajan 20 personas. Eso soluciona tu problema de escasees, trabajo, vivienda y el país sera autosustentable, pero cuando lo ejecutes veras que ninguno delos vagos sin oficio trabajara y preferirán volver a la calle a pedir que trabajar”.
Sin más comentario, por ahora, solo que el señor Carlos Joel debe saber que a esta Revolución no la detiene nada ni nadie. La clase trabajadora, el proletariado, nuestro pueblo, es un pueblo que nació para vencer y ¡Venceremos!