La mayoría de los venezolanos entendemos hoy en día que la polarización se ha llevado por delante muchísimas cosas que antes teníamos y que no estaban tan mal. Los investigadores sociales empíricos como yo, que disfruto escuchar conversaciones en el Metro o la plaza (es mala educación, lo sé, pero es muy instructivo), oyen: “ahora es pura peleadera”, “¿quién nos hubiera visto a los venezolanos tan divididos” o “antes esta agresividad no se veía”. Todas ellas son frases que echan de menos un país más amable, mucho más solidario, infinitamente más tolerante y civilizado. Un país donde los vínculos estaban por encima de las posiciones políticas, y donde era más importante tapar los huecos de la calle o armar un sancocho que discutir el Aló Presidente o la última encuesta de Keller o Hinterlaces.
La polarización ha fragmentado el tejido social, dejando a la gente huérfana y presa en su casa. Las Cooperativas que ya funcionaban en 1998 debieron “coger línea” para acceder a las ayudas del Estado. Las Juntas de Vecinos tuvieron que convertirse en Consejos Comunales. Los empleados debieron retirar su firma y guardar compostura por miedo a la Lista Tascón. Los Sindicatos se han duplicado: rojos y no rojos. Igual las universidades. Todos han olvidado y pervertido su verdadera razón de ser. La vida civil está permanentemente diferida hasta la próxima elección, y la otra, y la otra.
Imposible despolarizar?. Despolitizar?. muy por el contrario, la estrategia debe ser afinada, repensada ahora por la ausencia física del líder para corregir las debilidades, las fallas, la no profundización filosófica política en el pueblo, poseedor ahora de una maquinaria electoral pero falto de consciencia y formación dialéctica, y precisamente no por su responsabilidad, sino de los niveles medios de dirección que no respondieron y en caso engañaron al Presidente unido eso a la distorsión comunicativa intencional de parte de los medios. Con mucho tino y en condiciones pre-agónicas, pues sabía de su extremo estado de salud, nos dijo en la alocución de Diciembre 2012: “Mi corazón me dicta la consciencia, de lo más importante para lo que yo vine aquí, haciendo el esfuerzo por retornar mañana, ha sido esto, Nicolás, de lo más importante; y en cualquier circunstancia debemos garantizar la marcha de la revolución bolivariana, la marcha victoriosa construyendo la democracia nueva ordenada por el pueblo en constituyente, construyendo la vía venezolana al socialismo, con amplia participación, amplias libertades,…” ¿Cómo hacerlo sin polarizar pensamiento, acción, producto?. A nadie le interesa el pueblo, solo Simadi, los dólares y comprarse una vivienda en el exterior.
Un adorador del Yo que estaba hablando consigo mismo para siempre darse la razón, al pasar al descuido frente a un espejo lo miró; y al ver que el reflejo movía los labios; se sintió refutado, e irritándose de un sólo golpe lo partió. Pero nada pudo evitar con su ira inoportuna, pues los pedazos uno a uno lo volvían a reflejar y, entre más lo rompía, su número aumentaba, más partes lo miraban y, más se arrechaba. La moraleja es: Quien recibe como insulto la crítica constructiva, expone por su presunción su incapacidad más de bulto.
Cada sociedad o formación económica social tiene su peculiar representación enajenante o alienación que es la consecuencia enmarañada de la forma específica de la relación entre la producción y el cambio de los bienes para la vida en una época determinada. El ser social determina la conciencia social y no al revés como enseñan los historiadores que parten de Dios, los héroes, el Estado.
Si hablamos de agravios, de injurias o difamaciones, de publicaciones facciosas o de lo que se ha dado en llamar “la dinámica del desafío y la respuesta” al calor de la lucha política, hay mucho que decir en el tiempo. Son diferentes las formas de la belicosidad en la palabra. Puede ser el honor subjetivo o la reputación lo que está en juego. Pero si se trata del tono insultante, inmisericorde y fulminante en la lucha política es porque la pluma viene enguerrillada. A finales del siglo XIX se conoció ese comportamiento de la prensa facciosa como “guerrilla de la pluma” y se situaba en el centro de la lucha política. Desde Argentina nos cuenta Sandra Gayol, en un interesante ensayo sobre las calumnias, rumores e impresos, que existió una especie de respuesta pública contra toda injuria, pero muy hiriente e incisiva, llamada “solicitada”, en el Buenos Aires de finales del siglo XIX y principios del XX en la prensa de la época. Era una forma de responder y hacerse pagar el agravio. No era otra cosa que una “gramática de los insultos” que sustituía la acción de la justicia ordinaria y colocaba a la opinión pública en el centro de un chisme, de una injuria o de un rumor.
Hace años nació en Venezuela, uno de los más importantes movimientos de izquierda que históricamente haya conocido este país.
Fue un 9 de abril de 1960. Desprendido de Acción Democrática, el MIR surgió con sus colores rojo y negro para reivindicar los principios revolucionarios y de justicia social traicionados por aquel partido al ganar el poder. Fue un movimiento de jóvenes, estudiantes, campesinos, obreros e intelectuales que asomó la esperanza de una patria mejor, de igualdad y de lucha anti imperialista. Para ese entonces venía triunfante la revolución cubana con su Movimiento 26 de Julio y aquí hubo la idea de hacer la revolución.
No había tiempo para la duda. Nos llamaron “cabezas calientes”. Domingo Alberto Rangel, el principal dirigente de aquella insurgencia contra la derecha encabezada por Rómulo Betancourt y la vieja guardia de AD, dejó temprano las filas del MIR, pero muchos siguieron el camino de la revolución, otros se “rajaron”. El MIR se hizo presencia en cualquier lugar con sus voces y banderas levantando la protesta y la lucha por el socialismo.
Ese movimiento de izquierda caliente subió a las montañas y luchó en las ciudades contra la represión.
Tuvo sus muertos y desaparecidos, presos y torturados. Hay nombres para recordar este MIR histórico: Antonio Delgado Lozano, su único presidente, el de mayor edad con pasos de juventud; Simón Sáez Mérida, Carmelo Laborit, Víctor Soto Rojas, Chema “Saher”, Jorge Rodríguez, José Aquino, Lino Martínez, Humberto Cuenca, Moisés Moleiro, Jesús Márquez Finol “Motilón”, Rudas Mezones, Nicolás Beltrán, “Colacho” Boada, Pedro Manuel Vásquez y el recién fallecido comandante “Máximo Canales” o Paúl del Río, entre otros.
Alguien guardó el MIR y no sabemos dónde, pero por ahí andan esos jóvenes de ayer que fueron militantes dando largo y fuerte, como empujando ese “matungo” de la historia del que una vez nos habló el poeta. Por ahí andan con sus ideas, juntos en la revolución de hoy, hombres como Fernando Soto Rojas, Julio Escalona, Rómulo Henríquez, Vladimir Acosta, Elías Eljuri y tantos otros que parecen unos quijotes con sus viejas armaduras, insistentes, sin cambiar nunca lo que fueron.
Es parte de la izquierda histórica, caliente y tenaz que aún vive y nunca se ha “quebrado”. A ellos, quienes quedan vivos, no se les escucha, pero aceptamos opositores en la dirección del Estado que nos despolitizan hacia el exterior y nos mandan a tocar etiquetas en twitter, totalmente desfasadas, obviando que ya Latinoamérica se encuentra globalizada y dependemos de un orden internacional, en este sentido, nuestros diplomáticos deben ser de carrera, no tomados al azar, igual sucede con el SIMADI y la Ley de Precios Justos, una cuna de corruptela para darle más dinero al Seniat, pero perjudicando al pueblo con el IVA, porque la taza de contribuyentes no eleva su caudal, esto, sucede con la comida y su suministro, la GNB le quita dos paqueticos de harina PAN a una humilde mujer en una alcabala, pero, va en cambote al Madeirense de La Isabelica a buscar tres bolsas de Ariel y cuatro litros de leche descremada de Costa Rica, cuando deben tener su Comisariato, que vergüenza me da éstos actos vandálicos contra la ética ciudadana, por esto, nos despolitizamos y pocos participan de las luchas sociales.
Y llegando a Venezuela, desde hace años se habla de los negocios e enriquecimiento de Rafael Esquivel, suspendido presidente de la FVF, de quien se dice tiene fortunas invertidas en Margarita, cuentas de más de seis cifras en bancos de EEUU, y millones de dólares recibidos por contratos para trasmitir partidos, incluida la Copa América, y dólares hasta para hacer dulce en la construcción del centro estratégico de entrenamiento financiado por la FIFA. ¿Cuándo vieron ustedes resultados de alguna investigación? Y vean ahora a los dirigentes de la FVF, como si no hubiesen sospechado nada nunca de la cloaca que ahora explotó en sus propias narices.
La revolución bolivariana ha tenido que enfrentar, sin declarar “estados de excepción”, los mayores trastornos políticos y económicos que país alguno haya sufrido en los últimos años en América Latina. Me refiero a golpes de Estado, paro petrolero, “guarimbas”, guerra económica y guerra mediática, entre otras calamidades. Sin embargo, en 15 años no se han suspendido las garantías constitucionales por ninguna circunstancia, sea de orden social, económico, político o natural. Es decir, el gobierno de Chávez y el gobierno de Maduro jamás han decretado el estado de alarma ante catástrofes o calamidades públicas; o el estado de emergencia económica como consecuencia de circunstancias extraordinarias que afecten la economía; o el estado de conmoción en caso de conflicto interno o externo.
No somos tontos, existe un aislamiento del pueblo hacia sus líderes, aunque permanece la imagen de Chávez en muchas conciencias, y las campañas llevan esa figura, porque ninguno tiene el guáramo y la oratoria para convocar a las masas, y salen criticando a la derecha y a un Felipillo, mientras nos tienen cercado con la IV Flota Norteamericana, hace seis años en Aruba, el sitio predilecto de nuestros militares y revolucionarios para vacacionar es el eje junto a Colombia para derrumbar y quebrar el Proyecto Bolivariano, imbéciles, acordónense y visiten los barrios y vayan a Canaima y aprendan lo que es un discurso político y luego hagan su oferta que quieren ser diputados o representantes del poder público La interrogante psiquiátrica puede tener entonces una nueva versión: ¿Después de estos años de guerra económica -dicho sea sin mantra-, luego de actuar como chupasangres despiadados durante estos tiempos difíciles, ¿con qué autoridad moral saldrán estos líderes del "capitalismo moderno" a venderse como alternativa? . Y los nuestros.
Debemos ser claros.