Es oportuno que se re-editen a investigadores, economistas, sociólogos y académicos, como Rodolfo Quintero, Salvador de la Plaza, Eduardo Gallegos Mancera, Orlando Araujo, Pedro Ortega Díaz, J.R. Nuñez Tenorio, Federico Brito Figueroa, Max Flores y Miguel Acosta Saignes. Analizaron al país, la hegemonía opresiva, una formación económico-social capitalista y subdesarrollada. En años sesenta, disertaron y con valentía, proporcionaron la radiografía de relaciones sociales de aquel país desigual. No se refugiaron en el remanso de la literatura, la historia o la escritura aforística. Pero, si enfrentaron al envejecimiento del rol de las instituciones del Estado; la mediatización del entorno académico en lo cultural e intelectual, que conformaban las tempranas manifestaciones totalitarias del aparato mediático, religioso y la publicidad.
En la actual época, de guerra económica y intentos de violaciones de la soberanía del neo-imperialismo, el pensamiento crítico en Socialismo, tiene que enfocar la explicación sobre la fisionomía de nuestras economías, enfocar la producción nacional, frenar la importación, condenar la reproducción de la súper-explotación y la expansión de capitales privados; frenar la especulación y el lucro desmedido; disgregar la alienación; el consumismo y en definitiva la derrota de vestigios del "paisaje de pobreza" y la marginalidad hoy convertida en "bachaqueo".
Hugo Chávez, proclamó un pensamiento crítico en Socialismo, el contra-discurso, recordemos su "Alo Presidente teóricos". Pasar de lo urgente a lo prioritario, es encontrar diariamente nuestro diagnóstico, construir una epistemología que se atribuyó y con razón, al pensamiento de Marx. Ello pasa por abolir las dualidades. El renacimiento de una práctica teórica es un proceso de elaboración de nuestras propias categorías económicas, sociales y culturales y la recaptura de la tensión contradictoria. Militemos en aquella alegría revolucionaria proclamada y llamada Socialismo, hecha por el Comandante, en el 2006 en el Foro de Sao Paulo.
