Mis queridos lectores, la pregunta que sirve de título a este artículo me ha sido formulada por algunas personas que han sido seguidores del fallecido Presidente Chávez, personas que a pesar de su adhesión al chavismo hoy sienten que la revolución se va por un despeñadero. Gente que ve con tristeza, rabia, alarma y hasta incredulidad, el vertiginoso deterioro de la economía por efecto de la inflación y la escasez.
En primer lugar, tenemos que decir que la pregunta responde obviamente a una mentalidad caudillista que asociaba todo lo bueno que podía provenir de la revolución a la figura de un líder capaz de resolver todos los problemas. Esta pregunta corresponde si se puede decir a una mentalidad también de tipo mágica, porque ve en la figura del líder máximo una capacidad mágica de resolver los problemas y traer prosperidad para los más humildes. Cabe destacar que esta pregunta me ha sido hecha por personas de clase media y con educación universitaria, es decir el fenómeno del caudillismo es lo suficientemente poderoso no solo para calar en las clases populares sino en los estratos de clase media.
Para muchos, la figura del líder y su acción no tienen nada que ver con las condiciones en las cuales se dio dicho liderazgo. Muy pocos se ponen a pensar si toda la política social que adelantó el Presidente Chávez habría sido posible sin las condiciones favorables que se dieron en el mercado petrolero con altos precios que superaron los cien dólares por barril. Muchísima gente ve al Presidente Chávez como el artífice del repunte del mercado petrolero con su periplo por los países productores de la OPEP, en la búsqueda de una estrategia de limitación de la producción para elevar los precios del crudo. No podemos negar su proactividad en este sentido y el éxito de su gestión, sin embargo, las condiciones del mercado petrolero en aquellos años era muy diferente a las actuales. En aquellos años, la OPEP tenía una fuerza determinante en la formación de precios, lo que no ocurre en la actualidad. Es muy probable que en las actuales circunstancias, el Presidente Chávez no hubiera tenido el mismo resultado a pesar de sus condiciones personales de líder.
Independientemente de la personalidad del líder, el liderazgo es algo que está condicionado al entorno en que el mismo se da, a las características de los seguidores y sus expectativas y del tipo de liderazgo que se trate.
Las condiciones personales del Presidente Chávez más la bonanza petrolera fueron factores determinantes en la posibilidad de implementar una política social que buscó favorecer a las clases populares por la vía de la redistribución de la renta petrolera. Sin embargo, dicho liderazgo no fue capaz de cambiar el esquema de rentismo petrolero que sufre el país desde que comenzó la explotación de crudo en el país.
Frente a la pregunta en cuestión de si estaríamos en la misma situación de zozobra económica si el Presidente Chávez siguiera al frente del país, la respuesta es un sí y un no. De hecho, si estaríamos afrontando las mismas dificultades económicas, porque estas no se derivan de que la persona a cargo no sea el Presidente Chávez sino el Presidente Maduro. La situación económica actual es el resultado de una política económica que no ha sido efectiva, un modelo económico que no desarrolló la producción interna ni por la vía privada, ni por la vía pública. Un modelo económico que basándose en la abundancia de ingresos por la vía de la explotación petrolera, se dedicó a la importación masiva de todo tipo de bienes y servicios para satisfacer un consumo en crecimiento exponencial producto de una política de transferencia de la renta petrolera a los sectores más pobres. Una política económica que no entendió que las crisis económicas son algo recurrente en la vida económica de los países, que las épocas de las vacas gordas se compensan con la de las vacas flacas, y que no tuvo la previsión de acumular reservas internacionales para la época de depresión, que tarde o temprano tenía que venir. Una política económica que exacerbó el consumo y el consumismo, algo paradójico en un gobierno socialista, y que en un corto tiempo hizo que ni siquiera un precio del barril de petróleo a más de 100 dólares fuera suficiente para satisfacer las necesidades del país.
Ahora bien, todo lo anterior se dio durante la presidencia de Hugo Chávez. Por lo tanto, el actual Presidente heredó una situación económica que ya había entrado en la fase de deterioro, y que durante su mandato se ha convertido en una crisis con recesión y niveles que nos acercan a la hiperinflación. La situación ha empeorado dramáticamente debido a la baja de los precios del petróleo a niveles de 50 dólares por barril. Esta realidad en la práctica ha llevado a que el gobierno haya cerrado con candado las importaciones incluso de bienes tan vitales como las medicinas, así como, de materias primas para la escasa producción nacional, prefiriendo pagar los compromisos de la deuda externa a pesar del consecuente desabastecimiento de productos importados.
Entonces, si el Presidente Chávez estuviera en el poder estaríamos en crisis también, sin duda alguna, la diferencia fundamental es que el Presidente Maduro no tiene las dotes de líder que tenía el fallecido mandatario. El Presidente Maduro está atrapado en una laberinto lleno de presiones de los distintos sectores del chavismo, está atado de manos para tomar algunas decisiones económicas que pudieran ser catalogadas de neo liberales y de traición a la revolución, lo que pudiera significar la implosión del chavismo en el corto plazo.
El Presidente Chávez podría tomar algunas decisiones muy impopulares y de corte neoliberal según los duros del chavismo sin que nadie se atreviera a cuestionarlo ni tildarlo de traidor a la revolución. El Presidente Chávez podría apelando a las 3 R, decir que es necesario ir a la unificación cambiaria, la elevación del precio de la gasolina, la liberación de precios de algunos bienes y servicios, reducir el gasto social diciendo que es necesario optimizar el uso de recursos. Todo lo anterior, podría hacerlo apelando a su condición de líder único de la revolución y que el sacrificio es necesario para salvar a la misma de los embates del capitalismo transnacional, sin embargo, el actual mandatario no puede hacerlo y he aquí el nudo gordiano de la revolución.
Al final de cuentas, no es una cuestión de caudillos, de líderes carismáticos, es una cuestión de apuntar a una política económica pragmática que reduzca la inflación a un dígito, haga retornar el crecimiento económico, genere empleo y mejore la calidad de vida del venezolano, tomando las medidas de compensación necesarias para evitar que las clases populares sufran un impacto devastador a consecuencia de las medidas económicas necesarias para devolver el equilibrio económico al país.