Un crítico sólo se forma con tiempo,
a fuerza de observaciones y de estudio.
Un criticón nace de la noche a la mañana.
La bruyére
En los últimos meses la grave situación económica de nuestro país, ha dado para hablar y criticar al gobierno, desde todos los flancos. Por parte de la derecha, es algo natural y no podemos esperar flores, ni alabanzas, pero ni siquiera de aquellas personas, que bien sabemos se han beneficiados de las grandes preocupaciones de un proceso, nacido con la esperanza de ayudar a resolverle los acuciantes problemas a una población seriamente golpeada, en una sociedad capitalista, como la nuestra, porque debemos tener bien claro: el grave error es proclamar este paso de socialista, cuando casi todos los medios de producción están en manos de la burguesía, y los que han pasado a manos del estado, han sido manejados alegremente, sin ningún grado de conciencia, que permita avanzar, para ayudar en el desarrollo productivo.
A todos los voceros de la derecha, especialmente a los actores principales del desastre de la cuarta República, se les ha venido haciendo muy fácil criticar y atacar al gobierno, porque sencillamente se apoyan en la amnesia del pueblo (falta de memoria) para desenmascarar a los falsos predicadores, el cual se cuenta por millares; la lista es larga, pero podemos nombrar a los más destacados responsables de una época no muy lejana: Antonio Ledezma, casi llegó a ser Presidente de la República, mano derecha de Carlos Andrés Pérez; Enrique Mendoza, gobernador del Estado Miranda, uno de los primeros voceros del golpe de estado, contra el Presidente Hugo Chávez Frías; el empresario Carmona Estaña, como llegó se fue de la Presidencia, para ir a formar parte de lo más rancio de la política colombiana.
Todos estos señores, saben perfectamente el terreno, que están pisando por su conciencia de clase al servicio del gran capital; pero que me venga a presentar una interminable lista de productos, porque faltan en la despensa de una consecuente y leída articulista de esta página (Adela Portillo) que debe conocer perfectamente el callejón por donde nos encontramos transitando, como es el caso de la grave escasez de alimentos, es sumamente grave, porque sencillamente sale a flote la falta de conocimiento, el cual le sobra a los señores antes mencionados, porque están perfectamente claros en el papel, que están jugando por revertir un proceso el cual no les conviene; lo han venido enmarañando hasta el infinito, con el propósito de ponerle nuevamente las manos al país, para hacer lo que más le conviene.
Una crítica muy parecida a la de Adela Portillo, escuché en una conversación, el cual me sirvió para escribir un artículo, el cual titulé ¿Con quién se vive mejor?, publicado en esta página; leído por alrededor de 450 lectores, insignificantes antes la cantidad, que normalmente leen a la presurosa Adelita, a quien no dejo de reconocerle sus buenas intenciones de colaborar con el gobierno, pero de esta manera, voy a exclamar como dice un amigo ¡Compadre así, no me ayude!, coincidiendo con un comensal en una venta de empanadas, cuando escuchó a un señor, atacar al gobierno, con los mismos argumentos solapados de algunos fracasados del pasado; rápido le respondió ¡No creo, que el gobierno va aumentar y aceptar los aumentos, más cuando estamos cerca de unas elecciones; ni que fuera tan pendejo¡.
Estamos claros en los errores del gobierno, pero también debemos tener en la mente la cantidad de obstáculos, propios de un estado eminentemente democrático, respetuoso de las libertades; tanto es así, que permite los ataques, tanto de la derecha, como estos, donde llegan a pedirle al gobierno, con coño y demás la solución de los problemas, cuando se encuentra contra la pared, defendiéndose con valentía, sin dejar de atender en lo indispensable a la inmensa mayoría de la población, antes una escasez sin precedente, creada en una económica, que depende del dólar, como depende el cuerpo humano de la sangre, que corre por sus venas. Antes esta situación, no me preocupan los gritos de la derecha, me preocupan, las voces, que dicen estar de nuestro lado, pero aprovechan para abrirse paso en medio de la oscuridad, regocijándose, como los enemigos del proceso, cuando cantan algunas verdades, creadas por el gran capital, en aras de recuperar los privilegios en un mundo cambiante y lleno de infinidades de problemas, donde siempre los más perjudicados son los de abajo.