Treinta y ocho (38) días restan para las elecciones parlamentarias. Vamos a unas elecciones en un contexto sumamente complejo con guerra psicológica brutal, con una guerra económica inclemente, con un Estado paquidérmico que es muy lento para las respuestas que demanda nuestro pueblo.
También estamos en un ambiente enrarecido, pero no enrarecido sólo por lo político, por lo económico, por lo social. Está enrarecido por lo espiritual, más no religioso. El individualismo está elevado en su máxima potencia, el egoísmo está carcomiendo los cimientos de nuestra sociedad. Poco a poco pretenden ir desapareciéndonos los emblemas, los símbolos, los logros del chavismo. El enemigo trabaja nuestra subjetividad: Pretende que nos desmoralicemos, nos desmovilicemos, que nos rindamos sin pelear.
El precio de nuestra principal fuente de ingresos en el país, el petróleo, ha caído en un poco más de 60%, y eso también agrava los problemas. Es lógico que ante ese agravamiento, la gente se sienta descontenta, insatisfecha, que haga críticas observaciones porque nuestro pueblo tiene un poco más de conciencia y por ende, mayor nivel de exigencia. Nuestro Gobierno y nuestro Estado están en la obligación de dar respuestas oportunas a esas necesidades.
Igualmente, y en eso le damos la razón al Presidente Nicolás Maduro, Venezuela es objeto de un bloqueo financiero internacional como elemento agravante de la Guerra Económica. Esto se expresa en trabas para acceder al financiamiento con valoraciones desfavorables sobre la situación económica interna del país, acoso promovido por sectores financieros poderosos.
El mismo Hugo Chávez lo expresó en su última campaña electoral: “Lo que quiero decirles, camaradas es lo siguiente: “Uno puede estar insatisfecho, inconforme con algunas acciones del Gobierno Bolivariano; que si no me han dado mi casa, que si la Gran Misión Vivienda no ha llegado a mi pueblo, etcétera, uno puede y uno debe criticar a la Revolución con razones, pero, ¡Carajo! ¡No por eso vamos a ir a apoyar a la burguesía porque eso sería traicionar a la Revolución, que es el único camino para la salvación de nuestro país! ¡Debemos tener un poco de conciencia! La burguesía jamás se ha interesado por los problemas de nuestro pueblo. Por eso les digo que, pese a nuestros errores que podamos cometer, pese a nuestras fallas que podamos cometer, pero de algo si pueden estar seguros es que en este pecho y en este corazón hay mucho amor por este pueblo, por esta tierra, por esta Patria” Por eso, que viva por siempre, Hugo Chávez.
El mismo Chávez nos lo indicó en varias de sus alocuciones: “El capitalismo nos ha inyectado durante siglos el egoísmo, el individualismo y el afán de lucro”. Y es cierto, esto nos lo han inoculado desde hace siglos. Por eso que la gran batalla que debemos dar antes que las otras, tiene que ver con una profunda Revolución Moral, con la ética socialista. Sin duda, los que tenemos responsabilidades dentro del aparato del Estado, debemos gobernar y darnos por entero al pueblo, atenderlo con amor y comprensión.
El pueblo debe organizarse y formarse aún más para el ejercicio del Poder, para ser verdaderamente Poder Popular. Gracias a Chávez, ha habido cambios cualitativos muy importantes en la sociedad venezolana ¿Quién puede negarlo? Pero la mayor amenaza a nuestra Revolución no es únicamente que la derecha avance y conquiste posiciones clave dentro de la estructura del Estado, para desde ahí, tratar de destruir al propio Estado, la principal amenaza a nuestra Revolución, además de esa es que esos cambios cualitativos se reviertan y volvamos al pasado de corrupción, de egoísmo, de represión, de pobreza. De ahí que debamos luchar todos los días con sus noches para que la Revolución sea irreversible.
Debemos trabajar y volver a la conciencia del deber social, de la promoción de la propiedad social de los medios de producción, lo que implica darle tierra a quien la trabaja y de que nuestro pueblo se empodere, además del conocimiento, del capital, que no es más que la maquinaria, la tecnología. Que haya un trabajo y colectivos de trabajadores libres, que no sea esa mano de obra explotada y alienada que aún tenemos, además del dinero y los recursos.
Sin duda que todo el mundo pueda obtener las justas ganancias y utilidades producto de su trabajo, pero la tierra, el agua, el aire, es de todas y es de todos. Hay bienes que deben seguir en manos del Estado para poder garantizar la justicia social, y por ende, la paz.
Debemos montarnos todas y todos lo que respaldamos a nuestra Revolución Comunicacional en una adecuada estrategia comunicacional. Sin duda, estando Chávez con nosotros, teníamos muchas fallas y errores, pero al no estar físicamente el Comandante con nosotros, este problema se ha agravado, eso sin desmeritar el esfuerzo de algunos compatriotas en diversos ámbitos. El enemigo trabaja sus noticias y matrices de opinión de manera bien pensada, maquinada, elaborada, para poner a dudar a nuestro pueblo: Van a vender las matrices de opinión de que nuestro país se está hundiendo, de que vivimos una crisis financiera, y de que vendrá un estallido social, y al respecto, debo expresar lo siguiente.
Venezuela en estos momentos está atravesando dificultades y dificultades verdaderamente serias. Algunas las expresé párrafos más arriba, y esto producto de la crisis estructural del capital. Sin embargo, comparado con muchos otros países, nuestra situación no es tan dramática. Creo que deben haber expertos políticos, económicos y sociales que deben explicar la verdadera situación de nuestro país: No estamos en una situación boyante y de incrementar el consumo como en años anteriores, y sin duda hay que hacer ajustes y sacrificios para sortear esta nueva realidad; pero tampoco estamos en una situación de “crisis humanitaria” como lo quiere hacer ver la derecha, de “caos y violencia”, hay crispación e incertidumbre, sin duda, las cuales deben ser despejadas por nuestras autoridades a través de la credibilidad que contribuya a crear confianza y despeje las incertidumbres, la imposición de la autoridad democrática del Estado, y mayor acompañamiento a las luchas y problemáticas populares.
Sin embargo, no es tiempo de” recular ni de vivir de leyendas”, señala Alí Primera en su tema “Los que mueren por la vida”. ¿Dejaremos que el legado de Chávez se desvanezca y perdamos lo poco que podamos haber conseguido pero que tanto nos ha costado? ¿Dejaremos de ser la esperanza de la América Latina? ¿Dónde está el bravo pueblo que ha derrotado golpes de estado, paros-sabotaje petroleros, paramilitares y cuanto ataque ha propinado el imperialismo? No olvidemos que somos hijos de ese pueblo que acompaño a Bolívar, que casi sin armas, sin ropa, con lanza, realizó la proeza más formidable de cruzar los Andes y derrotar al ejército más poderoso de la época, porque estábamos resueltos a ser libres. Somos el pueblo de las dificultades.
Y es en las dificultades donde se forja el acero, donde se demuestra nuestra verdadera valía, y que sabremos reponernos de esta. No sólo el 6-D sino en las batallas por venir y por nosotros mismos, demostremos que todos juntos somos Chávez. Organicémonos para ejercer el Poder Popular, las herramientas legales las tenemos. Hagamos realidad el principio de que los órganos del Estado emanan de la soberanía intransferible popular y que a ella están sometidos, rescatemos ese espíritu indomable del 13 de abril, para derrotar todos los golpes y todos los ataques contra nuestra Revolución y radicalizar nuestro socialismo para conducirlo a la senda del no retorno. Demostremos y hagamos la vanguardia revolucionaria, como un viejo amigo me indicó en una oportunidad, y por eso titulé así mi artículo de hoy: Cuando la marcha se pone dura, los duros nos ponemos en marcha.
¡Sólo el pueblo salva al pueblo!
¡No dejemos que el miedo y la Guerra Psicológica nos roben la moral y la esperanza!
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!