Están caídos de una mata quienes andan en una sucia campaña hablando pistoladas sobre una posible renuncia del Jefe de Estado. Constitucionalmente no existen razones para que demita quien llego a Miraflores con el voto directo, secreto y universal. ¿Acaso tiene asidero legal culpar a Maduro del agotamiento del modelo rentista por baja abrupta de los precios del petróleo en el mercado internacional, o que la crisis cíclica mundial de la economía también nos esté afectando? Que lastima que los tarugos de la oposición no entiendan estas verdades, pues solo muestran su desespero por tratar de asaltar el poder a la cañona, sin tomar en consideración que existe un pueblo que no está pintado a la pared y que podría reaccionar con todas sus fuerzas.
Si algo se critica a este proceso histórico, es su excesiva tolerancia, porque resulta inexplicable que todavía no se haya aplicado todo el peso de la ley a quienes piensan que tumbar gobierno es parranda de chuco. Bastaría con leerse el ante-proyecto de "ley de amnistía"-- adefesio jurídico que Hermann Escarra califica de plena prueba por confesión de los agentes del hecho punible--, para que el TSJ imparta justicia sin contemplación alguna. ¿O será que ahora le tenemos miedo al cuero después que matamos el tigre?
En reiteradas ocasiones el gobierno ha insistido en convocar al dialogo, y el propósito no ha sido otro que buscar soluciones extraordinarias para una crisis excepcional. Ahora bien; ¿En qué cabeza cabe que el gobierno esté interesado en jurungarle la paciencia a los gobernados, y que además promueva la escases de bienes para que las amas de casa lance el grito al cielo? ¿O es tanto el odio de los psicópatas que estarán pensando que en Miraflores despacha un masoquista que siente orgasmo con el dolor ajeno?
Y después no digan que no se lo advertimos, pero tanto va el Cántaro al agua hasta que se rompe. Los alacranes de la MUD deberían coger mínimo y no insistir en jugar con candela, pues podría ocurrir que un pueblo enardecido se agolpe en las inmediaciones el Palacio Legislativo para hacer justicia con sus propias manos. Ya nos imaginamos a los apátridas con el pantalón más sucio que palo de gallinero.