La Política está en perfecta comunión con la sociedad, es más, es su propia supervivencia, es su realidad, su razón de ser, es la Historia en su máxima expresión del desarrollo del ser creado como ser social y esa dialéctica incide, profundamente, en la cotidianidad de ese ser social, evidentemente, con sus colaterales relaciones obligantes como es la economía, la ideología, la religiosidad, la teluridad, la espiritualidad, en definitiva, la razón de su propia existencia y es por ello que la Política tiene ese impacto en las conciencias colectivas de todas y cada una de las sociedades independiente de sus realidades antropológicas culturales.
Cuando caminamos por las hojas de la Historia como seres reflexivos extraemos lecciones de las enseñanzas que esas historias nos comunican cuales, se supone, nos permiten en abstracción reflexionar sobre escenarios reales y actuales con las finalidades de poder alcanzar un diálogo entre esas realidades históricas leídas y comprendidas y los procesos presentes en curso buscando los objetivos que nos permitan poder aplicar políticas cuales, en última instancia, busquen las perfectibilidades de las sociedades en las cuales nos encontremos inmersos independiente de las reales situaciones en las cuales esté trasladándose esa sociedad o sociedades donde nos encontremos temporalmente.
En el marco de esa dialéctica es demostrable que los reflexivos diseñan políticas que alcancen un diálogo entre los hechos históricos que se hayan desarrollado en políticas nacionales o extra-nacionales con las realidades dentro de las cuales esos reflexivos se encuentren inmersos en permanentes angustias por las búsquedas de las políticas que permitan ese diálogo dialéctico con la realidad donde se encuentre esa sociedad en un momento histórico en perfectibilidad y es por ello que "el líder" propone planes de soluciones políticas inmersas en los diferentes paradigmas del crecimiento continuo de esa sociedad en estudio como, a título de ejemplo, en Venezuela, nos encontramos con la propuesta de Hugo Rafael Chávez Frías cuando, en título de documento, nos dejó el "Plan de la Patria".
Ahora bien, la Política sin el político es un concepto académico de disfrute intelectual que para que pueda tener vida, es decir, praxis, evidentemente, necesita del político. Pero el político no significa por conclusión que sea visto como líder con lo cual es de obligación siempre tener presente las diferencias, inclusive conceptuales, entre el político y el líder. Es decir, el político está inmerso en la Política, la discute, la reflexiona, la vuelve a discutir, busca adherirse o rechazarla, la conversa con sus contrapartes y opositores, la aprueba con las siempre lógicas reformas y en el marco de las necesarias perfectibilidades y espera que el proceso lógico de gobernar logre implementar, desarrollar y alcanzar los objetivos propuestos en los tiempos de la Política, sin inmediatismos como las realidades actuales están imponiendo. Por ejemplo, la tesis propuesta por el político, señor Henry Ramos Allup, sobre "la salida" del Presidente Nicolás Maduro Moros en un preciso tiempo declarado de seis meses, no solo es lo absurdo-conceptual del político Ramos Allup sino lo contradictorio que imponen los tiempos en la Política en cualquier momento histórico que se analice para sus abstracciones, comprensiones y enseñanzas. Es, en última instancia, una irrealidad pero que fue aceptada sicológicamente por "tirios y troyanos" en el marco de lo conceptual referido a la alienación que la sociedad inmersa en el sistema capitalista nos ha impuesto inconscientemente.
Visto lo inmediato anterior nos lleva, inmediatamente, al tránsito del político hacia el líder cuando aceptamos, conceptualmente, las profundas cualidades que siempre son referidas al líder de una sociedad política, política en cuanto "polis", como diseñador, conductor y ejecutor de políticas que van en función del denominado como el bienestar social que en la sociedad capitalista ese bienestar social se expresa asimétricamente mientras que en la sociedad social-socialista busca la máxima horizontalidad de lo que en economía se denomina la distribución de las riquezas nacionales.
Es de lógica que las sociedades en sus expresiones políticas populares tiendan a identificarse no con el político sino con el líder desarrollándose una comunión cuasi-perfecta entre ambos estamentos sociales que han sido bien estudiados en esas reacciones sociológicas por intelectuales y académicos como Elías Canetti, José Ortega & Gasset, Macchiavello; pero lo interesante sería que esa comunión entre el líder y la sociedad lograse abstraer un vocablo significativo que defina esa perfecta comunión cual se mantiene en los tiempos históricos como definición de un proceso político que transciende las propias teorías políticas sin explicarlo con criterios académicos excepto por esa intelectualidad acuciosa. Por ejemplo, esa curiosa realidad que se desarrolló, en tiempos presentes, entre Chávez Frías y toda la sociedad venezolana, es decir, por "tirios y troyanos", sin distingo de clases sociales, curiosamente, logró alcanzar el concepto de "chavismo" pero, al tiempo, es de importancia resaltar aquella frase de Chávez Frías cuando expresó, creemos recordar en un mitin, que "…Chávez ya no es Chávez sino un pueblo…", con lo cual la tesis del "líder y la masa" se transformó, en tiempos presentes históricos, en un concepto profundo e histórico de necesario estudio.
Es evidente que los tiempos históricos dependen de los desarrollos presentes en una sociedad en estudio conceptual en el marco sociológico con la necesaria búsqueda de poder alcanzar la obligante Política que le permita a esa sociedad dar el "salto cualitativo" hacia su desarrollo tanto como conjunto social como en la individualidad del ser creado como ser social. Es decir, sí nos permitimos el abuso de comparar lo que se ha denominado y aceptado como "maoísmo", independientemente de la concepción ideológica según provenga del campo capitalista, bien del campo socialista, con nuestra realidad en referencia al "chavismo"; es decir, de aquel "por ahora" con impacto sico-social poco analizado en el marco de la antropología política al proceso en el cual se vio inmerso Mao Zedong para poder alcanzar ese calificativo impuesto por la sociedad china como también por sus enemigos ideológicos lo cual nos lleva a considerar las objetivas calidades que representan a un líder en profunda diferencia con el político.
Pero vayamos a otros ejemplos cuando la ideología entra en el campo del análisis de ese interesante concepto político que permite definir para la identificación del ser social con su líder pero no como "su político". Por ejemplo, podríamos considerar el concepto con el cual se tituló a Joseph Stalin como el "estalinismo" cual ha servido para ambos campos, capitalismo y socialismo real e incluso para la izquierda internacional, como referencia de tendencias ideológicas tanto a favor como en contra. En ese mismo marco, nos podemos mencionar dos conceptos internacionales: el denominado como fidelismo, como el castrismo en cuanto al proceso socio-político en Cuba que ha llevado al propio establecimiento norteamericano a tener que reconocer su existencia como bien lo analiza Roy Chaderton en su texto: "Brisita" (http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/a-cuba-%E2%80%9Cbrisita%E2%80%9D-sobre-azucar-opinion-internacional/?platform=hootsuite).
El maoísmo fue, primeramente, un proceso político que fuera expresando Mao Zedong como político, primeramente, en su provincia natal, Hunan, para transitar, posteriormente, por Beijing, Shanghai, Cantón y la provincia de sureste de China de Jiangxi en la base guerrillera de Jinggang expresándose más como político y militar que como líder fundamental del proceso revolucionario chino. Es, probablemente, cuando alcanzara las bases de la provincia de Shanxi cuando se comenzara a elevar la figura del político-estratega hacia el concepto de "liderazgo" personal con todas las contradicciones cuales, temporalmente, se fueran manifestando durante ese proceso revolucionario hacia la conquista del Poder Político Nacional. Curiosamente, décadas posteriores, el propio proceso de "reforma y apertura" llevaría a la dirigencia del Partido Comunista Chino a objetivar a Mao Zedong como político pero sin desmejorar sus cualidades como líder fundamental de la Revolución China con lo cual, tal como se está expresando, actualmente, en Rusia, el concepto "maoísmo" como el de "estalinismo" se vienen imponiendo ante las actuales realidades que se están desarrollando gracias a la "nueva política Obama" (JVR dixit) producto de la reingeniería profunda tanto en lo conceptual del sistema capitalista como la "nueva ideología de los super-héroes" cuando nos estamos refiriendo a Superman, Batman, etc., cuando ese concepto en descripción no se expresa en la ideología capitalista estadounidense. Es decir, nos referimos que hay "reaganomist" por sus políticas económico-financieras pero no "obamismo" (sic), es decir, en los EEUU de América hay políticos pero no líderes exceptuando solo sí aceptamos que los líderes, como lo expresamos más arriba, son "los super-héroes", es decir, el concepto "líder" es una entelequia que se ha mimetizado en el inconsciente colectivo estadounidense cuando el concepto ideológico del "american way of life" está en profunda decadencia a pesar de los paradigmas que impone el Pentágono en la ideología de sus ejércitos sustentada en tres paradigmas: la familia por aquello del razonamiento en interpretación de la Biblia; el país más que la nación por aquello de las realidades objetivas de la propia Historia que desarrollaron los Padres Fundadores (Founding Fathers of the United States); y tratar de rescatar las supuestas ventajas del modo de vivir y disfrutar la vida cotidiana estadounidense, es decir, las hamburguesas, los perros calientes, el sexo y el juego, y, actualmente, las tecnologías comunicacionales y sus aparaticos.
En ese marco de desarrollo es de importancia vital marcar las diferencias entre la sociología política estadounidense como su teoría política ante las realidades que se expresan en sociedades latinoamericanas, particularmente, en estos tiempos de cambios profundos independientemente que los escenarios nos están presentando las profundas contradicciones que se están exponiendo en los significativos procesos nacionales con sus propias particularidades y diferencias pero, inevitable aceptarlo, América Latina está en el proceso después de más de 200 años en poder encontrarse con su propia dignidad histórica y su destino ante sus responsabilidades mundiales ante las agresividades globales que se vienen expresando, tratando de imponerse y de implantarse en nuestro propio patio histórico.