A estas alturas, dos voceros importantes del Chavismo, un civil y un militar, montan un espectáculo que indica lo mal que andamos. La pelea se escenifica en las redes sociales, la inicia un videíto que trivializa la lucha interna, y ubica la batalla de las ideas en los recreos de una escuela primaria.
El video está muy bien hecho, lo que indica talento sin probidad. La respuesta del General es propia de un guapetón de liceo, riposta con acusaciones a destiempo. El hecho, si fuesen dos artistas de farándula, pasaría como una pelea más en busca de propaganda; por ser ellos quienes son adquiere características de importancia política. Pero así van las cosas en el Chavismo y a eso tenemos que referirnos. Veamos.
El espectáculo se origina en el deterioro ideológico que ha sufrido el Chavismo. La discusión profunda, seria, con rigor fue sustituida por el recurso astuto del malandrito de barrio, del sindicalero de tercera; la fuerza lapidó al cuerpo a cuerpo de los argumentos, la crítica fue perseguida, el pensamiento y el conocimiento satanizados; así, usando clichés, descalificando, el Chavismo se pragmatizó.
En un inicio, la política "de muerte a la inteligencia, viva el pragmatismo" iba bien, a los disidentes los acallaron, sólo estaban los aplaudidores en escena, se creó un bienestar de ficción.
Pero vino la crisis y aquella postura de nuevo rico no funcionó más, se había perdido la inteligencia que hacía falta para comprender, analizar la crisis, entonces, se actuó con desespero, se apeló a causas externas, se escamoteó la necesidad de la autocrítica; se imputaron todos los males a una guerra peculiar, única en el mundo, "sin enemigos", por supuesto era una guerra en la fábula de los gobernantes, la realidad siguió su camino perverso.
La crisis no resuelta trajo al desespero, unos cruzaron los dedos esperando un repunte del petróleo, otros callaron, se rindieron, los más agresivos arremetieron contra la oposición con muchas ganas y pocos argumentos, los resultados fueron malos. Y así llegamos al canibalismo que hoy apunta.
El General ha sido crítico, y desde el Chavismo se le responde con desconsideración, como lo hicieron con Giordani, con Ana Elisa, con Navarro. El General responde con rencor acumulado, pero no obstante deja en el tablero una proposición interesante, que amalaya alguien respalde: el General (por fin alguien del gobierno lo hace) llama a discutir, a un debate.
Ojalá Jaua acepte el debate y suban el nivel de discusión dentro del Chavismo, abandonen el ataque personal, la acusación producto de la ira momentánea, como esa de acusar a Jaua de los problemas de alimentación; así no se educa, se evade el centro de los problemas. Se podría comenzar por una disculpa de Jaua por el video, y una disculpa del General por los ataques sin fundamento. Podrían empezar debatiendo el asesinato del Comandante, cuál clase social es culpable, a quién benefició. Después podrían seguir con el Plan de la Patria y su incumplimiento, su falsificación. Luego los motores, qué hacen allí los banqueros y los empresarios. De esta manera, sería un debate de altura, rompería la taquilla, quizá Marcano o Jordan tomen la palabra, quizá los dejen, el beneficio es para todos, comenzaría la sanación del Chavismo. Sería histórico.
Ahora bien, si el reto del General se le aplica la de siempre, se le ignora, si el General pasa a la lista de los innombrables para algo bueno, si la oportunidad del debate se pierde, nosotros estamos dispuestos a discutir con él.
El Arado y el Mar pone a la orden de Jaua y el General Rodríguez Torres sus equipos.