Podemos decirlo parafraseando a nuestro Padre Simón Bolívar, la unidad es imprescindible para la obra de nuestra regeneración.
(Hugo Chávez, Presentación del auténtico Programa de la Patria ante el CNE el día 12 de Junio de 2012)
I.- INTRODUCCIÓN:
Hemos planteado que el "conflicto de las interpretaciones" sobre el legado de Chávez, ha puesto en escena una lógica de la producción de subjetividades que no están, ni definidas a priori ni confirmadas a posteriori. Nuevos actores sociales y políticos emergen, nuevas voces, cuerpos y expresiones organizadas se abren camino redefiniendo la esfera pública:
¿Acaso no han surgido voces, que optan por elegir al "Chavismo" como nuevo significante de la política revolucionaria luego de la enfermedad y fallecimiento de Chávez? ¿Acaso no hay quienes se han dedicado a elaborar complejas tipologías para adjetivar a los chavismos? ¿Acaso no está haciendo lo mismo el marketing político opositor, construyendo clusters o segmentos de diferenciación para indagar hasta qué punto se trata o no de un campo integrado y unificado? ¿Se mantendrán unido el campo bolivariano luego de la desaparición física de Chávez?
Veamos algunos ejemplos de cómo se mueve este tema en el terreno opositor. Según sondeo de opinión de la UCAB (https://politikaucab.net/2015/05/21/mayoria-chavista-se-define-no-madurista-segun-sondeo-de-la-ucab/): “Así lo refleja el más reciente estudio de opinión pública “Percepciones ciudadanas del Sistema Electoral Venezolano”, realizado por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el cual deja ver que se mantiene un progresivo deterioro en la confianza hacia el órgano electoral (64%), penetrando incluso en los sectores chavistas menos radicales. Entre ellos, aproximadamente un 40,60% de los autodenominados “chavistas no maduristas” creen que el país está en retroceso.”
Hace algunos años, el propio Presidente Chávez tuvo que presentar una suerte de querella política con los EE.UU por haber montado una Oficina de Transición. Sin embargo, el asunto es que tales “oficinas” se han venido convirtiendo en sucursales nacionales de la casa matriz ((20-2-2014: http://www.avn.info.ve/contenido/wikileaks-deja-evidencia-que-eeuu-promueve-y-financia-fascismo-venezuela):
“Entre los documentos revelados por Wikileaks se encuentra un informe emitido por el consejero político de la embajada de EEUU en Caracas, Robert Downes, denominado “Cinco puntos estratégicos del equipo en el país para el apoyo programático de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés)”.
En ese informe se resumen los puntos estratégicos que delineados para el período 2004-2006, es decir, desde que la Revolución Bolivariana ganó el Referendo Revocatorio hasta las siguientes elecciones presidenciales. Esos cinco puntos fueron: Fortalecimiento de las instituciones democráticas, penetrar la base política de Chávez, dividir al chavismo, proteger los negocios vitales de EEUU, y aislar a Chávez internacionalmente. Estas acciones se hicieron, principalmente, mediante la Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) de la Usaid. Entre 2004 y 2006, la OTI entregó 15 millones de dólares a 300 “organizaciones civiles”, bajo la pantalla de derechos humanos y programas de educación. Para "penetrar la base y dividir al chavismo", la embajada de EEUU trabajó para infiltrar organizaciones populares. “La OTI ha llegado directamente a aproximadamente 238.000 adultos a través de más de 3000 foros, talleres y sesiones de capacitación (...) proporcionando oportunidades para que activistas de la oposición interactúen con chavistas, con el efecto deseado de alejarlos despacio del chavismo”, señala el texto. Asimismo, la OTI fundó a 34 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para penetrar en los municipios y creó programas para inmiscuirse en grupos locales y generar descontento en cuanto a asuntos puntuales como servicios básicos, entre otros. Para “aislar a Chávez” del plano internacional, la OTI hizo usó su influencia en ONG de otros países de la región y EEUU. Además, financió el envío de opositores venezolanos a otras latitudes para desarrollar la campaña contra la Revolución Bolivariana. “Civicus, una alianza mundial de ONG, ha puesto el tema de Venezuela en su breve lista Civil Society Watch de países que preocupan”, reza el documento. Captar militantes en universidades. Un segundo cable, de febrero de 2008, también clasificado por Downes, revela una reunión sostenida por integrantes de agrupaciones universitarias de derecha con un representante de la Usaid.”
Dado que se trata de una vieja y reiterada política hasta la actualidad, hay quienes sencillamente naturalizan estos hechos y bajan la guardia de su foco de atención. Sin embargo, los estudios focalizados en mostrar las fracturas y tensiones internas en el seno del campo bolivariano pueden ser completamente funcionales a tales Oficinas de Iniciativas de Transición de los EE.UU. Coloquemos el ejemplo (https://politikaucab.net/2015/05/21/mayoria-chavista-se-define-no-madurista-segun-sondeo-de-la-ucab/):
“Inicialmente, presentadas cinco frases, el entrevistado debía indicar con cuál se identificaba (“Resteado con Maduro”, “Chavista, no madurista”, “Todos los políticos son iguales”, “Somos de oposición pero no estamos con la MUD” y “Resteados con la MUD”). Por primera vez en la última década, el 55% de los entrevistados dijo ubicarse fuera de los dos grandes polos políticos. En este segmento mayoritario se encuentran aquellos de oposición que no están con la MUD, los que se autodenominan independientes (25,3%) y los que dicen ser chavistas pero no apoyan al presidente Nicolás Maduro. El bloque opositor completo suma 42,8% y el bloque de Gobierno acumula 31,8%. Esto significa que “la mayoría de los chavistas dicen no apoyar a Nicolás Maduro. Se declaran no maduristas”, aseguró durante la presentación realizada este martes a la prensa Héctor Briceño, coordinador del Proyecto Integridad Electoral Venezuela de la UCAB.”
Para ilustrar mejor que significa esto veamos el gráfico adjunto:
¿Interesante no? Además el estudio concluía: “El hecho de auto-identificarse como chavista predeterminaba, en alguna medida, una percepción de país que tendía mayoritariamente a decir que las cosas funcionaban bien. Hoy en día esas dicotomías no son válidas”.”
En el año 2016, podríamos utilizar otro ejemplo. Un estudio hecho por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello revela que “Sobre las tendencias políticas, se conoció que el 16,6% de ciudadanos se dicen “chavista no madurista” y 16% asegura ser “chavista resteado con Maduro, mientras que el 15% se dice opositor, pero no identificado con la MUD, y el 29% asegura ser opositor y estar “resteado” con la coalición unitaria.” (http://www.elimpulso.com/noticias/nacionales/6-de-cada-10-venezolanos-no-confia-en-el-cne)
Otro ejemplo podría dar lugar a correlaciones entre autodefinición política y valoración del apoyo/rechazo al actual gobierno:
“Según Datanálisis, el 67,5% de los venezolanos valoran negativamente la gestión del Presidente. Una tendencia que sólo se revirtió momentáneamente en noviembre del año pasado. No obstante, si se observa la evolución de este indicador en los últimos 19 meses se debe destacar que al momento de asumir la Primera Magistratura 40,4% valora mal el desempeño de Maduro (como Presidente encargado), lo que implica un deterioro de la percepción que tienen los venezolanos de su desempeño de 27 puntos porcentuales. Como ocurre con la valoración del país, sólo quienes de autodefinen chavistas tienen una percepción positiva de la gestión del Jefe del Estado. En este momento, el 82,7% de los electores identificados con la revolución valora como buena o de regular a buena la gestión del Jefe del Estado, opinión que sólo comparten 10,7% de los independientes y 7,3% de los opositores. Si la valoración de la gestión se analiza por clase social, los ciudadanos ubicados en la Clase E son quienes mejor perciben el desempeño de Nicolás Maduro. Un 36% lo cataloga positivamente, al igual que 28% de los ciudadanos de la Clase D, 22,3% de la Clase C y 16,7% de la Clase A/B.” (http://prodavinci.com/2014/10/20/actualidad/7-claves-para-comprender-la-nueva-encuesta-de-datanalisis-por-eugenio-g-martinez/)
De modo, que de manera patentemente abierta y focalizada o de manera indirecta, existen datos que revelan el interés por estudiar a fondo la composición interna del campo bolivariano, ahora “chavista”, para fines de estrategia y táctica política. Aquí no debemos olvidar la vieja sentencia: “Por tanto os digo: Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo pero te conoces a ti mismo, tus oportunidades de ganar o perder son las mismas. Si eres ignorante de tu enemigo y de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en cada batalla.” (http://www.gorinkai.com/textos/suntzu4.htm)
Pero aún más llama la atención: “En un artículo de Héctor Briceño en el blog Politika Ucab, que explica la encuesta, se lee lo siguiente: “Cuando analizamos el 56,5% de electores que votaron por Chávez en 2012 según la forma como afirman haber votado en 2013 hay hallazgos muy interesantes. El primero, es que tan sólo 69,8% dice haber votado luego por Maduro (con y sin arrepentimiento). Luego, un 12,3% dice no haber votado y finalmente un 17,9% afirma haber votado por Henrique Capriles. A saber: no dicen haberse abstenido ni que votaron por otros candidatos. Tampoco se niegan a responder la pregunta, sino que afirman haber votado por la oposición. Ello muestra muy claramente que la migración chavista continuó luego de las elecciones presidenciales de 2013 y que se ha intensificado durante el 2014 y 2015”. (http://prodavinci.com/blogs/demonios-de-la-transicion-por-boris-munoz/?output=pdf)
Pero hay un detalle que el lector no ha notado hasta ahora. Revisemos. Cuando citamos uno de los estudios allí se dice: “Por primera vez en la última década, el 55% de los entrevistados dijo ubicarse fuera de los dos grandes polos políticos”. Es decir, que hay estudios desde hace una década en los cuales se están haciendo inferencias sobre la posibilidad de un “tercer polo”, interés que se ha acentuado luego del fallecimiento de Chávez.
Tal como señalan los cables de Wikileaks: Las Oficinas de Iniciativas de Transición desde el período Chávez han intentado "penetrar la base y dividir al chavismo", la embajada de EEUU trabajó para infiltrar organizaciones populares. Una relevación que no debemos descuidar justamente cuando existen las peores valoraciones y percepciones sobre la gestión del Gobierno de Maduro. Y si a usted le caben dudas sobre la intencionalidad política de tales estudios, simplemente leamos:
“Los resultados de la encuesta realizada por el Proyecto Integridad Electoral Venezuela del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello muestra que 16,4% del electorado se declara “Chavista no madurista”, lo que quiere decir que el 52% de los que se identifican con el chavismo se declaran antimaduristas, mientras el 48% restante afirma estar “Resteado con Maduro”. Pero, más interesante aún, al indagar la intención de voto del chavismo no madurista muestra una importante tendencia apoyar otras alternativas políticas distintas al chavismo, ya sea dando su voto a la oposición así como a las disidencias. De esta manera 12,6% de ellos afirman que si las elecciones fuesen el próximo domingo[1] votarían por Candidatos de la Unidad, mientras que el 19,7% evaluaría las distintas opciones para votar por los “Mejores Candidatos”.” (https://politikaucab.net/2015/06/04/chavistas-no-maduristas-los-nuevos-actores-politicos-parte-1/)
“El chavismo no madurista representa el 30,1% de los 8,2 millones de electores que apoyaron a Chávez en las presidenciales de 2012, es decir: 2,5 millones. Está compuesto por una mayor proporción de mujeres (52,3%) y se encuentran distribuidos de forma muy equitativa entre los distintos grupos de edades. Se ubican fundamentalmente en las pequeñas ciudades y poblados del país, y en segundo lugar en la región capital, mientras que en las ciudades secundarias son menos significativos. De igual manera, el chavismo no madurista está mayoritariamente en los sectores más populares (D y E).” (https://politikaucab.net/2015/06/04/chavistas-no-maduristas-los-nuevos-actores-politicos-parte-1/)
Uno no entiende como pueden existir actores que subestiman tales estudios y sus hallazgos. Los mismos plantean datos reales, información de sumo interés para el seguimiento y análisis de la coyuntura. Por otra parte revelan información sobre las propias investigaciones que se realizan, sobre sus objetivos e intencionalidades no siempre científicas o inmaculadas:
“El chavismo no madurista es un votante sumamente pragmático, vota por las condiciones de vida: desea que se solucione la escasez, la inseguridad y la anarquía, y cree en la empresa privada como parte de la solución. Evalúa el país de forma negativa, y sin embargo es mucho más optimista respecto al futuro de sus hijos que los sectores opositores y que los desafectos políticamente. Confía en la FANB y también en los Estudiantes. Desconfía de los diputados de oposición lo mismo que en los de gobierno. Sin embargo, su sello distintivo es su relación con el Presidente Maduro: expresan un claro arrepentimiento e incluso niegan haberlo apoyado en las elecciones presidenciales de 2013.” (https://politikaucab.net/2015/06/04/chavistas-no-maduristas-los-nuevos-actores-politicos-parte-1/)
La exploración de los puntos de quiebre en el interior del Chavismo se ha instalado en la agenda de estudios alineados con los intereses de los EE.UU y de la oposición Venezolana. Pero al parecer, no sólo allí. Uno de los voceros más abiertamente comprometido a construir una opción no madurista, hablando desde las filas del “chavismo” ha sido Nicmer Evans. Una pequeña muestra cualitativa:
21-07-2016: Evans: El futuro del chavismo. (http://versionfinal.com.ve/opinion/el-futuro-del-chavismo-por-nicmer-evans/)
7-‘4-2016: Nícmer Evans: Una cosa es el chavismo y otra el madurismo (http://www.noticierodigital.com/2016/04/nicmer-evans-un-grupo-del-chavismo-asume-que-la-oposicion-ya-es-parte-de-gobierno/)
1-09-2015: Evans: El madurismo es un porcentaje menor del chavismo. (http://www.noticierodigital.com/2015/09/evans-el-madurismo-es-un-porcentaje-menor-del-chavismo/)
11-1-2015: Nicmer Evans: "El madurismo es un error histórico" http://www.el-nacional.com/siete_dias/Nicmer-Evans-madurismo-error-historico_0_554344571.html
5-03-2014: Nicmer Evans: “El futuro político del país está en el chavismo, ya que es probable que en un mediano o largo plazo la futura oposición nazca de un sector disidente del chavismo.” (http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/03/140304_venezuela_aniversario_chavez_division_dp)
1-4-2013: Nicmer Evans: Carta Pública a Nicolás Maduro: Dejemos las sumas que no suman nada. (http://www.aporrea.org/actualidad/a162450.html)
Lo que tal muestra cualitativa ofrece es una opinión consistente en el tiempo sobre las actitudes de Evans hacia el campo chavista y hacia el propio Maduro, opinión sobre la cual tiene absoluto derecho de plantearla, aunque por mi parte no la comparta en absoluto desde el primer día que realice un análisis sobre las implicaciones de una frase como la siguiente: “Tú eres el conductor de un proceso donde no eres el líder, líder sólo fue Chávez” (¡Epa Nicmer cuidado!: http://www.aporrea.org/actualidad/a162473.html)
De modo que no se trata de un simple cambio de posición por la evaluación concienzuda del desempeño del gobierno de Maduro en estos tres años, sino de una toma de postura originaria que se fue acentuando a medida que se agudizaron las contradicciones con el Gobierno de Maduro, hasta llegar a un punto de ruptura o quiebre irreversible.
Solo así podría analizarse a profundidad una frase como la siguiente: “MADURO ES AL CHAVISMO LO QUE FUE EL CÁNCER PARA EL PRESIDENTE CHÁVEZ.” (http://www.larazon.net/2016/05/16/nicmer-evans-el-descontento-contra-la-mud-y-el-psuv-continua-incrementandose/)
De manera que si se trata de la opinión de un alto vocero de una corriente política (Equipo político nacional de Marea Socialista), y ningún vocero de tal corriente la ha cuestionado en alguno de sus matices, podría ser útil preguntarse si se comparte en todos sus alcances semejante opinión a mi juicio destemplada.
¿Existe el “chavismo no madurista”? Queda claro que si (partiendo de la premisa de que se trate de “chavismo”), que ha devenido una nueva subjetividad a lo largo del tiempo, fracasando entonces el dramático llamado de Chávez el 8 de diciembre del año 2012 acerca de la Unidad. El otro asunto que queda por determinar es si la primera premisa es correcta agregándole un mayor tono polémico:
¿Es “chavismo” quebrar el espíritu de Chávez por parte de políticas del Gobierno de Maduro y por parte de los voceros del “Chavismo no Madurista”: Marea Socialista, Giordani, Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro y Cliver Alcalá et al., por ejemplo?
Recordemos la matriz de liderazgo que expuso Chávez en varias oportunidades, donde correlacionaba los niveles de capacidad para realizar tareas y la voluntad para llevarlas a cabo: dirigir, guiar, apoyar y delegar. Cuando Chávez delega en Maduro la posibilidad de la dirección del proceso revolucionario, lo hace porque consideraba que encarna una alta capacidad para realizar las tareas políticas y porque considera en aquel momento que posee la voluntad para llevarlas a cabo; es decir, que las palabras del 8 de diciembre eran claras, explícitas y precisas en la decisión política de Chávez de proyectar atributos de liderazgo en Nicolás Maduro. ¿Acaso aquella decisión puede controvertirse a la luz de los acontecimientos desplegados desde entonces hasta la actualidad?
No podemos pasar por alto, entonces las palabras literales de Chávez el 8 de diciembre: “Nicolás Maduro es uno de los líderes jóvenes de mayor capacidad para continuar, si es que yo no pudiera, Dios sabe lo que hace, si es que yo no pudiera, continuar con su mano firme, con su mirada, con su corazón de hombre del pueblo, con su don de gente, con su inteligencia, con el reconocimiento internacional que se ha ganado, con su liderazgo al frente de la Presidencia de la República dirigiendo junto al pueblo siempre, y subordinado a los intereses del pueblo, los destinos de esta patria”.
Desde mi punto de vista, se abre un claro ciclo post-Chávez. Son previsibles múltiples puntos de quiebre en el seno del campo bolivariano acerca de las múltiples interpretaciones sobre el legado de Chávez. El chavismo tiende a tensionarse, a dispersarse en facciones, objetivo ampliamente acariciado por los EE. UU y la oposición venezolana. No está claro para el pueblo cuales actores (chavistas o no chavistas, opositores o no opositores) están efectivamente “dirigiendo junto al pueblo siempre, y subordinados a los intereses del pueblo”.
Lo primero que habría que hacer es reconocer los hechos sociales, no confundirlos con nuestros deseos o planes de acción. Lo segundo es ver si las tendencias que marcan tales hechos van en la dirección de nuestros planes y proyectos, indagando sobre la estructura de oportunidad para modificarlos a partir de la capacidad de movilizar recursos de poder. En tercer lugar, sería interesante indagar que comparte o no comparte uno en los marcos culturales de acción colectiva con el cuadro de actores que se desenvuelven en las actuales circunstancias, porque toda derrota semejante a la acontecida el 6 de diciembre de 2015 era previsible que generara movimientos de recomposición política en el campo bolivariano.
Desde mi punto de vista, el campo bolivariano se encuentra en la meseta un campo de tensiones para indagar si es viable o no su unidad inquebrantable, pues se han colocado en riesgo al propio Proyecto Histórico. No es poca cosa lo que se está jugando en los actuales momentos. Tres líneas de actuación hemos propuesto sin ningún tipo de éxito en algunos espacios sobre los cuales se intentan dar aportes al debate en curso:
a) La reconducción democrática del proyecto bolivariano,
b) La rectificación integral de la política económica y social,
c) La unidad sin fisuras del proyecto bolivariano a partir de su legado revolucionario.
Los debates de fondo han sido completamente relegados a debates secundarios de la pequeña política. La gran política indicaba seguir una agenda donde se planteara el espinoso asunto de la transición socialista, desde una base programática claramente establecida en el discurso de Chávez: Nacionalismo Popular de Izquierda, crítica abierto del neoliberalismo, del capitalismo, del imperialismo y de la democracia liberal-representativa.
Sin ningún tono de pesimismo, solo podemos reconocer que la política predominante en el “campo chavista” ha sido dominada por las pasiones tristes, lo cual explica las continuidad de la práctica de las discordias. Ese “chavismo” merece perecer. Ese “chavismo” nunca supo procesar políticamente las contradicciones internas que han devenido en antagonismos irreconciliables. No existe ni conatus ni concordia.
El movimiento bolivariano revolucionario nació históricamente de la aglutinación de fuerzas, de la conjunción de nuevos cauces de la acción política, de la acumulación de fuerzas en función de un proyecto histórico. Allí jugaron un papel fundamental el prestigio, carisma y conexión emocional de Chávez “dirigiendo junto al pueblo siempre, y subordinado a los intereses del pueblo”, así como las ideas-rectores del Proyecto Nacional Simón Bolívar.
Habría que recordar que uno de los aportes del pensamiento de Gramsci fue la caracterización de los intentos de homogeneización de una figura de pensamiento, de una concepción política, de máximas de conducta en las luchas hegemónicas:
“Y en este punto se plantea el problema fundamental de toda concepción del mundo, de toda filosofía que se ha convertido en un movimiento cultural, en una "religión, en una fe", es decir, que ha producido una actividad práctica, una disposición (una filosofía que no quede como patrimonio de reducidos grupos intelectuales, sino que se difunda entre las grandes masas y sea, por tanto, premisa de un movimiento cultural y de acción práctica tendente a modificar el mundo. Tal, por ejemplo, el marxismo. Nota agregada) en ella contenida como "premisa" implícita (podría decirse una "ideología". El significado que Gramsci da al término "ideología" no coincide con el dado por Marx. De hecho, hay un debate sobre el uso lato o restringido para Marx de tal noción. En sentido restringido "ideología" significa "falsa conciencia históricamente necesaria" de la realidad que la reproduce), si al vocablo se le da precisamente el significado superior de una concepción del mundo que se manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones de la vida personal y. colectiva), o sea, el problema de conservar la unidad ideológica de todo el bloque social basado y unido justamente en razón de aquella determinada ideología.” (http://www.fcpolit.unr.edu.ar/teoriapolitica/files/2014/05/Gramsci.La-formaci%C3%B3n-de-los-intelectuales.Cap_.1.pdf)
La hegemonía en tanto que concepción del mundo que alcanza la supremacía o el predominio era esto: capacidad de unificar a través de la ideología y de mantener unido un bloque social que, sin embargo, no es homogéneo, sino marcado por profundas contradicciones de grupos, sectores, fracciones y clases. “Una clase es hegemónica, dirigente y dominante, mientras con su acción política, ideológica, cultural, logra mantener junto a sí un grupo de fuerzas heterogéneas e impide que la contradicción existente entre estas fuerzas estalle, produciendo una crisis en la ideología dominante y conduciendo a su rechazo, el que coincide con la crisis política de la fuerza que está en el poder.” (http://www.gramsci.org.ar/12/gruppi_heg_en_gramsci.htm)
Lo central será captar si la política de interpretación hasta ahora sobre el legado de Chávez desplegada servirá como guía para la acción transformadora, o si se interpretará el pensamiento de Chávez desde la acción disgregadora. Como ha señalado Eduardo Grüner con “(…) las políticas de la interpretación sucede, sencillamente, lo mismo que con la política a secas: o la hacemos nosotros, o nos resignamos a soportar la que hacen los otros”. ¿En manos de quienes estarán los "regímenes de verdad" o los “regímenes de signos” constituidos y/o institucionalizados por un aparato que pretende intervenir en la cultura popular y su metabolización de Chávez?
El “conflicto de las interpretaciones” sobre el legado de Chávez ha puesto en escena también, entonces, una lógica de la producción de subjetividades. ¿Acaso no han surgido voces, que pretendiendo dejar atrás o minimizar el sintagma de “revolución bolivariana”, optan por elegir al “Chavismo” como significante de la política revolucionaria? ¿Qué se pierde y que se gana con esta operación? ¿Estarán entregándoles sin saberlo, quizás, las banderas de la revolución bolivariana a los “estrategas de la derecha”, quienes disfrutan poniendo “frente a frente” la figura de Bolívar, a la opinión de un Marx equivocado? ¿O poner “frente a frente” a Bolívar con Chávez? ¿O a Chávez con Chávez, como gustaba hacer a Globovisión en algunos de sus micros? ¿Quiénes se benefician de la operación de separar a Chávez de la cadena discursiva de la Revolución Bolivariana? ¿O es que acaso no fue Chávez el que señaló que la Revolución Bolivariana sigue inconclusa, mientras la independencia política sea efímera o formal y el capitalismo sea el sistema económico insuperable de nuestro tiempo?
Las identidades, discursos y representaciones cristalizan por largos períodos de sedimentación histórica, de allí que la lucha por la revolución bolivariana no comenzó en el año 1989, 1992 o 1998, sino que jalona acontecimientos desde muy atrás, en lo que suele llamarse "imaginarios históricos", que en términos más políticos, es un concepto mucho más fecundo y complejo que el de “formaciones ideológicas”. ¿O es que acaso olvidamos que esta dialéctica de conflictos y antagonismos lleva ya más de 500 años de la colonización de los registros simbólicos e imaginarios?
No hay interpretaciones ni lecturas inocentes, pues ellas siempre procuran, confesadamente o no, la conservación, la transgresión o el quebrantamiento de una regla establecida. Esa intervención violenta consiste, sucintamente, en la advertencia de que, como lo muestra Foucault en “El orden del discurso”, las dos grandes sospechas que siempre se han levantado en Occidente sobre el lenguaje (la de que el lenguaje nunca dice exactamente lo que dice, y la de que hay muchas otras cosas que hablan sin ser estrictamente lenguaje), siguen estando presentes. No se trata de interpretar signos lingüísticos exclusivamente, sino de captar las pasiones, afectos y energías, las subjetividades que se están modificando.
De manera que ante las políticas de interpretación del legado de Chávez, hay que tomar precauciones, tales como las señaladas por Marx cuando dijo:
“La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.” (Marx-18 Brumario de Luis Bonaparte)
Ahora bien, luego de la desaparición física de Chávez: ¿Se abre acaso un nuevo ciclo histórico? ¿Se está estableciendo acaso la separación del legado de Chávez de la cadena discursiva de la Revolución Bolivariana? ¿No fue Chávez el que señaló que la Revolución Bolivariana sigue inconclusa, mientras la independencia política sea formal, por una parte, y el capitalismo sea el sistema económico dominante de nuestro tiempo (Programa de la Patria-2012)?
Somos muy críticos de aquellos que han llegado a simplificar la lucha, en términos de "chavismo" y "antichavismo", pues habría que recordarles que un Chávez sin Revolución Bolivariana y sin Socialismo del siglo XXI es un Chávez completamente mutilado. La división fulminante del campo bolivariano: un objetivo acariciado por EE.UU y la oposición venezolana parece estar en pleno curso… ¿Y por quién más?
También no queremos dejar pasar por alto algunas opiniones que se han vertido sobre el socialismo en Chávez tratando de plasmar lo que consideramos son algunos de sus planteamientos centrales.
II.- EL CUADRO SINTÉTICO DE LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO EN EL PROGRAMA DE GOBIERNO 2013-2019 DESDE UN REGISTRO EXEGÉTICO DE DISCURSO DE HUGO CHÁVEZ:
“Éste es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar”
(Chávez, 2012)
Partimos preliminarmente de las palabras de Hugo Chávez en la presentación de su Programa de Gobierno 2013-2019i ante el CNE el 12 de junio del año 2012. No es posible soslayar tal acontecimiento sin cometer los mayores errores de reconstrucción histórica con todas sus implicaciones políticas. Allí expresó:
“La coherencia de este Programa de Gobierno responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento.” (Chávez, 2012, p. 2)
Queda inmediatamente una pregunta en el aire: ¿Se despliegan esfuerzos sensibles y bien dirigidos en función del advenimiento de aquel tránsito al socialismo?
En el mismo documento Chávez definió claramente lo que su juicio eran los objetivos históricos de su Programa de Gobierno para el período 2013-2019:
“(…) la ruta de la transición al socialismo bolivariano del siglo XXI, contempla cinco grandes objetivos históricos, a saber:
I.- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la Independencia Nacional.
II.- Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo, y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.
III.- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia Naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en Nuestra América.
IV.- Contribuir al desarrollo de una nueva Geopolítica Internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del Universo y garantizar la Paz planetaria.
V.- Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana.” (Chávez, 2012, p. 3)
Estos cinco objetivos históricos a su vez se desagregaron en un conjunto de objetivos nacionales, estratégicos y generales que darían base a proyectos y planes de acción, entre los cuales queremos destacar los siguientes para propósito del presente ensayo:
“Propulsar la transformación del sistema económico, para la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas.” (Chávez, 2012, p. 10)
Así mismo, en el Programa de Gobierno de Chávez 2013-2019, la transformación del sistema económico para la transición al socialismo planteó un conjunto de tesis que permitían esbozar la concepción sobre aquel “tránsito”:
a) Nuevas formas de organización de la producción que pusieran al servicio de la sociedad los medios de producción e impulsen la generación de tejido productivo bajo un nuevo metabolismo para la transición al socialismo,
b) El desarrollo de las fuerzas productivas,
c) Potenciar el aparato productivo nacional, actualizándolo tecnológicamente para proveer la base material para la construcción del socialismo,
d) El desarrollo de la propiedad social sobre los factores y medios de producción básicos y estratégicos, que permitieran que todas las familias, los ciudadanos y ciudadanas venezolanos y venezolanas, ejercieran el pleno goce de sus derechos económicos, sociales, políticos y culturales, logrando el vivir bien.
Este último punto requería: “Propiciar la democratización de los medios de producción e impulsar nuevas formas de articulación de formas de propiedad, colocándolas al servicio de la sociedad” (Chávez, 2012, p. 10).
Cabe destacar aquí que estos elementos, sobremanera el área económica de propiedad social, han estado presentes en las experiencias de transición al socialismo en Chile y Nicaragua, y justamente allí se condensaron una multiplicidad de contradicciones y antagonismos.
El Programa de Gobierno de Hugo Chávez, desde el punto de vista de sus bases de sustentación y legitimación política, también llamó a la conformación de un gran bloque histórico, democrático y popular integrado por los obreros y obreras, campesinos y campesinas, estudiantes, afrodescendientes, indígenas, académicos y académicas, pequeños y medianos productores y productoras del campo y la ciudad, comerciantes, transportistas, motorizados, maestros y maestras, profesionales de la salud y en general, servidores y servidoras públicos, mujeres, militares, pobladores, pescadores y pescadoras, cultores y cultoras, deportistas, líderes comunales y sindicales y de manera muy especial por la juventud venezolana.” (Chávez, 2012, p. 3)
Desde nuestro punto de vista, tal enumeración no es más que la construcción de un terreno de unificación hegemónica de intereses, demandas y aspiraciones en un complejo sintético antagónico frente a los sectores dominantes, hecho que no puede confundirse con una voluntad de unanimidad. Se trata de la construcción del sujeto popular y democrático, diverso, pluricultural, conformador ciertamente de la “voluntad soberana del pueblo” en el nuevo bloque histórico, pero que no rehúye caracterizar su composición social y de clases para tal agregación y articulación de discursos y concepciones distintas de sus mundos de vida. ¿Cuáles son los hilos comunes (equivalencias) del cuadro de elementos dispares? Esto es precisamente una tarea de construcción política.
Así mismo, cuando se reiteró en el Programa de Gobierno la idea-fuerza de “vivir bien”, promoviendo un cambio parcial en los modos de vida predominantes y los patrones de consumo asociados a las políticas de modernización capitalista y de modernidad (truncadas y dependientes), propias de los estilos de desarrollo implantados en la sociedad venezolana desde finales de la década del treinta del siglo XX, Chávez declaró:
“Este nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista requiere un rol protagónico de hombres y mujeres con los nuevos valores del vivir bien que apoyen una economía ecológica y socialmente sustentable. Esto solo será posible desde el socialismo como única alternativa al modelo depredador capitalista que ya ha fracasado.” (Chávez, 2012, p. 10)
De este modo, también Chávez planteaba la necesidad de un cambio de los modelos culturales de referencia y de los sistemas de valores para estructurar lo que denominó el “vivir bien”, idea-fuerza consistentemente articulada a un cuestionamiento al “sistema destructivo y salvaje del capitalismo” así como a la construcción de una economía ecológica y socialmente sustentable como base de un “modelo alternativo de desarrollo socialista”. Así mismo, como principio básico, el Presidente Chávez declaraba como “objetivo nacional” del quinto “objetivo histórico” la siguiente proposición:
“Construir e impulsar el modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza.” (Chávez, 2012, p. 19)
Este objetivo nacional, a su vez se desagregaba en el siguiente objetivo estratégico y general: “Promover, a nivel nacional e internacional, una nueva ética socio-productiva, que impulse la transformación de los patrones insostenibles de producción y de consumo capitalistas.” (Chávez, 2012, p. 19)
Así mismo, en el marco de este quinto objetivo histórico, se formuló: “Proteger y defender la soberanía permanente del Estado sobre los recursos naturales para el beneficio supremo de nuestro Pueblo, que será su principal garante.” (Chávez, 2012, p. 19)
Este objetivo además contempló entre sus objetivos estratégicos y generales:
“Promover acciones en el ámbito nacional e internacional para la protección y conservación de áreas estratégicas, entre otras: fuentes y reservorios de agua (superficial y subterránea), gestión integrada de cuencas hidrográficas, biodiversidad, gestión sostenible de mares y océanos y bosques.”
De esta manera, el nuevo “modelo alternativo de desarrollo socialista” implicaba un delicado tratamiento del tema de los bosques y las aguas, enmarcando las concepciones convencionales del desarrollo como crecimiento económico, desarrollo de las fuerzas productivas, diversificación productiva, movilizaciones de capacidades y potencialidades productivas en el marco de una “economía ecológica y socialmente sustentable”. En tal sentido la suficiencia económica no podía confundirse con el desarrollismo eco-depredador. Había que cambiar prácticas y mentalidades cuyo legado deriva de la tesis de una naturaleza infinitamente explotable por la ambición de generar riqueza material. Una vida cualitativamente superior no era meramente una mentalidad adquisitiva sin fin.
Quisiera enfatizar y reiterar tales claves ideológico-políticas del discurso de Chávez, sin entrar a discutir su sinceridad, consistencia, coherencia, credibilidad o congruencia. Se trataba de plantear un nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista, con una economía ecológica y socialmente sustentable.
Todo esto en conjunción del logro de: “La construcción del Poderío Económico de Venezuela como potencia energética, agroalimentaria e industrial a futuro, obliga a consolidar los avances en cuanto al desarrollo del marco normativo y de la política de inversiones soberanas para que la riqueza nacional esté al servicio de la vida de nuestro pueblo y de la construcción de un mundo de justicia y paz.” (Chávez, 2012, p. 4)
Por eso, no cabe analizar tal discurso de Chávez a modo de monólogo mono-tópico, sino como encuentro de voces, referentes, narrativas y argumentos de diverso signos en permanente tensión constructiva, pero sobre las cuales no cabe duda de sus énfasis y matices a la hora de comprender exegéticamente tal nuevo modelo alternativo de desarrollo socialista, con una economía ecológica y socialmente sustentable.
Estas idea-fuerzas-rectoras, a su vez, implicaban el “aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como de las bases materiales para la construcción de nuestro socialismo bolivariano” (Chávez, 2012, p. 5)
Así mismo, en el establecimiento de cadenas de producción, del aprovechamiento de ventajas de localización, de planes de desarrollo sobre los “recursos naturales”, analizando la intencionalidad que recorre la formulación del Programa de Gobierno, se llamó a promover el desarrollo y uso de tecnologías que permitan una “explotación racional de los recursos” para impedir “depredar el ambiente, respetando procesos y ciclos de la naturaleza”.
Esta concepción principista o político-normativa sobre el nuevo “modelo alternativo de desarrollo productivo socialista”, en las cuales lo social y lo ecológico son racionalidades prioritarias ante los objetivos y las tareas económico-productivas, planteó tensiones creativas importantes entre las necesidades de crecimiento y diversificación productiva para el logro del objetivo histórico tercero y la consecución del logro del establecimiento del objetivo histórico primero y quinto. Aquí el todo es mucho más que la suma de las partes.
Sin embargo, estas tensiones creativas en ningún caso significaban contradecir el objetivo nacional siguiente: “Desarrollar el poderío económico en base al aprovechamiento óptimo de las potencialidades que ofrecen nuestros recursos para la generación de la máxima felicidad de nuestro pueblo, así como de las bases materiales para la construcción de nuestro socialismo bolivariano” (Chávez, 2012, p. 16), o que este pudiera interpretarse bajo el prisma de una concepción desarrollista y ecológicamente destructiva, depredadora o socialmente insustentable.
Ciertamente, de buenas intenciones comunicativas está empedrado el camino del infierno de los antagonismos interpretativos, pero hay algunos límites infranqueables en la exégesis del tal acontecimiento de producción del discurso. La arquitectura conceptual del Programa de Gobierno de Chávez presentando ante el CNE en junio de 2016, como queda explícitamente planteado una capítulo estrictamente dedicado a la Presentación del mismo, refuerza con claridad y precisión la direccionalidad, el contenido y el alcance de cada una de las formulaciones de objetivos históricos, nacionales, estratégicos y generales, lo cual traduce una nueva concepción del “tránsito al socialismo” que reactualiza los caminos y renueva los planteamientos sobre el ideario socialista, tal como fueron planteados en la mayor parte de los idearios del siglo XX. Los que confundan tales formulaciones como un simple retorno del socialismo soviético del siglo XX, o con las humeantes chimeneas chinas descargando el aire de la vida moderna, actúan con mala fe interpretativa. Aunque ciertamente, una cosa es lo que se dice y otra la ejecutoria de la política que aparentemente se fundamenta en tales planteamientos.
Obviamente, tales declaraciones político-normativas de tal programa dependían luego y necesariamente de su ejecución o implantación, momento que corresponde precisamente a los aspectos de viabilidad política, ecológica y factibilidad técnico-económica; es decir, a la ciencia y arte de la conducción de la acción del gobierno en la implementación de una estrategia de Desarrollo. En este sentido, cabe pues interrogarnos sobre la continuidad de tales líneas de fuerzas en cada uno de los planes y proyectos que actualmente constituyen la malla de políticas públicas, así como la direccionalidad de las tareas de la alianza política y social que apalancarían tales formulaciones ideológico-políticas.
Cabe decir en este punto, que para la concepción de Hugo Chávez, el ámbito de construcción del Poder Popular es la clave sociopolítica fundamental, o como el mismo señala con claridad: “(…) la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar”:
“Éste es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar (…)” (Chávez, 2012, p.2)
En tal sentido, toda la consistencia teórica y viabilidad política de su Programa de Gobierno formulado por Chávez en el año 2012, reside en el estricto avance y cumplimiento del primer objetivo histórico: la Independencia Nacional, la autodeterminación nacional, desde la cual se subsume el papel del vértice principal del PNSB: el Poder Popular; y a la vez es la condición necesaria para: “Garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Bolivariana en el poder.”. Desde allí se proponen como objetivos estratégicos y generales, tanto “Fortalecer y defender a los Poderes Públicos del Estado” como explicito llamado al vértice principal del proyecto: el “Fortalecimiento y expansión del Poder Popular para que el pueblo sea el poder”.
Reiteramos entonces la idea-fuerza del tránsito al socialismo para Chávez, pues es su condición de posibilidad: el “fortalecimiento ni expansión del Poder Popular”. Sin tal concepción político-normativa, la estrategia de desarrollo alternativo proyectada quedaría sin piso histórico, carente de viabilidad política, social y ecológica.
Una observación adicional aparece en el análisis de los objetivos generales y estratégicos correspondiente al primer objetivo nacional. Allí Chávez presupone una significación central a las tareas políticas electorales en el contexto del logro institucional de un clima de estabilidad y paz, de acuerdos y consensos políticos básicos con sectores honestos y democráticos de la sociedad, y finalmente sobre la línea estrategia fundamental de restitución de la soberanía al pueblo en sus dimensiones sectoriales, territoriales, así como la importancia de la democratización del ámbito comunicacional:
a) La necesidad de preservar y ampliar ventajas en el terreno electoral,
b) Garantizar que los procesos electorales transcurrieran en un clima de estabilidad, logrando adicionalmente el “reconocimiento pacífico de la voluntad soberana del pueblo”,
c) Convocar a todos los sectores democráticos y honestos del país a contribuir en un clima de paz y estabilidad,
d) Impedir cualquier fraude a la voluntad del pueblo, mediante la organización del pueblo y la autoridad del Estado.
e) Fortalecimiento y expansión del Poder Popular.
f) Construir la hegemonía comunicacional en la dirección de democratizar e incluir a todas las voces de la sociedad, y no sólo la de los grupos de presión e intereses organizados.
En este conjunto de formulaciones, Chávez ratifica el camino del tránsito hacia el socialismo: el carácter de una revolución constitucional, pacifica, electoral y democrática; una coincidencia programática con las experiencias socialistas de Chileii y Nicaraguaiii, en las cuales el pluralismo político y la democracia con alcances mucho más participativos en sus momentos de movilización popular, constituyeron novedades ante el ideario de la transición en la tradición revolucionaria clásica, mucho más enraizada en el modelo revolucionario soviético.
Este sería, desde nuestro punto de vista, el cuadro sintético para comprender el sentido histórico de la “utopía viable” en la concepción de la estrategia de desarrollo para el “tránsito al socialismo bolivariano” en la visión del Presidente Hugo Chávez, derivado de una exégesis reconstructiva mínima que constituye una de sus herencias teóricas fundamentales para el análisis del Proyecto Nacional Simón Bolívar, como guía programática. Sin olvidar nunca que del dicho al hecho hay mucho trecho.
La unidad patriótica y el poder popular fueron para Chávez las condiciones de posibilidad para llevar a cabo sus ideas rectores. Hoy solo la madurez política y la organización del pueblo trabajador y bolivariano es la única garantía de que el proyecto nacional no transcurra por los despeñaderos que vivió el Padre de la Patria cuando en aquel mensaje plasmó: “He arado en el mar y sembrado en el viento”
i Hugo Chávez (2012) Programa de Gobierno (2013-2019) Disponible en: http://albaciudad.org/wp-content/uploads/2012/06/Programa-Patria-2013-2019.pdf
ii Bitar, Sergio (1979) Transición, Socialismo y Democracia: la experiencia Chilena. Editorial Siglo XXI, México; Garretón, Manuel (1983) El Proceso Político Chileno. FLACSO, Santiago de Chile; Moniz Bandeira, Luis Alberto (2011) Formula para el caos. La caída de Salvador Allende. Ediciones Corregidor, Buenos Aires; Harnecker, Martha (2006) La lucha de un pueblo sin armas
(los tres años de gobierno popular) Disponible en: http://www.rebelion.org/docs/95161.pdf
iii Coraggio, José Luis Nicaragua Revolución y Democracia (1984). En: www.coraggioeconomia.org/.../NICARAGUA,%20REVOLUCION%20Y%20DEMOC...; • Coraggio, José Luis y Carmen Diana Deere (Coord.) (1986) La transición difícil: la autodeterminación de los pequeños países periféricos. Editorial Siglo XXI, México; Gilly, Adolfo (1980) La nueva Nicaragua: antimperialismo y lucha de clases Serie testimonios. Editorial Nueva Imagen, MEXICO; Núñez Soto, Orlando (1987) Transición y lucha de clases en Nicaragua (1979-1986) Editorial Siglo Veintiuno, MEXICO; Vilas, Carlos (1989) Transición desde el Subdesarrollo: Revolución y Reforma en la periferia. Editorial Nueva Sociedad, Caracas.