Quinto malo

La mediática del anaquel vacío y la del bachaqueo

La creación del supermercado, como espacio "limpio" y muy iluminado, para el expendio de alimentos y otros productos de esos que llaman "de primera necesidad" (real o inoculada, creada) trajo consigo una forma mediática de vender, con la información y publicidad incorporadas al mismo espacio comercial.

Exactamente el anaquel representa el medio de comunicación adosado a los productos para la información y publicidad de los consumidores. Al tradicional mercadito lúgubre, desperdigado, de guacales en el suelo y apretujadas mercancías, frente a las cuales se encontraba un expendedor humano, le sustituyó un espacio enorme, despersonalizado, refrigerado completamente, limpio, dotado con luces blancas y con productos (no siempre bienes necesarios en primera categoría) distribuidos estratégicamente a la altura estandarizada de las y los compradores, quienes terminan comprándolos aunque no tengan la más mínima necesidad de ellos.

Los modernos supermercados, cada vez con una mediática más refinada, desde sus exhibidores, pueden dejar boquiabiertos a estudiosos con profundidad del tema de "Las formas ocultas de la propaganda", al estilo de Vance Packard, pues el impacto comunicacional, manipulador e ideologizante de los mismos, es cada vez mayor.

Es por ello, amiga consumidora, amigo consumidor que, usted, como yo y como cualquiera, termina siempre –aunque sea en un mínimo- persuadido de la "necesidad" de comprar algo que en realidad no necesita, que jamás hubiese anotado en su lista de urgencias o, lo que es peor, que ni siquiera sospechaba de su imprescindible "requerimiento" en el hogar.

Pero -lo que es peor- cuando el fenómeno se observa desde la óptica de guerra económica a la que es sometida Venezuela en la actualidad, podrá entenderse el impacto apuntalador o de artillería que, en esta guerra, se confiere a unos anaqueles vacíos o la total ausencia de esos muebles exhibidores en los supermercados, unido a la supuesta "venta controlada", que se hace desde el exterior de los establecimientos de mercado de alimentos, peretos, medicinas y perfumería en las grandes cadenas de abastos y farmacias, controladas por el gran capital.

Otras veces hemos dicho que el bachaqueo, ese fenómeno que -desarrollado en Colombia y que les ha resultado exitoso en la dominación del pueblo trabajador o más desposeído del hermano país- se ha establecido ahora en Venezuela como pertrecho de guerra imperialista, por imposición de transnacionales como Polar y P&G, entre otras empresas de la distribución y el mercadeo en nuestra geografía. El bachaqueo no está aislado del contexto de guerra económica y de desgaste por el que se pretende derrocar al Gobierno que, constitucionalmente, preside el camarada Nicolás Maduro y así frenar los avances de la Revolución Bolivariana y Chavista.

Ahora bien, mientras la mediática del supermercado se sustenta en los anaqueles y en los brillosos empaques de los más inútiles productos, en el bachaqueo, la información y la publicidad perniciosas se valen de las enormes colas de lastimeros lumpens, a falta de anaqueles.

En ambos casos. El misil destructor produce o pretende ocasionar los mismos daños, aunque utilicen "calibres" diferentes. El anaquel y las colas de bachaqueros, encierran en sí los mismos fines perseguidos por la guerra mediática, pero sin los soportes técnicos a los que se nos tenían acostumbrados para adocenar, alienar, embrutecer, ideologizar, a quienes se exponen sistemáticamente a ellos.

La mediática de los anaqueles vacíos y la del bachaqueo, es la misma. Hace falta observarla con sumo cuidado para combatirla y vencerla. A no ser que ella nos haya tomado demasiadas ventajas para este momento.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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