Esta liquidación, que posee antecedentes históricos en el gomecismo y continuada por el punto fijismo fue asimilada sin ningún reparo por el “gobierno bolivariano” en la era de la globalización, donde se entregó el petróleo, gas, carbón a los grandes conglomerados del imperio del gran capital a través de esa figura perversa llamada empresas mixtas y por último para sellar su incondicionalidad a ese imperio que dicen combatir, entregaron el Arco Minero del Orinoco, vendiendo de esta manera parte del territorio venezolano, como si nuestro país fuese una mercancía.
En medio del sector revolucionario que todavía se encuentra en el PSUV, un fraternal amigo dentro de sus reflexiones y en una grata conversación con él y desde luego, en medio de una sabrosa taza de café, me confesaba un tanto desilusionado que la gente que giro todo el tiempo alrededor del Presidente Chávez y hoy siguen en el gobierno se envejecieron, se corrompieron y se enriquecieron en el llamado socialismo del siglo XXI y donde Chávez no deja de tener la mayor responsabilidad, a pesar que a través de los medios tratan ahora de santificarlo e incluso reemplazarlo por la figura gloriosa de nuestro Libertador, para seguirlo utilizando como icono del socialismo y de esta manera también lavarle las culpas que el tiempo histórico jamás le perdonara.
Tales comentarios me motivo a escribir estas notas, pues al igual que el amigo hay muchos y muchas personas que a pesar de haberse identificado con el llamado socialismo del siglo XXI, hoy se están planteando la mismas reflexiones, que yo considero propias de la gente inteligente.
El propio amigo me decía: “aquí se elaboró un discurso que al pueblo lo lleno de esperanza, frente a los malos gobiernos que AD y Copei y donde muchos de ellos también se enriquecieron y se volvieron viejos amasando grandes fortunas en nombre de la democracia y la libertad, llegando incluso al asesinato político”.
Así como el amigo –nombre que me reservo por razones obvias- hay muchos militantes del PSUV, que sigue creyendo en la posibilidad real de transformar al país e incluso sectores como el FBL, que manifestaron su apoyo incondicional al gobierno del Presidente Chávez, hoy cuestionan la actitud del gobierno bolivariano, pues dentro de sus análisis consideran que esto no va para ningún socialismo:
“Esta contradicción de la Revolución Bolivariana, es decir, su inicial carácter capitalista por un lado, y su potencial desarrollo socialista por el otro, vive hoy su más aguda tensión, producto de la recuperación político-electoral de los grupos de oposición al gobierno nacional y, subsiguientemente, en virtud de la concreción en Venezuela del conflicto inter-imperialista que se escenifica actualmente en el ámbito mundial por el control hegemónico de los recursos naturales existentes en el planeta. En este sentido, el desenlace de esta contradicción puede significar la derrota definitiva de la Revolución Bolivariana, a menos que urgentemente se reactive el Movimiento Popular Revolucionario y sea capaz de luchar en función de implementar las medidas que garanticen la RECTIFICACIÓN DE LA DIRECCIONALIDAD DEL PROCESO REVOLUCIONARIO, tanto en el ámbito de la composición política de su mando central, como en el plano de su orientación histórica”. (Comunicado del FBL. Junio-2013.).
NUEVOS ESCENARIOS
He aquí una realidad que la dirigencia corrompida del gobierno bolivariano, no podrá ocultar y a medida que transcurren los días toda esta situación se agudizara, pues el gobierno del socialismo del siglo XXI no tiene mucho que esconder, pues el tiempo se ha encargado de exponer la realidad y ejecutoria de esta llamada revolución. Su compromiso verdadero se encuentra centrado en los planes del neoliberalismo globalizado, así sigan señalando publicitariamente que están haciendo revolución.
La reunión de UNASUR (junio, 2013), donde Venezuela es parte de la misma, aprobó sin ningún tipo de reparo la explotación de los recursos naturales latinoamericanos, donde por supuesto se incluyen los de Venezuela y donde el gran capital y sus empresas foráneas están haciendo de las suyas a cambio de unas cuantas monedas, que devorara la clase que gobierna a consta de hambre y la pobreza de los pueblos y lo peor de todo, es la entrega de nuestra soberanía al gran capital.
Esta venta del país, que posee antecedentes históricos en el gomecismo y continuada por el punto fijismo fue asimilada sin ningún reparo por el “gobierno bolivariano” en la era de la globalización, donde se entregó el petróleo, gas, carbón a los grandes conglomerados del imperio del gran capital a través de esa figura perversa llamada empresas mixtas y por último para sellar su incondicionalidad a ese imperio que dicen combatir, entregaron el Arco Minero del Orinoco, vendiendo de esta manera parte del territorio venezolano, como si nuestro país fuese una mercancía.
Con respecto a UNASUR se tiene previsto lo siguiente: “La UNASUR servirá para que todos los países de la región acordasen de manera unánime la política unitaria de entrega de nuestras riquezas naturales a los países desarrollados a través de complejas y variadas infraestructuras propuesta en las reuniones del IIRSA donde se discute flexibilizar las aduanas, las líneas fronterizas, los aranceles, precios y mano de obra; y construir modernos puertos de agua profundas en las costas de Atlántico y el Pacífico, modernos y enormes aeropuertos, ensamblar gaseoductos, oleoductos, vías ferroviarias, construir carreteras inter oceánicas, dragado de ríos y lago convirtiéndolos en hidrobias o lago pistas, tirar fibras ópticas, tendidos eléctricos, represas, demarcaciones y entregas de reducidos espacios territoriales para los pueblos indígenas y campesinos.
Existen dos guerras paralelas por el control de nuestros recursos, una del poder mundial contra los Estados gobiernos y otra del Estado gobierno contra los pobladores y sus líderes. “En el escenario de esa guerra mundial por los recursos, América Latina es uno de los principales campos de batalla porque suministra el 25 por ciento de todos los recursos naturales y energéticos que necesitan los Estados Unidos. Además, los pueblos de la América latina y caribeña habitan un territorio en el que se encuentra el 25 por ciento de los bosques y el 40 por ciento de la biodiversidad del globo.
Casi un tercio de las reservas mundiales de cobre, bauxita y plata son parte de sus riquezas, y guarda en sus entrañas el 27 por ciento del carbón, el 24 por ciento del petróleo, el 8 por ciento del gas y el 5 por ciento del uranio. Y sus cuencas acuíferas contienen el 35 por ciento de la potencia hidroenergética mundial” (Renan Vega Cantor, Colombia en la Geopolítica Imperialista). (I Conferencia de UNASUR autoriza la violencia y el saqueo de los recursos naturales para conquistar el desarrollo.)
Todo esto se está haciendo en nombre de la integración, el desarrollo de los pueblos, la democracia, el crecimiento, la solidaridad y faltarían otros calificativos, para disfrazar semejante perversidad de las oligarquías y las burguesías de América Latina.
EMANCIPAR EL CONTINENTE ABYA YALA
La situación antes expuesta se le esconde a la militancia revolucionaria del PSUV y del llamado polo patriótico, pues la misma no conviene. A la militancia se le distrae en esa lucha estéril de quien va a ser el alcalde, los concejales o quien ira para el cargo que quedó vacante para asignarlo al de mayor influencia dentro del partido, es la vieja historia y la vieja discusión que planteara AD y Copei en la dinámica del llamado partido.
Pero de otro lado, también se está comenzando a dibujar otra realidad, pues en los diversos sectores patrióticos y revolucionarios de América Latina y el Caribe, se está librando una rica discusión en todos los órdenes del conocimiento humano conocidos hasta ahora, que orienta el pensamiento crítico y reflexivo, en confrontación frente a las ideologías que hasta ahora han dominado al mundo. Pero lo mejor de todo éste ambiente geopolítico, teórico, filosófico, es que la discusión está abriendo brechas, sobre todo en nuestro continente Abya Yala, que va rumbo a la construcción de un pensamiento propio, alejado de la influencia eurocentristas y colonizadoras, que por muchos años han sido el obstáculo para la libertad plena en el más amplio sentido del contexto de la palabra, donde retomamos nuestros sueños y pensamos el futuro indicando que en el hoy la utopía es posible.
Hoy, los movimientos que se han organizado fuera de las estructuras partidistas y que seguimos creyendo y militando en la utopía, tenemos que ir más allá de la independendencia económica y política de la patria, se trata también de emancipar en toda su integridad al ser humano y al planeta de todas las formas de dominación y alienación. De ahí que es importante darle el criterio de totalidad al concepto de emancipación de naturaleza humanista y extenderlo hacia un carácter más integral, no olvidando que hoy el gran capital amenaza de muerte la vida de sus dos fuentes de acopio de riqueza: a la humanidad y a la naturaleza.
De allí que el proceso de emancipación será el resultado de un conjunto de luchas prolongadas, de muchedumbres en la calle, cuyas protestas irán más allá de las reivindicaciones sociales y económicas, serán luchas por el respeto a la condición humana, por el respeto al medio ambiente natural, por el respeto a la vida, a la educación, a la vivienda, al trabajo, a la salud, a la soberanía de los pueblos, a su autodeterminación y en esa lucha popular y prolongada a veces se avanzara, en otras se retrocederá, es una lucha que se tendrá que abordar en el marco de escenarios internacionales y donde se confrontara y se caminara a distintos ritmos.
“Si no tenemos utopías -nos dice Bonfil Batalla- si no tenemos una capacidad de imaginar un futuro mejor acorde con nuestra realidad, estamos rindiéndonos a la perdida de nuestro futuro, y estamos aceptando un futuro impuesto. Si el pasado, en otros aspectos, nos fue impuesto, no podemos aceptar que el futuro también nos sea impuesto.” (Batalla, Bonfil (1987). “México Profundo. Una civilización negada”. Editorial CIESAS, México. PP. 81-82).
La utopía es el vuelo del cóndor de los Andes, donde la andinidad se acerca cada día más, ya que todo parece indicar, que vamos a empezar a escribir nuevas páginas de la historia, donde la indianidad será una de las protagonistas, con su fuerza hacedora y libertaria. Es la utopía, como impulso creador, donde se manifiesta una lucha a muerte contra la mente y pensamiento colonial, que ha negado a la indianidad la cabida para deliberar su futuro.
Muchos de nuestros pueblos, están precisando que la llamada modernidad que trajo consigo gradualmente el neoliberalismo globalizado, fragmento a la humanidad y lo que se está planteando en éste momento es como reunificarla, como unir los pedazos dispersos y devolverles esa relación humana, donde en el ayer la convivencialidad y la solidaridad estaban presente, para ver con mayor pertenencia el futuro.