¿Qué quiere decir Maduro con lo de, dado el caso que, “profundizaremos el socialismo?

El presidente tiene su estilo. Es suyo. Posiblemente haya a quienes no le guste, como el suscrito, pero tiene derecho a tenerlo y uno respetárselo. En su estilo suele, cuando quiere afirmar algo que cree trascendente, elevar el tono de voz al nivel más alto; no sé bien si es que piensa que haciéndolo de manera mesurada y moderada voz, no le escucharían, prestarían atención o porque haciéndolo como le gusta le da más contundencia a su mensaje. Son estilos. No sé tampoco sí, como me sucede a mí, por tener dificultades auditivas en la vejez con el oído izquierdo, tiendo a elevar la voz más de lo debido y que acostumbraba. En veces me descubro a mí mismo pegando gritos sin sentido ni justificación. Hay quienes acostumbran lanzar sus sentencias más fuertes y contundentes como entre dientes. Porque la fuerza de estas no está en el estilo o forma de comunicarlas sino en el contenido del asunto. Este también es un estilo. Como lo es aquel que no parece amenazar sino aconsejar, como cuando Gómez, hablando con alguien y refiriéndose a un familiar o amigo de este, dedicado a conspirar contra el gobierno, dijo en voz queda y lentamente:

            -“La culpa no es de la estaca si el sapo salta y se ensarta”.

            Le advertía a la persona a quien hablaba, que había acudido al presidente en calidad de protector del presunto conspirador, que la suerte de este dependía de lo que hiciese de allí en adelante. Y las amenazas de Gómez, no eran menores o mayores, según la contundencia de su discurso, porque el Taita, solía hablar muy quedo y lentamente. Ese era su estilo.

            El presidente Maduro, en cada confrontación con grupo empresarial alguno, suele comunicar al país el asunto, lo que no es malo, porque los nacionales tienen derecho a saber todo lo que es de su interés, y cuando eso hace se acompaña con una frase que más o menos dice lo siguiente:

           -“Si los empresarios continúan como van o persisten en lo que ahora hacen, nosotros desde el gobierno, profundizaremos el socialismo”.

          Claro, como antes advertí, eso lo hace en su estilo, que consiste en elevar el volumen de su torrentosa voz como para que cada palabra, una tras otra, penetren en los resquicios y lleguen a donde piensa que deben llegar.

          Es su estilo. Uno pudiera decir que hay otras formas de comunicar distintas a aquella que sugiere amenaza. Porque quien parece amenazar pudiera darle como un manto de compasión al amenazado. Es como aquel inicial estilo del presidente Chávez que consistía en poner énfasis en contra quien  iría o afectaría una medida en lugar de hacerlo en quienes la misma beneficiaría. Afortunadamente el de Sabaneta, quien aprendía con una velocidad descomunal, de alguna manera aprendió el discurso y optó por hacerlo al revés. De allí en adelante lo suyo fue destacar el bien de la medida. Es pues, como venimos diciendo, cosas de estilo.

            Pero también eso de amenazar con un “castigo” inaplicable o que no se tiene a mano, y hacerlo sistemáticamente, le da fundamento a aquello de “perro que ladra no muerde”.

            Pero aparte del simple estilo, cada quien hace con su camisa un sayo y dice las cosas como le pide el cuerpo, lo sustancial es el sentido o significado de la expresión toda, que por más que uno le analiza, moldea y confronta con la realidad, no le encuentra justificación.

            Se puede decir con pertinencia “a partir de ahora profundizaré cada día este hoyo” y mientras eso digo muestro a quienes hablo el asunto al cual me refiero, el hoyo. No sólo para que sepan de qué hablo. Constaten que existe y observen su nivel, de manera que cada vez que cave perciban los cambios que ocasiona el accionar de quien hizo la oferta. Más o menos se trata de establecer un punto de referencia, como el que permite percibir y medir el movimiento.

             De donde, solamente uno puede no amenazar, sino ofrecer, en el mejor de los tonos, para que prevalezca la buena fe y racionalidad, profundizar o avanzar en algo que existe; es decir, para decirlo en un lugar común, partir de algo concreto. De no hacerlo así, el discurso pierde credibilidad y hasta seriedad aunque eso no signifique que deje de impactar a las gradas.  Por supuesto, los políticos están habituados y hasta entrenados para ese tipo de conductas sin que aquellas expresiones les generen incomodidad o les quiten el sueño. El propósito de muchos políticos, sobre todo cuando se confrontan electoralmente, venden su imagen a cambio del voto de las multitudes, la moral pierde valor pues de lo que se trata es de ganar adeptos para la causa. Pero esta requiere insertarse racionalmente en la mente colectiva y por eso demanda ir acompaña de la verdad, referencias reales y coherencia entre el discurso y la vida.

             ¿Cuál socialismo profundizaría el gobierno? Supone que haya uno o mejor una sociedad como tal o por lo menos en verdadera transición. ¿Es este el caso venezolano de ahora? ¿No se parece eso mucho a afirmar, como lo hizo una ministra que la revolución está, si no consolidada, hecha en muchos aspectos, salvo en lo económico?

            Pero tal suposición o caracterización en el caso venezolano carece de sentido y fundamento. No hay duda que el gobierno ha tomado medidas y desarrollado políticas anti neoliberales y en favor de las mayorías que son dignas de destacar, aunque tampoco son ajenas algunas de ellas a la anterior historia nacional, como mantener y ampliar la educación pública, intentar prestar servicio de salud gratuito, la GMVV y otras tantas, pero de allí a afirmar que estamos en una sociedad socialista que, en un momento dado, por una coyuntura particular, un enfrentamiento clasista, podríamos profundizar, parece como una frase de carnaval o de simple discurso electoral.   Además, es obvio, por culpa de quien sea, no hay duda que la escasez, especulación e inflación mientras golpean duramente a la población aceleran la acumulación de capital de unos pocos y aportan al gobierno una masa monetaria gigantesca para continuar sus planes sin retormo.    

            Tal discurso o afirmación, pudiera internalizar en la mente colectiva la idea, en lo que la derecha pone énfasis, que las dificultades que ahora atravesamos, como escasez, inflación, baja producción resultan de la sociedad o sistema socialista. Es la vieja idea que, desde la existencia de la Unión Soviética, los enemigos del socialismo, tratan de sembrar en el pueblo. Por eso mismo, al Chile de Allende sometieron al asedio al que ahora someten a Venezuela. Lo pertinente es que los partidarios del socialismo sigan como les corresponde definir a la nuestra como lo que es, una sociedad capitalista, sujeta al mercado internacional como mono exportadora e importadora de  casi todo cuanto requiere. Porque el socialismo, por lo menos en la definición, supone todo lo contrario. Así como los cristianos luchan con fe por imponer el reino de Dios en la tierra, los socialistas lo hacen para que se imponga una sociedad justa y equilibrada, donde los hombres vivan en solidaridad y equilibrio. Unos y otros tienen derecho a soñar y hacer aquello posible.

            Pero, por todo lo dicho arriba, después de la amenaza de profundizar el socialismo viene la calma y los empresarios siguen en lo mismo.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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