¿Qué significa, conceptualmente, la praxis de un proceso revolucionario en revolución permanente? ¿Trotskismo? ¿La realización de un proceso revolucionario en permanente perfectibilidad en dialéctica conceptual durante el ejercicio del Poder sería una inevitabilidad objetiva del propio proceso revolucionario? En ese marco referente ¿Cómo deberían abstraerse en esas realidades en proceso revolucionario la dirigencia responsable de la revolución en estudio permanente? En ese proceso revolucionario ¿Cómo deberíamos definir el diálogo entre la dirigencia responsable y el poder popular, la masa revolucionaria, la sociedad como un todo antropológico y, en última instancia, cuál y cómo se deberían desarrollar las relaciones e intra-relaciones entre la dirigencia, la masa y el poder militar?
El Presidente Nicolás Maduro Moros ha informado sobre el proceso revolucionario para los años 2017 y 2018 lo cual significa que el proceso revolucionario que se comenzara en el Poder con el triunfo electoral (1998) y en su ejercicio ejecutivo de Hugo Rafael Chávez Frías (1999) es evidente y significativamente un proceso revolucionario en continuidad permanente en el objetivo por realista del escenario revolucionario en permanentes contradicciones tanto a nivel de la estructura económica como en sus necesarias expresiones super-estructurales en su globalidad conceptual obligada.
Ello significa que lo actual-fundamental-revolucionario tendría que expresarse en “lo-real-ideológico-educativo” en revolución permanente aún en considerando que las realidades actuales en las que se expone el Estado venezolano sigan siendo y sosteniéndose en los paradigmas conceptuales del Estado burgués-semi-capitalista-dependiente-y-alienado. Es un estado semi-capitalista por el aún presente Estado-rentista-dependiente; es un estado dependiente-alienado por sus objetivas correspondientes relaciones con el capitalismo-global-por-inevitable por la permanencia y la actual reingeniería del sistema capitalista cual se profundizará, probablemente, con las incorporaciones pragmáticas de las políticas de Estado del Estado estadounidense por norteamericano de la Presidencia de Donald Trump conjuntamente apoyándose en la permanente “nueva política Obama” (JVR dixit) y las no-solucionables crisis objetivas en la Comunidad Europea en su transformación y profundización en dependencia a las pautas dictadas desde Washington en objetiva crisis una vez que asuma la Presidencia estadounidense Donald Trump junto y frente a las realidades objetivas que se están manifestando en la Región de Asia-Pacífico, los escenarios en pleno desarrollo que se están manifestando alrededor del Estado de Israel y los desarrollos globales en las políticas de estado de Rusia y China. Y ello es concomitante con “lo-ideológico-educativo” en tanto y cuanto la revolución permanente acepte el obligante diálogo entre las realidades revolucionarios y sus contradicciones con “lo real-externo-significativo” de la Política Internacional que se expresa desde las realidades actuales del capitalismo global-mundial en descripción más arriba.
En ese marco en referencia, nos topamos con las actuales realidades internas que pululan en los actuales momentos en el proceso revolucionario venezolano como son el burocratismo, las desidias personales y la corrupción desbocada, tres realidades que están socavando, real y objetivamente, al proceso revolucionario heredado de Hugo Chávez independientemente de la necesaria reingeniería del “Plan de la Patria” según los momentos objetivos por los cuales transita el propio proceso revolucionario venezolano tal como lo denunciara, en el caso de los tres males referidos, con respecto a uno de esos cánceres presentes en la actualidad revolucionaria y aburguesada de algunos dirigentes, el Presidente Maduro Moros con algo tan simple como distribuir perniles en fechas navideñas.
Pero es ello precisamente, esa relación dialéctica entre la burocracia y la distribución, donde la revolución venezolana debería enfocarse en este primer trimestre del nuevo año 2017 y, precisamos, no es tener que obligatoriamente “desenterrar el hacha de la guerra”, como diría Gerónimo, como tampoco poner en función la máquina diseñada en mejora en su funcionamiento por Joseph-Ignace Guillotin, sino tomar decisiones de Estado que se impongan en las responsabilidades y en “lo-ideológico-revolucionario”, es decir, en la conciencia revolucionario siendo por ello que nos consideramos como fundamental conceptualizar “lo-revolucionario-permanente” como objetiva praxis revolucionaria-criolla-nacionalista venezolana.
Como siempre permítasenos referirnos a algunas realidades revolucionarias históricas que podrían servir de estudio y referencia no como modelo sino como experiencias revolucionarias ajenas. Tendríamos como primera referencia las particularidades del proceso gubernamental que desarrollara Joseph “el padrecito” Stalin durante su extensa responsabilidad como líder revolucionario de la Revolución Bolchevique no solamente en sus aciertos como en sus fundamentales errores como, por ejemplo, preguntarnos sí aquel pacto que suscribió con el gobierno de Adolf Hitler en momentos cuando eran perseguidos por el gobierno nazi-alemán cuadros del partido comunista alemán, eran ¿Razón de estado?
Un otro ejemplo al cual podríamos referirnos sería el proceso revolucionario que se ha gestado en el “país del centro” en sus permanentes avatares ante sus realidades socio-culturales e históricas ajenas a los procesos analizados por Karl Marx sobre los desarrollos históricos de las sociedades europeas. (Los acercamientos referidos al modo de producción asiático, nos consideramos, aún se encuentra en estudio olvidado). También, en ese orden de ideas, las realidades caribeñas son autóctonas y, evidentemente, ajenas a nuestras propias realidades revolucionarias nacionales como se demostraron durante los procesos en revolución armada en tiempos cercanos pretéritos, lo cual no significa que no sean de importante referencia en el actual proceso revolucionario bajo la batuta dirigencial de Maduro Moros.
Pero, en nuestros pareceres, está presente una realidad incontestable en nuestro proceso revolucionario que ha marcado nuestra evolución histórica desde aquel año de 1928 hasta la presente fecha en realidad objetiva por políticas obligantes revolucionarias aunque de debate ideológico permanente. Nos referimos a las directrices de la Tercera Internacional que tendrían sus lógicas expresiones reformistas en América Latina en liderazgo harto conocido como, a título de referencia, el liderazgo de don Rómulo Betancourt quien desde su tránsito conceptual a su reformismo en praxis político-ideológico; quizás, por ello, inteligentemente, tomaría la decisión de no aspirar en su regreso a Miraflores por lo cual nos vemos obligados a preguntarnos sí Betancourt lograría comprender “lo conceptual-histórico-ideológico” de “lo real-militar” siempre presente en “lo real-histórico-nacional” por aquello de “lo conceptual-bolivariano” cualo fuera rescatado, inteligentemente, por Chávez Frías en su propio proceso de formación ideológica tanto previo al “4 de febrero” como durante el desarrollo de su presidencia ante las objetivas realidades super-estructurales de la Patria de Bolívar.
En ese orden de ideas, nos permitimos preguntar sí aquellas directrices del Comintern han sido no solo profundamente estudiadas sino “reformadas” según las objetivas realidades nacionales y continentales americanas frente a las objetivas y necesarias realidades del propio proceso, en acto en estas circunstancias globales, del sistema capitalista y sus reales contradicciones por objetivas influencias conceptuales en permanente trato por y de dependencia del “centro con respecto a la periferia” en sus diferentes tiempos y etapas por históricas y por necesarias evoluciones lógico-marxistas del sistema per se. Difícil inquietud de responder cuando aún nos encontramos en déficit con el conocimiento obligante por escasas variables en nuestras manos y porque no contamos aún con las necesarias referencias para la lógica reflexión para el objetivo análisis necesario por obligante en función de la perfectibilidad del propio proceso revolucionario venezolano en sus paradigmas histórico-necesarios.
A Enrique Nóbrega in memoriam.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.
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