La socialdemocracia es una farsa de socialismo (los adecos pertenecen a una internacional socialista, el MAS, el PSOE, y son la mejor expresión de la socialdemocracia), siempre ha sido eso; una manera de contener a las revoluciones sociales. Es un fastidio seguir insistiendo en esto, pero hay que hacerlo. El pacto de nueva york luego de Punto Fijo, el cual frenó una la revolución en gestación, Kerenski, en la Revolución Rusa, la social democracia de todos los tiempos, y ahora con esta farsa de revolución, la única en el mundo que se vende como socialista, entregado el país en la cara de todos a los capitalistas.
Un partido que se dice socialista pero es en realidad un vehículo para los oportunistas, sus dirigentes no orbitan alrededor de la revolución socialista, solamente se preocupan por sostener el gobierno en el poder sin saber exactamente qué hacer con él, mientras los oportunistas si lo utilizan en provecho propio. Un partido que solo hace de maquinaria electoral, pero no se sabe siquiera si puede continuar ganando elecciones, por los vientos que soplan
En la socialdemocracia gobierna el capitalismo pero conteniendo el descontento social repartiendo migajas y promesas a los desposeídos. En la socialdemocracia se frena el impulso revolucionario de los pueblos. En nombre de la paz.
En el caso nuestro, en estos tres últimos años de gobierno no solo hemos frenado el entusiasmo revolucionario sino que ha menguado bastante. El modelo de gobierno es de alianzas con los capitalistas, es de conciliación con el enemigo. Se confunden los intereses. Se piensa en el país a la manera capitalista burguesa, no en revolución socialista. Ahora se escucha la palabra socialismo cada vez menos como concepto, como idea, y mucho más expresiones como "liberar las fuerzas productivas" "expandir las fuerzas productivas" sin decir exactamente qué se consigue con eso para el campo socialista, para formar conciencia del deber social, no les interesa ya.
Ahora hablan de "socialismo en lo social" porque no se atreven a decir abiertamente que están invirtiendo en el capitalismo. Esta política conciliadora acentúa más las diferencias, fragmenta mucho más a la población la cual ahora vuelve al camino del llamado "ascenso social"; "progresar en la vida" "según cuanto tengas y lo que tengas". Vuelve a instalarse el individualismo y los valores del tener para ser. Cada uno peleando por su lado.
La conciencia del deber social no es para nuestros dirigentes, en ellos es solo una frasecita más en algunos discursos confusos y embaucadores. La conciencia de trabajar para toda la sociedad como la única manera de resolver los problemas individuales, la salud, la alimentación, la educación, la calidad de vida en términos generales, se diluye en una lucha egoísta por salvarse solo, que es el modelo de vida burgués y la misma guerra feroz capitalista por los mercados, por los recursos naturales, el agua, el petróleo, los minerales. Es la misma guerra pero en diferentes escalas.
Hablar de paz en estas condiciones es un retroceso a la resignación. Paz sin justicia social, paz para que los capitalistas no sean tan agresivos, no se comparten tan malos. Pedirles peras al olmo. La paz se construye desde la justicia social, esto lo sabía Chávez y se cansó de repetirlo. El capitalismo marca estas diferencias, profundiza la injusticia. Liberar las fuerzas productivas del capitalismo es liberar a un demonio, es acabar definitivamente con el sueño que encarnó en Chávez, es matar las esperanzas de los más pobres y deprimir el entusiasmo revolucionario hasta la nada.
Lamentablemente este equipo de gobierno está haciendo bien su trabajo de contención, nos está acostumbrando a vivir en la resignación, está formando borregos, acabó con el espíritu crítico y la crítica, ahora se prepara para la represión y la sanción a la crítica y la disensión. Se ha puesto al servicio de las fuerzas productivas capitalistas liberadas, frente a las cuales no hay Clap que valga. Liberado el demonio todo se convierte en él.
Marcos Luna, docente