La Historia revolucionaria en Venezuela en los últimos doscientos años ha tenido como aliado importante al movimiento estudiantil, que ha cruzado rutilante sobre largas y muy adversas coyunturas políticas, económicas y sociales; sin que ello lo haya apartado de jugar un rol preponderante y protagónico en las distintas luchas que ha librado en la sociedad venezolana. El movimiento estudiantil venezolano se ha inspirado sobre fundamentos ideológicos, políticos, lucha de clases y de otra índole, que tuvieron su brillo en lo más alto del firmamento aquel 12 de Febrero de 1814, cuando un aguerrido grupo de jóvenes adolescentes y seminaristas se enrolaron a las filas militares del ejército patriota comandados por el General José Félix Ribas, que juntos, propinaron una colosal derrota a las tropas realistas, que numéricamente y en armas eran superiores, sin embargo, aquellos valientes muchachos hicieron morder el polvo de la derrota al imperio español.
Ya iniciado el siglo XX, transcurrieron casi tres décadas cuando nuevamente un nutrido grupo de estudiantes universitarios, irrumpieron en la escena política del país lo que se denominó la “ Generación del 28” , enfrentando tal vez a una de las más temidas y oprobiosas dictaduras que se establecieron en el país, dirigida por el inefable Juan Vicente Gómez ( el Bemerito) quien se convirtió en el más acérrimo verdugo de las universidades, clausurando a muchas de ellas, atravesando sin duda alguna la etapa más oscura que haya tenido que afrontar la academia en toda su historia. Las figuras más connotadas de aquella epopeya universitaria pagaron un altísimo precio por el rol histórico que asumieron con inquebrantable resolución, para lo cual, les valió: prisión, exilio y muerte. El Movimiento estudiantil tuvo innegablemente uno de sus
más importantes referentes de lucha en la llamada Generación del 28.
Corría el año de 1911, cuando un 04 de Mayo de ese mismo año nacía en la aldea de Paiva en la población de Santa Cruz de Mora en el Estado Mérida, un niño varón que llevaría por nombre JOSE EUTIMIO; hijo legítimo de Don Aureliano Rivas y Doña Débora Montoya vecinos de la localidad. Posteriormente a los pocos días fue presentado por sus padres en la prefectura del Municipio Mora, perteneciente al otrora Distrito Tovar, cuyo acto presenciaron como testigos la Sra. Matilde de Bottaro y el sacerdote Zacarías Guerrero, siendo bendecido días más tarde por el sacramento del bautismo a cargo del presbítero Melquiades Rosales. Su educación, como la de cualquier niño signada por la época, fue modesta y un tanto precaria. La aplicación de los métodos de enseñanzas que se impartían, emanaban de personas con cierto grado de instrucción, otras con amplias capacidades intelectuales y profundos conocimientos en las principales asignaturas, investidos muchos de ellos de notables valores Morales, éticos y ciudadanos – hoy por hoy casi inexistentes – que fueron moldeando la personalidad de aquel joven Santacrucense. Siendo un adolescente se traslada a Tovar, donde inicia estudios de Bachillerato en el Colegio Miranda, teniendo como a uno de sus principales orientadores al maestro Claudio Vivas.
Las primeras décadas del siglo XX fueron adornadas por una corriente literaria que se expandía con gran fuerza más allá de nuestras fronteras, las tardes provincianas se engalanaban con gratas tertulias, donde abordar temas políticos eran prácticamente restringidos por el régimen gomecista. No obstante, llegaban de manera clandestina los clásicos y obras de la literatura mundial, ensayos políticos y la no menos importante y muy creciente corriente positivista muy en boga por esos tiempos, autores como Vargas Vila, Jorge Isaac, Rubén Darío, Lenin, Trotski, Mariátegui, John Redd entre otros, eran de consulta cotidiana. Ya residenciado en la ciudad de Caracas, donde motivado a proseguir estudios
universitario, ya sea en la escuela Normal para hombres o en la UCV inicia su espíritu de rebeldía y enaltece su condición revolucionaria, uniéndose como militante activo a la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), que junto a otros grupos de pensamiento y orientación de Izquierda constituyen un frente dentro del Partido Democrático Nacional (PDN), para encarar y tratar de cambiar el orden político que dirigía el General Eleazar López Contreras.
Los años 1936 y 1937, estuvieron marcados por una ola de manifestaciones que contrastaban con el slogan gubernamental “ Calma y Cordura” que lejos de apaciguar las revueltas sindicales y estudiantiles, arreciaban severamente con castigos que eran propios de la vieja estructura Gomecista que permanecía intacta y que tenía por destino como espacio de confinamiento la muy temida prisión de la rotunda. Transcurridas las primeras horas de la mañana del 10 de febrero, se suscitaron pequeños focos de protesta en las inmediaciones de la UCV por la inminente clausura de la FEV, la masa estudiantil enardecida, haciendo caso omiso a la medida del régimen, se atrincheran valientemente en el recinto universitario y, este es vulnerado por la intervención de la policía donde arremeten brutalmente y se ensañan contra los estudiantes que buscan resguardarse en las instalaciones de la universidad. La fuerza pública violando flagrantemente la Autonomía, ingresa y hace uso indiscriminado de las armas disparando a mansalva y a quemarropa, donde ejecutan cobardemente al estudiante Eutimio Rivas que cae vilmente asesinado al pie de una escalera. La muerte de este joven Santacrucense por defender un ideal y causas justas, pasa desgraciadamente a engrosar la larga lista de nobles mártires de la Republica que han escrito con su sangre, las gloriosas páginas de la historia del Movimiento Estudiantil Venezolano. ¡Honor y Gloria...! a Eutimio Rivas