La falta de solidaridad como discapacidad

La discapacidad es una desgracia para quien la padece; aunque muchas veces también se convierte en una fuente superación personal, dependiendo como cada uno asimile esa adversidad, pues el superarla no se limita tan solo al hecho, sino también a descubrir las potencialidades que el ser humano en condiciones normales; jamás de los jamases experimenta. Es en ese sentido que si bien la discapacidad es una limitante, es también una insospechada fuente de oportunidad para descubrir una realización humana en otras condiciones a las que la aciaga adversidad no afecta a los demás.

Pero la falta -así como puede faltar la vista, o un brazo, o una pierna, etc- de solidaridad es algo que cercena, mutila y postra el alma, pues si bien físicamente se está entero, es el egoísmo el que espiritualmente hace infeliz al ser humano. Pero si además se es egoísta; por exceso y no por falta, que es lo que sucede con los municipios que tiene guardado en caja y bancos; más de mil millones de bolivianos en todo el país; ya no es ser sólo egoísta, si no majaderamente egoísta además. O si prefieren, es hacer el papel de perro del hortelano que: Ni come, ni deja comer. Vale decir que no es siquiera ser solidario dando lo que sobra; si no que teniendo de sobra, es echar el grito al cielo cuando se quiere distribuir, lo que está guardado bajo el colchón; o en éste caso en caja y bancos.

Y es que si algo que destacado nuestra economía, ha sido la política redistributiva que desde el gobierno se ha ido implementando en estos más de 10 años de gobierno, pues la misma ha permitido que más de 1 millón de bolivianos se incorporen a las clases medias; y que es lo que irritado a las elites, pues éste fenómeno sociológico de movilidad social es la amenazadora antítesis a sus elitista estatus.

Es en ese sentido que el ministro de economía Luis Arce ha sido defendido el decreto presidencial firmado por el presidente Evo Morales, que autoriza el pago del bono con fondos provenientes de los municipios que tienen guardados en caja y bancos.

Es más, estos recursos ha sido otorgados a las personas con discapacidad; no sólo por un sentido de solidaridad, sino de oportunidad, ya que en ocasión de la movilización del año pasado de los discapacitados, la misma se financió desde los municipios opositores; claro que condicionado al cálculo político de desestabilizar al gobierno. Es más hasta la hipócrita iglesia católica reclamó por ellos, pero obviamente el momento de poner su parte, se esfumaron como el espíritu santo.

Así que la solidaridad sostenida en el cálculo político; no es sólo solidaridad si no mezquindad; o mejor dicho es discapacidad y miseria humana.



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Rolando Prudencio Briancon


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