Defender la dignidad de un pueblo que decidió ser libre y soberano. La Revolución Bolivariana como única garantía para la estabilidad política y social alcanzada en ella gracias al compromiso y trabajo arduo del Comandante Chávez junto al pueblo. La construcción del socialismo como única vía hacia la verdadera justicia social. Los mecanismos de integración latinoamericana y caribeña, como el ALBA-TCP, CELAC y UNASUR, logros indiscutibles de la revolución gracias al genio de Chávez.
La doctrina bolivariana y chavista, como sinónimo de libertad y justicia. La patria venezolana, bolivariana, como epicentro de lucha y resistencia ante el hegemón que pretende subyugar la revolución y acabar con la esperanza de millones que con trabajo, esfuerzo y compromiso ante la historia dieron un paso al frente para hacer posible el cambio.
Sin duda, los avances alcanzados a lo largo del proceso están en franco peligro. Queda claro que solo un pueblo movilizado, ideologizado y políticamente claro hará el contrapeso necesario ante esta nueva arremetida de la contrarrevolución, dentro y fuera de ella.
¿Y qué decir en materia de derechos humanos? Veremos con estupor cómo los mismos desaparecerán, una vez detenida la marcha de la revolución. Volverán los teatros de operaciones, la persecución, la tortura. Todo esto bajo la complicidad del Departamento de Estado norteamericano que volteará su rostro hacia otro lado.
¡A saber lo que ocurrirá con la libertad de expresión de la que hoy gozamos! Esta no será más que un recuerdo triste de un pasado alegre. ¡Ay de aquel que ose levantar banderas de lucha en busca de reivindicaciones! La libertad solo será un derecho para sufrir, como bien decía nuestro cantautor y panita Alí Primera.
Seremos testigos de excepción de cómo volverá la política de privatizaciones. Por supuesto, empezarán por las empresas básicas, estratégicas y socialistas, para traspasar nuevamente a manos del capital transnacional la propiedad y el control absoluto sobre todos nuestros activos productivos. ¿Y qué decir de las riquezas de nuestro suelo? Volverá el saqueo obsceno como en la IV República para enriquecer a los grupos de poder en detrimento del pueblo, sin retribución alguna para el país, ni regalías ni tributos justos.
La defensa de la Revolución Bolivariana es un compromiso de talla histórica con los pueblos que luchan en el mundo por su autodeterminación y su derecho a ser soberanos y libres de potencias extranjeras. De aquí nace la necesidad de tener conciencia del sentido histórico. Resulta fácil ser revolucionario cuando las cosas marchan bien y la situación está controlada.
Cabe ver cuánto nos creceremos ante la adversidad, con todo lo que ésta conlleva. Llegó la hora de hacer inexpugnable la revolución. Debemos crear un fuerte movimiento de acción política en lo concreto, para solicitar ante los órganos correspondientes que les sea retirada la inmunidad parlamentaria a los diputados que pidieron la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA y la eventual intervención extranjera contra Venezuela, que es su propio país.
Una vez hecho esto, se debería proseguir con el siguiente paso, que sería solicitar de manera firme y clara que les sea retirada a cada uno de los parlamentarios que incurrieron en esta traición a la patria, la digna nacionalidad venezolana, siguiendo para ello lo establecido en nuestro ordenamiento jurídico vigente.
Puesto que esos parlamentarios ya son apátridas de hecho, pues entonces que también lo sean de derecho. No merecen llamarse hijos de Bolívar. Esto inclusive sería una acción exigua tomando en cuenta todo el daño que han perpetrado al país a lo largo de estos 18 años en el plano político, económico y social, a nivel nacional e internacional.
Paradójicamente, ante la amenaza real de que nos sea aplicada la Carta Democrática, decía nuestro Comandante Chávez en el año 2010:
“Ha llegado la hora de los pueblos, y ha comenzado a sonar en todos los relojes la hora de fundirnos en una verdadera hermandad continental, para honrar de forma activa, en esta era bicentenaria, el legado de libertad plena de nuestras libertadoras y libertadores”.
Cabe destacar cómo el Imperio ha ganado nuevamente área de influencia en la región, producto de la falta de conciencia de los pueblos hermanos que en su momento dieron su apoyo y respaldo a gobiernos progresistas. No supieron defender lo alcanzado. Pudo más la canalla, el poder económico representando en sus países por las élites políticas corruptas y serviles a los intereses hegemónicos.
Es importante entender lo sucedido en estos hermanos países, para que esto no nos suceda a nosotros. La Revolución Bolivariana, con todas sus fallas y errores, es nuestra revolución; y las contradicciones que en ella hay las superaremos en el camino, pese a las corrientes reformistas que hacen vida dentro del propio proceso, las cuales amenazan la construcción del socialismo. Es un enfrentamiento dialéctico y de modelos. Los que defendemos la construcción del socialismo como única vía posible para la justicia y estabilidad social y los que defienden el capitalismo voraz, depredador e inhumano.
Entendamos de una vez por todas que la lucha por el hombre no se hace por caridad. ¡Qué viva la Revolución Bolivariana, faro del mundo, epicentro de lucha, de dignidad y de esperanza! ¡Chávez vivirá mientras el pueblo luche! ¡Aquí nadie se rinde! ¡La consigna es vencer para seguir teniendo patria!
Con todo mi respeto y amor revolucionario a todos quienes se mantienen en pie de lucha desde sus trincheras en defensa del legado de nuestro Comandante. ¡Hasta la Victoria siempre camaradas! ¡Solo unidos venceremos!