"La acción política sólo es maniquea en sus grados bajos, y el maniqueísmo tiene el efecto de camuflar el azar y la incertidumbre de la acción. (Mis demonios, cap. 8)." Edgar Morín…
¿Qué es el onanismo? En realidad, sólo los diccionarios dicen saberlo. Pero resulta que entre más jurungamos en la memoria del pasado menos claridad encontramos acerca de su definición en estos tiempos de Revolución en Venezuela, y en torno a esto reina la más terrible confusión, y también, a borbotones, las estupideces más espeluznantes, y las ocurrencias más primitivas. Se supone que un socialista es un ciudadano que tiene principios. Y, ¿qué es un principio? Según la filosofía es definido como el punto de arranque, o el basamento legal de un proyecto que se desea aplicar o justificar ante una sociedad.
Si analizamos las revoluciones socialistas, y comunistas de los siglos XIX, y XX, todas fracasadas encontramos suficiente material que nos ilustra sobre lo que es la lucha por los ideales o, la lucha interna explicado en su época por Lenin. Marx también habló sobre los principios de este tema que racionalmente debían ser explicados, y expuestos sin atajos, y menos con trampas.
En las dictaduras estalinistas en esos países la cosa se fue embaucando a medida que esos gobiernos convirtieron el hambre, y la miseria en forma interminable. Hubo épocas enteras en que los revolucionarios dejaron de actuar para dedicarse a buscar comida, y calidad de vida.
Éstos acabaron no por lo que debían de pensar, sino por lo que la nomenklatura quería que dijeran y, así sin excepción, los principios en esos países con una férrea dictadura totalitaria escondieron propósitos dictatoriales, y de burocratismos fanáticos exacerbados, y no de cuestiones políticas ideológicas, y de bienestar, que tuvieran que ver con la definición de la realidad en la que se actuaba en esas épocas. Así, los principios revolucionarios se volvieron en abusos, y soluciones represivas en el uso de la fuerza para situaciones como el reivindicar la calidad de vida. El caso es que todo mundo anduvo a la greña por los principios.
Es con asombro ver en la Venezuela del siglo XXI, individuos que parecen salir de las tumbas estalinistas proclamando de nuevo la vigencia esos sistemas fracasados. Es como una invitación a los fantasmas de la muerte a acompañarlos a sus catacumbas en oraciones negras.
Debo advertir que la lucha de hoy en Venezuela requiere de una actitud casi celestial: se debe creer en la grave situación socioeconómica que vive el país, se debe ser coherente con el discurso, y hay que estar dispuestos a asumir todos los retos que esto conlleva hasta, el ridículo incluido con eso de convertir el psuv en un aparato militar de choque.
A esta turbulencia entre gobierno, y oposición dos o tres principistas no les gusta la: Mud, Psuv, y partiditos o chiripero quintas columnas, pero algunos apoyan el llamado a "constituyente", visto que es la única candidata de la inflación galopante; muchos (del engominado rábula del derecho inconstitucional) tienen sus temores sobre la coherencia (mas no sobre su honestidad académica e intelectual), y su manipulación sobre los peligros que acechan, y se preguntan si de verdad sabrá cómo vencer a los enemigos. ¡Si tan sólo tuviera Herman Escarrá principios!
Según este rábula del derecho inconstitucional, primero debe saber en qué clase de país está actuando en pleno siglo XXI. Venezuela es hoy un país neocolonial igual a la China de los años veinte, con una estructura de comercio que pasó de lo formal a lo informal, y lo que queda de industria, y comercio están por entero en manos de extranjeros, y con un semiestado fragmentado en poderes locales, y cuyo gobierno central carece totalmente de consenso, y autoridad moral, y es simplemente el más grande de los poderes delincuenciales, pero una presa inerme del imperialismo chino y ruso. Eso era exactamente lo que pregonaba la estaliniana Internacional Comunista en los años veinte y treinta.
Luego hay que aleccionar al rábula del derecho inconstituyente como el ogro traidor parido por la Revolución. La revolución bolivariana destrozó económicamente con esta inflación atroz, a la clase media venezolana, ahora Venezuela se confunde con Cuba, o acaso con Siria, ahora como colonia, la economía no está dirigida por los obreros, y los campesinos, sino por chinos, cubanos, sirios, rusos e islamistas, que especulan al pueblo venezolano dentro de un Estado netamente capitalista. Apoyados por el poder que les da la revolución, construyendo las bases de la contrarrevolución. Cediéndoles la revolución los derechos políticos de los venezolanos a estos colonizadores, para que los dejen gobernar, empeorándole al pueblo venezolano sus condiciones de vida.
El corporativismo de esta constituyente que se quiere aplicar es una copia de la Italia fascista, de la Alemania hitleriana, y de la URSS estalinista fue el modelo de los totalitarismos fracasados en el siglo XX. Los orígenes de esta nueva ANC propuesta por el rábula de Escarrá, son fascistas, nazistas y comunistas. La vieja Comintern, con esta inconstituyente, se queda corta.
El dialogo honesto y sincero se rompió. El estalinismo bolivariano cerró el camino al surgimiento de verdaderas posiciones socialistas, y ha producido un fenómeno de violencia, el fascismo totalitario, se ha convertido en una traba histórica para el llamado legado de Hugo Chávez.
No le veo una salida pacifica a esta crisis de la nada, por la conclusión principista de que no aceptan un proceso electoral transparente, porque les puede modificar el derrumbe del pacto con el estalinismo cubano con 60 años en el poder. Antes nos habían dicho que esa constituyente, era para mejorar la constitución del 99, pero al negar en las bases comiciales el referéndum consultivo, y aprobatorio, queda al descubierto la trampa totalitaria. Copiando modelos del socialismo real que ya se habían derrumbado en el siglo XX. En otras palabras, ese rábula del derecho no entiende el mismo su farsa, para qué queremos elecciones constituyentes en Venezuela y, menos todavía, por qué Nicolás Maduro Moros se presta a semejante farsa.
Herman Escarrá, nos sigue diciendo, de no andar jugando a la constituyente, sino el de ayudar a profundizar el movimiento de control social, y convertirlo en la base del nuevo neo totalitarismo. Lo que anda haciendo es distraer con sus planteamientos seborreicos moderados, y timoratos que sólo busca congraciarse con los sectores populares inconformes con el gobierno bolivariano.
Su tarea, según su estrategia, es la construcción de un Estado similar al cubano, nacido del engaño, y la mala gestión socioeconómica. Qué diablos querrá decir este anti jurista, que insiste en que no se modificará radicalmente la actual carta magna, por un programa claramente totalitario al mejor estilo cubano. Es una pena que en la nomenklatura no hablen de un estado totalitario, cuando no copian lo que ya plantean Rafael Ramírez, y Eustoquio Contreras. Escarrá nos surte con tonterías. Las concentraciones de masas de los últimos días con muertos no les bastan.
La constituyente no es esperanza, pues las bases de la revolución tienden a desmovilizarse para no ser utilizadas con perversos fines electorales. La esperanza radica en las bases de unas elecciones generales, y con un voto crítico a favor de la reconstrucción radical de Venezuela, esto ayudará a quienes quieren una política socialista consecuente de estar junto al pueblo, ayudándolos a organizarse, a combatir toda especulación, escasez, inflación, corrupción, y a hacer frente a un posible fraude constituyente totalitario.
El odio, y la opresión, de la GNB, PNB, y los colectivos armados, son un arma sobre los oprimidos, y se deben neutralizar programática, y organizativamente, la única manera de neutralizar a estos esbirros.
Carlos Marx, sostuvo sobre que: "es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad, entre la realidad y el poder, y la terrenidad de su pensamiento ".
Pero hay izquierdosos encerrados en un dogmatismo cavernícola, que viven en la derechización de sus ideas. Encapsulados en una visión particular del socialismo, a todo lo llaman ser de derecha, sin ello saber que es la izquierda, porque nunca han leído sobre esa doctrina, ni han renunciado a su militarismo ignorante y bestial.
A toda crítica de la realidad que vivimos, de la realidad económica paupérrima, solo se dedican a la inútil tarea de andar reprimiendo las protestas del pueblo descontento con su singular garrote de agresión. Sin juzgar si la realidad calza con su visión de esbirros. Lo peor es que estas fuerzas de la GNB y PNB no son realmente revolucionarias, que buscan una superación concreta del descontento social existente.
Son superadas su brutalidad represora por fuerzas juveniles que caen muertos por las balas asesinas, que causan lutos en la vida social, se han quedado en la orilla del odio, y todo lo que atinan es a acusar a la derecha, y al cacareado imperio yanqui, con una acidez, y un odio que son producto de su propio fracaso.
Son generales revolucionarios trasnochados sin destino, que se han quedado al margen de la historia real, y no tienen conciencia de sus atrocidades. Por lo mismo, esos colectivos de matones a sueldo se han encerrado en el resentimiento y el odio, mientras otros policías y militares, se han lanzado por el atajo de la desvergüenza y se han puesto al servicio de la derecha rojita. En los años setenta conocí en Caracas a algunos militantes de izquierda hoy en funciones de gobierno, y que tuvieron en la lucha armada. Eran arrogantes e intransigentes. Hoy algunos de ellos reprimen, y terminaron convirtiéndose en ricos al servicio de la derecha, y hasta en prósperos empresarios. Todo esto demuestra que en algunas personas la ideología es una bandera para viajar, y educar a sus hijos en el exterior, ya uno no sabe, si son del lado izquierdo o del lado derecho. Claro están los que todavía se mantienen firmes, y fieles a su ideología. Pero están los "herman`s escarra`s" que no saben diferenciar entre el campo jurídico de la ideología, y el campo de servicio de la política. Y es que en ellos caben las recetas dolarizadas, y en los otros solo las respuestas maniqueas a una realidad incierta. No basta con tener firmeza ideológica; también hay que tener visión política, como la mujer del Cesar, además de sensibilidad humana, amplitud de criterio y realismo, vocación de servicio, y mucha humildad. Y ese es el reto fundamental para la izquierda venezolana, si quieren seguir siendo una opción real de poder a través del voto popular: salir del encapsulamiento del totalitarismo cubano, dejar de aferrarse a ideologías totalitarias ya fracasadas, aterrizar en tiempo, y espacio, y poner los pies sobre la tierra, elaborando fórmulas útiles para sacar a las grandes mayorías nacionales de este desastre económico. Lo contrario es seguir en su aberrante onanismo revolucionario totalitario.