La Paz

Cuenta Francisco Ansón en su libro "Santos del siglo xiii y su época. Cuando el mundo descubrió la paz" (ediciones Palabra. Madrid, 2001), algo que parece de increíble actualidad, a saber, que los caballeros medievales antes de ser cristianizados constituían unos colectivos que no solo infundían terror sino que lo ejecutaban sin piedad, hasta que surgió u concepto y una práctica al menos formalmente establecido dado en llamar "La paz de Dios" (ob cit., p. 48).

Muy a propósito de los llamados "Jóvenes de la resistencia" que desarrollan trancas y barricadas en las calles de sus urbanizaciones con escudos y otros símbolos religiosos medievales y que son presentados como defensores de las agresiones de la policía y guardia nacional; nos hizo recordar el pasaje del citado libro e institución.

Caballeros medievales y actuales que se veían a sí mismo como guerreros de Dios, pero que no son más que excusas para fomentar el terror entre vecinos d entonces y de ahora, puesto que sus remotos antecesores eran también unos bárbaros. Igual que estos permutados en la actualidad. Con lo cual no hace sino confirmar que la ideología no es sólo una noción abstracta sino una práctica, como dicen Marx y Engels en sus escritos de juventud, en particular La Ideología Alemana.

Sin embargo, no era que en la edad Media no se estimara la paz. Al contrario constituía un anhelo muy sentido, asunto que parece repetirse como hemos sugerido ya aquí como una nota distintiva en el maremágnum de confusión que han introducido los muy contradictorios jefes de la mud.

Cita el Dr. Francisco Ansón en el libro citado que: "… Sería impropio concebir los siglos de la cristiandad medieval como una época áurea, animada por los ideales evangélicos, plasmación casi perfecta del reino de Dios en la tierra. Una tal sublimación del Medioevo quedaría muy lejos de la realidad: aquellos tiempos estuvieron llenos de miseria y pecados personales, de desórdenes e injusticias. Pero resultaría todavía más falso ignorar la profunda impregnación cristiana de la vida de los hombres y de las estructuras familiares y sociales que entonces se produjo. Tras los tiempos bárbaros que siguieron a las invasiones y al final del mundo antiguo, superados los siglos anárquicos de la génesis del feudalismo, la sociedad enmarcada en el orden feudal fue una genuina, aunque imperfecta, sociedad cristiana, que representó un inmenso progreso tanto en el orden religioso como en el cultural", (ídem).

Agrega, sin embargo que: "En este sentido, el mismo autor pone de relieve un hecho que suele olvidarse al tratar la edad Media: la cristiandad medieval sintió estima por la paz y la promovió en la sociedad. En los siglos bárbaros, un clima de violencia se había adueñado de la vida y de las relaciones jurídicas: la autotutela y la venganza familiar aparecían consagradas por la costumbre, e incluso por el derecho escrito, y las guerras privadas eran crónica e interminables. Paz y Tregua se denominó la institución –y el movimiento dirigido a implantarla- que luchó con buen éxito por la pacificación de los hábitos sociales: la tregua de Dios prohibió toda violencia durante determinados días y épocas del año; la paz de Dios protegió a las personas y lugares de asilo. A veces estas prohibiciones solo se respetaban formalmente, y si el perseguido que llamaba con la aldaba a la puerta de la iglesia o del convento buscando asilo era alcanzado antes de que le abrieran, le cortaban las manos las manos con que se asía a la aldaba que formaba parte de la iglesia o convento, y así mutilado era llevado a juicio o, con frecuencia, directamente al castigo", (ídem).

Cierra este comentario nuestro autor de la siguiente manera: "En todo caso, el hecho es que esta casta señorial y guerrera poseedora del poder y de la fuerza fue transformada, por la acción de la iglesia, en la caballería cristiana, cuya representación más genuina la constituyen las Órdenes Militares, los hospitalarios, los teutones, los portaespadas (orden fundada en Rusia en 1202), etc.; y aquí, en la Península Ibérica, los Caballeros de Santiago, Calatrava, Alcántara, Aviz (Portugal), Montesa (Aragón)", (Ídem).

Mucha gente comenta por estos días que en las circunstancias actuales la iglesia católica en Venezuela va a tener mucho trabajo pastoral con fines de cristianizar a los escuderos que tanto admira el diputado Freddy Guevara y ha bendecido tan piadosamente Mons. Antonio López Castillo, Arzobispo de Barquisimeto; pues la mayoría de la población al atisbar motos hasta con tres sujetos apersogados o a los encapuchados que arrastran escombros y basura para trancar calles caen presas del terror y si andan por la calle ansían encontrar una iglesia con las puertas abiertas para guarecerse, lo cual no siempre es posible porque los curas y monjas son también parte de los guarimberos.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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