El gobierno usa como triquiñuela la palabra paz, para todo la enarbola; esta palabra compendia su política actual, antes utilizó la palabra "productiva", después "constituyente", más allá "catorce motores", luego "ocho sectores", sin olvidar la inefable "guerra económica", que hasta a juegos de monopolio y videos dio origen. Y así, de palabras vacías en palabras vacías, va arriando al rebaño hacia su propia destrucción, le impide pensar, indagar, formarse criterios, construir conceptos. Sólo el vacío de la esclavitud. Veamos.
En el capitalismo es imposible la paz, la violencia es inevitable, él mismo la engendra en su interior y con sus iguales. Las guerras más importantes de esta época han sido entre capitalistas, por mercados, por territorios, por energía. Esa es su condición: explotar a los humildes y comerse a sus iguales.
Luchando por el Socialismo, contra el capitalismo, contra el imperialismo, estamos luchando por la verdadera paz, por un mundo donde nos relacionemos con fraternidad y no en una guerra de todos contra todos, donde cada uno tenga de acuerdo a su necesidad y cada uno aporte de acuerdo a su capacidad. Ahora bien, plantear la paz con capitalismo es opio para las masas empobrecidas.
La paz en el capitalismo es una gran mentira que oculta la lucha de los explotados contra los explotadores, de los apropiadores contra los despojados, la violencia de todos los días. La paz como valor universal priva de sentido la lucha por la liberación de los pobres. Desde la paz como valor universal no se justifican las luchas de liberación de las clases oprimidas: ¿Qué fue el 27 de febrero, el 4 de febrero, la Guerra de independencia, el 23 de Enero de 58? ¿Se justificaba esa violencia? Según la tesis cándida, no. Entonces, la paz por la paz es sospechosa, oculta la intención de los dominantes de castrar las luchas de los pobres.
Hoy, el gobierno neoadeco, socialdemócrata, está en graves problemas con sus semejantes que les disputan el poder. En medio de esta batalla involucran a los desposeídos que no tienen nada que buscar en esa confrontación. Son utilizados, los convocan en nombre de la falsa paz. Al final estarán trabajando para sus verdugos, para el capitalismo. Lo correcto, lo revolucionario, es que los desposeídos tengan sus propias metas, independientes del plan burgués; esa meta es el Socialismo, tal como lo instruyó el Comandante Chávez.
La prioridad revolucionaria hoy es construir un núcleo socialista, chavista. Resumir su estrategia en las consignas "por el Socialismo", "contra la lógica del capital", "Patria Socialista", "Chávez vive en el Socialismo", y de allí derivar las tácticas. Aclararle a las masas que este gobierno no es chavista, al contrario, pertenece a la burguesía que secuestró el poder. Aclararle a los trabajadores su papel histórico de guardianes del Socialismo, zafarlos de la garras de la aristocracia sindicalera que los mantiene librando las luchas de sus explotadores. Recordarle a los militares que alguna vez fueron el Ejército Libertador, que usó la violencia para conquistar la independencia; que un día parieron a Chávez, el gobernante que rompió las cadenas de la dominación capitalista y nos dio el regalo de la esperanza socialista. Recordarle que a esa historia se deben, que esa historia los reta a nunca más estar al servicio del capitalismo.
Los revolucionarios tienen el deber de criticar a este gobierno de los usurpadores, denunciar los pasos hacia capitalismo, la liquidación de la obra de Chávez. Denunciar que la constituyente es una operación para legalizar la entrega del legado de Chávez a su enemigo capitalista.
No importa la incomprensión de muchos, no importan los ataques de los medios de comunicación del gobierno, lo fundamental es que la idea no muera. Es suficiente que la esperanza viva en el corazón de unos pocos, desde allí surgirá radiante y derrotará la infamia.