Como he hecho antes, cada vez que Maduro aparece en televisión para anunciar algo, puse "atención milimétrica a su discurso". Empezaré por confesar que esta vez casi lo percibí ingenuo y hasta como víctima de algunos de aquellos que lo rodean y dicen apoyarle rodilla en tierra. También el hecho que alguien de su nivel en la estructura del Estado y la política, no sé sin percatarse de la gravedad y lo confuso de lo que decía, se haya atrevido a hacer tantas confesiones y propuestas contradictorias.
Confesó Maduro que ellos, en eso involucró a Chávez, se dejaron llevar por unos técnicos petroleros que pronosticaron que la bonanza, llamando así a la época de cuando el barril pasó la barrera de los cien dólares, duraría unas treinta y cuarenta años. Y cuando vino la brusca caída y el ascenso discreto de los últimos meses, que seguían esperando, esto lo decimos nosotros, retornase la bonanza, llegaron a la conclusión que antes de tiempo habían llegado los tiempos de las "vacas flacas". Es decir, confesó Maduro que a ellos, esta crisis de precio del combustible los agarró desprevenido.
Pero del discurso de Maduro y aquella confesión, se desprende otra oculta, que no dijo, de la cual no quieren hablar, la relativa a que sus políticas, esas que todos conocemos, la de exagerada la abundancia, el gasto irrefrenable, el rentismo desorbitado e inacabable, se fundamentaron en aquellos pronósticos, no de políticos expertos, con visión clara de futuro, plegados a los fundamentos estratégicos, como la lucha contra el rentismo mismo, sino de tecnócratas y se jugaron por estos, el futuro, el tiempo y la disponibilidad de capitales.
"Pueden hacer ahora y por largo tiempo lo que quieran, gastar hasta reventar, que sobra de eso y sobrará capitales, para cuando estén hastiados, se dediquen a cambiar la estructura para desligarse del rentismo".
Esta es la respuesta a la pregunta que insistentemente hemos hecho a la gente del gobierno cuando dicen, como quien habla en una feria o concurso de oradores, con gravedad, con la misma cuando se anuncia la muerte inesperada de alguien, "señores ha muerto el rentismo", apretémonos la correa, se inicia una nueva etapa", y esa pregunta ha sido ¿Por qué si la izquierda buscó el poder y creyó hallarlo con Chávez, precisamente para iniciar la lucha contra el rentismo y cambiar la estructura nacional, pasados 18 años, uno tiene que escuchar ese discurso que es una invitación a volver a empezar?
Maduro ha confesado, no sé si por faltarle otro argumento o una demostración de buena fe, de aquél que se autocritica, que se equivocaron al darle mayor peso a los "pronosticadores petroleros", posiblemente cargados de cultura capitalista, que al diagnóstico que por años hizo la izquierda y la gente progresista de este país y razón fundamental que les llevó al gobierno.
Es tan ingenua su confesión que hasta dijo algo que no les sirve de nada para justificarse, sino que abona en contrario; según él, sólo Fidel Castro les previno de la incertidumbre de aquella apreciación de los tecnócratas. Olvidaron todos ellos y ahora uno halla sus respuestas, que jugaron al oportunismo de colocar en un segundo plano un objetivo trascendente para jugarse el futuro en la ruleta del mercado petrolero. No era necesario que Castro les previniese de aquello, pues eso ha estado en todos los programas de la izquierda y movimiento popular, empezando el organizado que ayudó a Chávez entrar a Miraflores.
Ante aquello, en lugar de haber empezado desde tiempo atrás por hacer esa confesión y llamar a una reorganización del poder y el liderazgo, responsable de error tan sustancial, tanto en el gobierno como el mismo partido, se optó por ocultarlo y reaccionar como alguien que acaba de descubrir el agua tibia y que el rentismo era bueno sólo que se nos agotó antes de tiempo, como a quien de repente se le rompió la vasija. Es decir, Maduro, sin quererlo, acaba de confesar no sólo que ellos, los políticos y el liderazgo, se dejaron encandilar por tecnócratas petroleros, dejando a estos que decidieran por ellos, sino que se procedió encubriendo la responsabilidad de aquello. ¡Quizás, esto explique muchas cosas, hasta la práctica habitual del enroque, por aquello que los bomberos no se pisan las mangueras! Pero también al mal entendido concepto de la lealtad. Hay funcionarios que han pasado por distintos cargos sin haberse dejado notar y aparecen en otros sin que nadie los note. Anoche, por cierto, el presidente mencionó a uno que ha sido de todo sin dejar huella, y ahora aparece, como quien sale de las catacumbas, cuando lo anuncian para uno nuevo.
Del discurso de Maduro, creo esto es el nudo gordo. Pero hay muchas manifestaciones de ingenuidad, como la de confesar la ineficiencia del gobierno. La medida relacionada con los precios de cincuenta productos, cuyos precios piensan sincerar con los empresarios y cuidar se proceda en consecuencia, es un retomar un asunto que se había abandonado y que por hacerlo, empresarios y comerciantes a todo lo largo de la cadena, no habiendo vigilancia, han venido haciendo lo que les venga en gana que no es otra cosa que actuar dentro del cultura capitalista. Pero también en esto, el alto gobierno se hace cómplice por omisión de funcionarios indiferentes y hasta cómplices.
Por supuesto, lo anterior no significa que expliquemos lo de los altos precios sólo por en el ansia especulativa de factores de la economía. Pero eso es harina de otro costal y sobre lo cual bastante hemos escrito.
La misma ingenuidad del presidente se hizo presente con el asunto del pago de las pensiones. No presidente, averigüe bien, si le creo su discurso, diré que a usted lo engañan. Eso de aplicarle un corralito a los usuarios de la banca, no es sólo a los pensionados, es a todo el mundo, menos aquellos casos que todo el mundo sabe, y además, la pública, como el Banco de Venezuela, Del Tesoro, etc., también lo hacen con el mismo rigor. Es más, hay notas en la red, en las páginas de la banca oficial donde informan de esas limitaciones. Por eso uno, no sabe a ciencia cierta si es que toda la banca conspira, lo que parece dudoso estando en eso la pública, o el asunto tiene que ver con el Banco Central que dosifica la salida de efectivo por razones que uno desconoce.
La confesión relativa al asunto de los exportadores de productos marinos, que han hecho negocios por cientos de millones dólares y apenas han ingresado unos cuarenta, es un asunto que habla con gravedad y para que uno se alarme. Por eso, no se entiende que los responsables, no sólo sigan donde están, sino se insista sean ellos quienes se encarguen de resolver el entuerto. ¡Cuánta ingenuidad parece haber en eso!
Una vez, el Dr. Caldera. Confesó que en veces el presidente está muy mal informado, porque su entorno se ocupa que sólo le llegue lo que cree conveniente, por distintas razones. Es posible que por esto, en cosas como las tres últimas, el presidente sea víctima de sus íntimos. Lo que nos vuelve sobre el tema de las responsabilidades y ante ese discurso, hecho en y para la Constituyente, lo que de hecho implica un compromiso, el presidente podría aprovechar para atreverse llamar a zafarrancho y reorganizar a fondo el poder y buscar gente menos "leal" que esa. ¡Claro, uno también sabe que en la Constituyente hay mucho con la cabuya en la pata!