Toby Valderrama suele acudir a Lorca. No hace mucho, en uno de sus abundantes artículos que publica en Aporrea, escritos, digamos como al alimón con alguien llamado Antonio Aponte, hizo mención al gran bardo granadino, particularmente a su "Locución al pueblo de Fuente Vaqueros" de 1931.
Ahora mismo vuelve sobre el autor de la "Casada Infiel", para mencionarle como lo que en buena fe fue, un adalid en la lucha contra el fascismo. Por él, dice lo que tiene bastante de verdad, que muchos son los poetas que han estado al frente de las luchas por las buenas causas. Como Andrés Eloy Blanco contra el gomecismo, pero también contra el pérezjimenismo, lo que pasó por alto. Olvidó eso Valderrama, no sé a qué viene esa extraña cosa o manía, aunque manejo una hipótesis que tiene que ver con las vísceras que envuelven absurdas concepciones políticas, que está instalada ahora entre gente de la izquierda; en esto Valderrama parece coincidir con el gobierno. Hace dos o tres días atrás, el presidente Maduro casi hizo un elogio al dictador nacido en Michelena, pese la enorme carga de culpa o responsabilidad de este en asesinatos y torturas. Lo que hace que Leonardo Ruiz Pineda, por ejemplo se le haya olvidado, mientras el panteón se abre para muchos con menos gloria, aporte y sacrificio que él. La Comisión para establecer la verdad, aquella que permitió a Luisa Ortega Díaz investigar los delitos de asesinatos, torturas y desapariciones, dejó por fuera justamente el período pérezjimenista.
Pero ese acudir a los poetas, sólo nombré los mismos que Valderrama mencionó, ni uno más, viene a cuento en Valderrama para afirmar como afirma que mientras aquellos cantaron por la vida, la justicia y lo justo, un poeta, Tarek William Saab, ahora Fiscal, canta, como el cisne, por la muerte de PDVSA. ¡Y es curioso!
Quien esto escribe, antes ha escrito de su desagradable experiencia en torno a Tarek, este lo sabe. Viví la experiencia de estar residenciado, como ahora y creo hasta el morir, en la misma ciudad desde donde aquél despachaba como gobernador de Anzoátegui, de saber de él a diario por su permanencia por muy largas horas, cada día, en un gimnasio cercano a mi casa y haberle visto por meses, casi todos los sábados, en las reuniones del batallón 170-C del MVR, del cual él era Vocero y yo un simple militante. Sentí antipatía por él por su permanente estado de soberbia, superioridad y trato casi despectivo contra sus compañeros. A veces creo, vivía como a la defensiva y sabiéndose rechazado por mucha de la gente que acudía en masa a aquellas reuniones de batallón. Era una militancia revolucionaria que entendía bien lo de participativo y protagónico e iba a esas reuniones a reclamar esos derechos. Y aquello a Tarek, como a la dirigencia toda, empezando por la más encumbrada, eso molestaba, tanto que terminaron por disolver los batallones, reducirlos a patrullas, hasta llevar al Psuv casi al exterminio junto con el derecho a opinar de las mayorías. Nada de eso interesó a Toby Valderrama y los suyos. Mientras Ramírez estuvo en PDVSA y era vicepresidente del partido para oriente, y para ellos, los del "Grano de Maíz", como un "Mecenas" para su trabajo "teórico" y sus asesorías a la gerencia de la empresa en todo el país, lo que llegó a su final con el ascenso de Maduro.
Eran también aquellos los tiempos de cuando "Un Grano de Maíz", la columna al alimón de Valderrama y Aponte, donde el segundo no parece ganar crédito alguno, era reproducida en decenas de diarios a lo largo del país por orden de PDVSA, al frente de la cual, como ya dije hallaba Rafael Ramírez, ex militante del mismo grupo de Valderrama antes que Chávez dijese "por ahora". En los "Aló presidente", leer las columnas de Valderrama era como un acto obligatorio; formaba parte del ritual.
Del arribo de Maduro a la presidencia en adelante, Toby Valderrama fue otro, porque según él, la revolución comenzó a transitar otro camino. Casualmente, digo yo, coincidió aquello con la "salida" de Ramírez de PDVSA. Como también dejaron aquél y su pensamiento de ser como partes de la liturgia oficial.
Pero los hechos y hasta los dichos suelen ser tercos. Pareciera que fuese cierto lo que siempre sospechamos. La gran tragedia de la "revolución bolivariana" y del "socialismo del siglo XXI", fue haber hecho mal los cálculos y basados en ellos, haber retrasado las tareas de empezar a enterrar el rentismo y con ello cambios coherentes con las consignas. Dijo Maduro, cuando fue a visitar la ANC, que "unos expertos petroleros", los habían mal fundamentado, lo digo así para no parecer ácido, en el sentido que la bonanza petrolera duraría treinta o cuarenta años. Seguir el abajo colocado*. Por eso, retrasaron los planes contra el rentismo y se metieron en aquel carnaval de gastos ajenos al cambio del modelo creyendo que sobraba tiempo. Como carajito que en medio del juego entre policías y ladrones pide "time".
Casualmente, dicho también así por las mismas razones, con Maduro pareció llegar a su final la época de oro de Rafael Ramírez, de gran jefe, casi absoluto, de las finanzas y negocio petrolero; el gran zar pasó a un plano secundario, por ahora. Y, como por casualidad, al mismo se apagó terminó el rol de Valderrama como faro del gobierno y en él empezó a forjarse la idea que los nuevos jefes cambiaron el proyecto. No se dio cuenta antes de eso y de nada. Ni siquiera lo que pasaba en el partido.
Ramírez, no hace mucho, escribió un artículo, está en Aporrea, en el cual acusa a la nueva gerencia petrolera de la responsabilidad que la producción en el área haya caído en la bicoca de un millón y medio de barriles diarios. Si tomamos en cuenta el precio actual del barril, que supera los 50 dólares y el viejo discurso oficial, desde Chávez que consideraba esta cifra ajustada y justa, podemos entender que lo que más nos ha afectado en ese sentido, el del petróleo, ha sido el descenso de la producción. Pues la caída de los precios hubiese sido compensada con el volumen de exportación, pero la coincidencia de ambos fenómenos es una de las causas fundamentales de la crisis, no el rentismo, que siempre ha estado presente jodiéndonos la vida y el futuro y ante el cual el gobierno quiso maniobrar a largo plazo por el juicio de los "expertos petroleros" y el festín de la alta dirigencia.
Por ese artículo, el experto petrolero Einsten Millán Arcia, el 22-09-17, publicó en Aporrea un artículo titulado: "Respuesta a Rafael Ramírez", link https://www.aporrea.org/energia/a252562.html, en el cual dice lo que sigue:
"En medio del frenesí del alza de un barril que tenía estampado en la frente su pronto desplome, Ramírez y su equipo llevaron adelante el mismo sin tomar la debidas previsiones en cuanto a la estrategia de negociación y lo errático de los precios del barril y más aún de su sostenimiento".
Para Millán Arcia, la caída de la producción a los dramáticos niveles de hoy, tanto que el gobierno hasta busca servirse de Exxon Mobil para elevarlos, viene desde los tiempos de Ramírez.
Por el errado cálculo de "expertos petroleros", relativo al tiempo de duración de los altos precios petroleros, se cambiaron a una estrategia de producción que descuidó la forma tradicional de hacerlo en muchas áreas, creyendo que la caída productiva que eso generó no se sentiría y menos pudiera llevarnos al dramático estado de ahora que no explica sólo por la "guerra económica" y la escandalosa corrupción.
Por ese errado diagnóstico o estrategia, se descuidó la producción en varias áreas del sector petrolero, lo que llevó al estado actual. Ramírez según Millán Arcia, aparece asociado a esa grave situación de ahora, de la cual aquél acusa a la actual gerencia. Y eso incluye esta grave crisis económica que, ni con el alza de los precios al nivel que Chávez creía justo y el presidente Maduro también, se remonta y menos resuelve. Pudo ser Ramírez entonces de esos "Técnicos Petroleros" de quienes habló Maduro que vaticinaron el precio del petróleo a 100 dólares o más el barril por 30 ó 40 años, que llevó al despilfarro y la fiesta "revolucionaria".
Pero ante esto, en lo que, si somos justos, son responsable Ramírez, Maduro y otros muchos dirigentes que deberían autocriticarse, confesarse y pedir perdón por sus pecados, como Chávez mismo.
Pero el Toby opta por acusar al poeta de usar su adarga, la misma de aquel viejo loco, con mucho de poeta que fue "Don Quijote" o Francisco Quijano, para querer acabar con PDVSA por investigar a la larga lista de corruptos y mercachifles que hay en PDVSA y fuera de ella. Para Valderrama, Tareck, el poeta, no persigue corruptos a granel como hay en la empresa petrolera y alrededor de ella, sino a empleados y gerentes honestos. ¡Qué curioso y extraño juicio! Pareciera a alguien diciendo ¡caliente, caliente! Aún más, no sé bien si es un ejercicio poético que no le salió nada bien, Toby toma esa investigación no como una gesta contra la corrupción sino contra la empresa. Sucede que si "el poeta" sigue investigando como va, con lo que se ha ganado mi respeto y hasta admiración por lo que se juega, pudiera llegar uno no sabe a dónde y menos a quién. Es admirable, menos para el Toby, como este poeta pone en riesgo su vida, pues es sencillo entender como entra en un campo minado donde hay tantas complicidades por distintos motivos.
Que mal ejercicio ese de usar a García Lorca y Andrés Eloy para desprestigiar y poner en duda a quien ahora hace un trabajo encomiable por PDVSA y los venezolanos, lo que eso representa y hasta por la moral del país. ¿Cuál es el temor? ¡Quién no la debe no la teme!