"La disciplina historia debe centrar su atención en una visión del tiempo positiva, que trasciende la mera narración de los hechos pasados, dando paso a un análisis multifactorial del tiempo actual. Estos nuevos enfoques inclusivos, emancipadores, que visibilicen sujetos olvidados por la historia. Así, este Congreso aspira a ser también el lugar apropiado para el abordaje científico del fenómeno social como el legado del comandante Hugo Chávez, que puso énfasis en nuevas propuestas teóricas y métodos de investigación como el de la Historia Insurgente, Revolucionaria y Popular" (Presentación. Programa General 14° Congreso Nacional de Historia Regional y Local 1° Congreso Internacional de Historia, 1, 2 y 3 de noviembre, San Felipe, estado Yaracuy, Venezuela, 2017).
Las comunidades de investigación en el campo de las ciencias humanas y sociales parece que siempre están en revisión. Se preguntan si su quehacer responde a las claras demandas del mundo de la vida en sus comunidades políticas o se han desviado hacia simples especulaciones filosóficas o distracciones eruditas; algo muy diferente a las ciencias naturales, pues, según es fama, los físicos, biólogos o químicos dizque no suelen andar justificando de continuo sus métodos y técnicas para abordar sus respectivos objetos de estudio o región de la realidad de la que se ocupan.
En cambio, que la historia y las ciencias sociales en general que se desarrollan en espacios universitarios y en tanto que "comunidades del vínculo" se adscriben a determinados modelos de acción, todo lo cual prevé estrategias, técnicas e instrumentos específicos con fines de acercarse a su objeto de estudio, describir el comportamiento de procesos o fenómenos políticos y culturales y, lo que es más importante, asumen una muy específica perspectiva en los llamados planos del conocimiento.
En efecto, la concepción de la realidad socio histórica (ontología) que al decir de Carlos Marx en "El Dieciocho Brumario de Luís Bonaparte" es hechura del hombre en los determinantes apriori del tiempo y el espacio, tienen una orientación o lógica de sentido que están en relación a la teoría de los valores en que se funda "el relacionamiento societal" (axiología) y deben ser descritos o comprendidos de acuerdo a la teoría de la ciencia que se aplique con fines de resolver ese problema de investigación (epistemología), en lo que se sigue un camino (metodología) que garantice de manera rigurosa (instrumento de colecta de datos y técnicas de análisis, interpretación y presentación del informe de investigación).
En ello hay disparidad de criterios y las opciones se distribuyen de acuerdo a la matriz onto-epistémica, metodológica y axiológica que se asume: positivista, inductivista e empírico-analítica o postpositivista, tipo deductivista que describe atributos de esa misma realidad socio histórica y humana a tenor de la fenomenología hermenéutica, cuyo fin es comprender; única pasión permitida al historiador. Que muy bien puede ser objetivo y muy honesto al describir los hechos, pero nunca neutro en la interpretación de los mismos, ya que tiene compromisos con los procesos concretos de transformación. Ya que su propósito es, como cantara el gran poeta y cantor venezolano Alí Primera: hacer más humana la humanidad.
Quienes hayan seguido hasta aquí la lectura de este suelto, sabrán que las perspectivas posibles de observación, según sean positivistas o postpositivistas, cuantitativistas o cualitativistas, definen grandes escuelas. Que otros denominan historicistas y racionalistas, ceñidos a los documentos que informan de eventos del pasado. O interpretativistas quienes, antes que numerar sucesos según su cronología y sin negar que eso no sea importante, más bien ubican los hechos dados en su contexto; de donde se desprende que su hermenéutica permite un gran aporte a la reconstrucción histórica considerando diversas variables intervinientes. Por tanto, esta perspectiva permite una mirada más completa y más útil para obtener rubros de información necesarias para la toma de decisiones.
En ese sentido, el comandante Hugo Chávez, si bien como acota el historiador Pedro Enrique Calzadilla, no fue un historiador de oficio, ello, aunque intentara por la vía del registro de testimonios y la tradición oral reconstruir la gesta de Pedro Pérez Delgado, Maisanta, y según se cita en el epígrafe de esta crónica, "… puso énfasis en nuevas propuestas teóricas y métodos de investigación como el de la Historia Insurgente, Revolucionaria y Popular", reivindicando así a los descalificados como bandoleros o bárbaros.
Esto es, que apoyado en la tradición heredada de la historia-ciencia con su aparato crítico de fuentes (crítica de procedencia, sinceridad y exactitud, citas bien referenciada de fuentes documentales, hemerográficas, bibliográficas y documentales, testimonios, vestigios y otras como las audiovisuales, tan frecuentes hoy); dado que el conocimiento o es neutro y ninguna palabra es inocente (Rigoberto Lanz, dixit), el comandante Chávez en el campo de la historia y las ciencias sociales como un todo, creemos, puso especial énfasis en dos planos del conocimiento.
A saber, la teoría de los valores socialistas, uno de cuyos principios es la solidaridad y la dignificación de la persona humana, por lo que los destinatarios óptimos de la gestión de su gobierno fueron y lo son hoy con el presidente Nicolás Maduro, los sectores sociales más vulnerables, los preteridos de la historia o en palabras de Fanón los condenados de la tierra (misiones).
Asimismo, como el conocimiento suele tener un determinado fin, eso que otros llaman una particular concepción del hombre y, como todos conocemos, Chávez citaba siempre de Bolívar que la sociedad emancipada en construcción debía resolver el misterioso dilema del hombre en libertad: su teleología, antropología filosófica y axiología tributa al impulso y desarrollo en lo concreto del día a día de proyectos histórico-pedagógicos de tipo socialista, mediados por la justicia y el amor; la conclusión de todo lo anterior dicho es que si en Venezuela, como bien sostiene el historiador Luís Felipe Pellicer, estamos haciendo una revolución, entonces impulsamos el desarrollo de un pensamiento descolonizado. Impulsamos la reivindicación de figuras y procesos que fueron largamente apartados y en cambio, deben ser visibilizados. Ahora se han llevado hasta el Panteón Nacional esos otros héroes anticolonialistas, emancipadores, con el fin de insuflar ánimo y además de hacer irreversible la Revolución Bolivariana.
En este 14to Congreso Nacional de Historia Regional y Local y 1er Congreso Internacional de Historia, hasta donde en lo personal se pudo apreciar, el legado en el campo de la historia del presidente Chávez produjo un reverdecimiento de la conciencia popular y politización, además de valoración de la propia autoestima y su patrimonio cultural como pueblo; también el deporte, por ejemplo el futbol fue retomado como universo simbólico con fines de desarrollar las virtudes y la excelencia, según una de las ponencias sobre el futbol en el estado Cojedes y en particular Calabozo; el Delta del Orinoco como espacio geohistórico que será afectado por las inversiones en el polémico Arco Minero y anuncia la irrupción de nuevas culturas híbridas.
El asunto de los sufragios piadosos en Coro y el estado Falcón como una estrategia de la oligarquía y la iglesia católica de apropiarse de la tierra en los siglos XVII, XVIII y XIX porque la tierra es de todos y no es de nadie; el poeta José Parra, en Yaracuy, que en sus poemas denuncia el latifundio en la población de Chivacoa en 1887, ese valle taciturno donde los resguardos indígenas fueron pasando a manos privadas por la vía de la compra fraudulenta y el abuso, cuya expresión concreta vino a ser un tal Fermín Calderón el dueño del Central Azucarero Matilde, concluyéndose que la poesía de José Parra, aparte del humor, constituye un canto a la lucha campesina de ayer y hoy, pues como dice Sartre el lenguaje es el espejo del mundo.
Otras ponencias y mesas redondas fueron una delicia por el alto vuelo de las reflexiones, pero también un llamado de atención sobre lo mucho que hay que transformar en Venezuela, pero como se haría muy largo reseñar esos típicos, se tratarán en otra nota, pues reconocidos historiadores e intelectuales nos ofrecieron sus aportes: Judith Palencia, Eleazar Díaz Rangel, Vladimir Acosta, Luís Brito García e invitados internacionales como don Díaz Polanco de México y René Gonzáles de Cuba, entre otros que no alcanzamos a oír.