La mía, sólo es una pequeña muestra. Pero valedera y sustanciosa. Es natural que así sea, dados mis pocos recursos, escasa movilidad y carecer de enchufe donde pegarme para recargar las megas y desplegar con energía las alas. Eso sí, como suelen decir quienes a eso gusta, es muy representativa. Está conformada por chavistas “duros”, como roca de cuarzo; aunque para mejor decirlo, por gente que hasta ahora ha creído que la línea que emana de allá arriba no viene de Miraflores, sino del cielo donde se halla Chávez. Sólo que ya empiezan a dudar. ¡Bendita sea la capacidad humana de dudar! Ser leales contra viento y marea, pese la “Rosa de los Vientos” apunte hacia el lado opuesto, no es buen proceder. No se trata de la Duda Metódica de Descartes, porque ellos de eso no saben o poco saben, sino la simple percepción que enseña que las cosas ahora no se hacen como debe ser y sobre todo cuando les secuestran sus derechos. No puede uno, viendo a nuestro guía, como aquél de la tropa de scout, disminuido en su capacidad de mirar y hasta calcular y medir sus pasos, caer en cada hueco que se le atraviese en el camino, hacer lo mismo por pura lealtad; sería eso como inmolarse sin justificación. Sabiendo que los oportunistas eso no hacen, sino sacan provecho. No, no me caigo con él y en cuanto pueda, le digo con respeto, maestro, póngase en la retaguardia, ¡ya usted no puede con la múcura! Porque sé bien que la buena fe la sobra pero eso no basta.
Llegado aquí, de repente, sucedió algo inesperado. Una visita poco frecuente, aunque si nos encontramos en sitios a los cuales ambos solemos acudir. Se trata de alguien generalmente identificado con todo lo que el gobierno hace y me ha dejado asombrado, pues sin mediar nada, me ha planteado su solidaridad con Samán.
No está en ellos, los integrantes de mi pequeña muestra, descalificar a nadie. Valoran bien a quienes se postulan o les postulan. Lo que cuestionan ahora es lo mismo que he venido cuestionando por tiempo, hasta el cansancio. Cuando creí aquello olvidado o llegué a la conclusión eso a nadie le interesaba, me refiero a lo del secuestro del partido, vuelto este solo en una franquicia electoral para inscribir candidatos, una referencia inanimada, ha habido como una pequeña pero potente explosión. La táctica o estrategia, no sé hasta dónde extienden ellos su meta, de eludir las presiones de abajo, ya parece que poco resultado da. Pues la presión de quienes acorralan y hasta están enquistados en el Estado, parece ser mayor. Ante la imposición, valiéndose de ese recurso que llaman cooptación, hasta artificiosamente manejado, dicho así para no abandonar la sutileza, surgió la candidatura de Samán y cómo ha prendido y hasta “pegado”, para decirlo en la jerga del cultivador.
Esa pequeña muestra que ahora incluye a mi inesperado visitante, no sólo apoya a Samán sino ha descubierto como le han venido manipulando y pensando por ella. “¡Déjeme pensar por usted!”, es una vieja consigna publicitaria, propia de la derecha, como toda publicidad, de eso que podríamos llamar propiamente ideologizante, que la dirección nacional del Psuv ha hecho práctica a la hora de tomar decisiones. Pero todo tiene un principio y un fin.
Esa muestra, que no incluye a quienes de Caracas me han llamado para hablar de lo mismo y lo mismo opinar, está reclamando su derecho a participar, que se le tome en cuenta y además se revise la conducta con respecto a la militancia toda y los aliados. Esta reacción que envuelve a Samán o quizás para mejor decirlo, que él lidera pese su modestia y delicadeza, me hizo recordar de nuevo al viejo periodista revolucionario Francisco José Delgado o “Kotepa” y su consigna “Escribe que algo queda”. Porque quien esto escribe, escribió tanto de ese asunto y viéndose ignorado y aparentemente no escuchado por nadie, había optado por olvidar ese asunto, cuando de repente, como cuando nada esperaba, emergieron con enorme empuje vertical el tallo y las ramas del samán. En la raíz, chavistas duros y críticos percibieron el reclamo y se suman. Habrá quienes se ocupen de descalificarle y, sobre intentarlo con su gesto, buscando “pescar en río revuelto”.
Esa pequeña muestra, unida “como un solo hombre”, para decirlo con una frase que un desecho pareciera, quizás hasta peor que un lugar común de esos que hacen reír, no sólo valora en su exacta magnitud a Samán y le reconoce como a pocos dirigentes su voluntad, independencia, personalidad para ser él mismo y también idóneo portavoz no de un grupo, una instancia, un cogollo, sino del pueblo todo. También su derecho no sólo a ser escogido o ungido sino electo por el voto popular como primariamente demandan los principios del partido y los que el venezolano tiene en la Constitución Bolivariana, lo que tampoco que excluye a los aliados.
Esa pequeña muestra juzga muy mal que al PCV, aunque sea un pequeño partido, pero desbordante en lealtad, firmeza y disposición a la lucha por el cambio, como también el MEP, etc., desde 2015 el presidente no se digna recibirlos, lo que es casi lo mismo como no tomarles en cuenta. Los verdaderos revolucionarios no juzgan poniendo en primer plano lo cuantitativo, ese suele ser un proceder excluyente, de derecha, cómo un “cuánto hay pá eso” y “tanto tienes tanto vales”.
Para terminar, no sólo voy a reiterar mi apoyo a Samán por lo que él es y por lo que ahora significa su candidatura, que no es más que un llamado de atención, un campanazo contra el sectarismo, lo grupal y el desconocimiento del derecho de la multitud de acuerdo a los principios constitucionales y los estatutos del partido. ¡Hay algo que huele mal en Dinamarca! Pero el olfato de quienes están obligados a percibirlo parece incapacitado para ello. ¿Por qué? Por muchas cosas. Por eso, bien el campanazo de Samán, desde lo alto de la copa. Quizás esta vez los centinelas salgan del sopor que produce la embriaguez. Mal hace quien adula y no toca la campana para llamar a despertar.