Ya no creemos, hechas ciertas observaciones "desde a dentro" mediante "observación participante", que sea casual o mera "inspiración del momento" fundamentado en el derecho de opinar que tengan los religiosos, como cualquier venezolano de a pie, que todos los años en la Procesión de la Divina Pastora representantes de la Iglesia Católica desde Cardenales hasta Arzobispos y Obispos tomen las homilías, que un es espacio dedicado a comentar el evangelio y las demás lecturas de la Liturgia de la Palabra, no para reflexionar sobre cuestiones trascendentes sino para lanzar consignas contra el Gobierno Bolivariano; al que culpan de todos los males que padecemos desde tiempos inmemoriales: desde la corrupción a la escasez de alimentos y medicinas hasta la inseguridad personal, que son del todo evidentes pero tienen unas causalidades múltiples. No, tienen eso preparado. Aprovechan la devoción mariana para querer incidir en las conciencias y horadar la fidelidad que el pueblo guarda a su fe cristiana y a los cambios revolucionarios expresados en muchos aspectos de la seguridad social que se han alcanzado en 19 años de Gobierno chavista y bolivariano.
Ahora bien, como según la Constitución (1999) cada quien puede expresar lo que mejor les parezca frente a hechos sociales que nos afecta a todos, positiva o negativamente. El obispo debe medir lo que comunica ante un público cautivo, no por su liderazgo personal sino por "el magnetismo" que ejerce la imagen mariana de la Divina Pastora, que es parte del imaginario y las representaciones sociales de Barquisimeto y el estado Lara en general; pero como nada es casual, hemos descubierto que todo es un montaje, una cuestión preparada de ante mano. Sus destinatarios óptimos son los jóvenes participantes y apoyadores de la violencia política o guarimberos de 2014 y 2017, que tanto dolor y muerte dejaron; es a ellos a quienes los religiosos Antonio López Castillo y Víctor Hugo Masabé, dirigieron sus palabras con el fin de insuflarles ánimos el pasado 14 de enero de 2018, dado que la MUD está destruida, entonces lo que queda como organización política-partidista es la Iglesia Católica, única organización que logra reunir su gentecita.
La cuestión discutida aquí es que, quien diga esas palabras de descalificación de la dignidad humana debe ser responsable de lo que allí dijo. Por ejemplo, llamar "Peste" e "Ignorantes" a todos los chavistas o corrupto, dictador y responsable de todo este desastre que padecemos hoy en Venezuela al presidente Maduro, cual, si no estuviera enfrentando una guerra económica sin cuartel, donde seguro participan los financistas de la Curia y la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV; es al menos una irresponsabilidad del tamaño de una catedral.
En eso no vales excusas, dejando muy mal parado al bueno del obispo Mario Moronta. sí ha dicho lastimera y de manera "sofistica" o "cantinflérica" el obispo del Táchira, antes tan "progresista" y de "sana doctrina", pero que ya ha entrado en la rueda de salvar de la siembra de descalificaciones y odio que propalan entre los "Grupos de Apostolado Seglar", de personas adultas y jóvenes de la Arquidiócesis de Barquisimeto, por ejemplo, dirigida por un sujeto a todas luces desquiciado o alineado con la ideología de la oposición como es el obispo Lic. Antonio López Castillo, siempre muy aplaudido por esos sus seguidores, poquitos pero muy ruidosos. un tipo a quien ni el Papa Francisco puede frenar en su activismo político francamente deleznable, hace concluir que los chavistas no tenemos cabida ahora en la Iglesia Católica y la salida es abandonarla y convertirse en "Libre pensador", un agnóstico, dando un salto a la razón científica, porque con esta jerarquía católica de filiación adeco-copeyana de vieja data no se puede ni ir a misa porque uno no termina sino oyendo discursos políticos.
Creemos finalmente que a estos obispos son cobardes, les falta la valentía de al menos su colega paraguayo y latinoamericano Fernando Lugo, que se vio obligado a reconocer varios hijos que tenía regados por ahí, en diversas aventurillas; de lo que se presume que aquí en Venezuela debe haber muchas también y las esconden diciendo que tiene muchos "sobrinos" pero, en fin, eso es otra cosa; lo que queremos resaltar es que al menos el obispo y expresidente Fernando Lugo no es pederasta, renunció o se jubiló y pasó a desempeñarse con relativo éxito en la arena política, para lo que además se había formado en la perspectiva de la filosofía de la liberación.
Sin sotana actuó en igualdad de condiciones en las contiendas electorales, en cambio, el obispo de la Arquidiócesis de Barquisimeto del que se dijo estaba enfermo por estos días y ya sabemos todos cuál es la enfermedad que padece: el fanatismo político filo-opositor a ultranza. Así tenemos la anécdota reciente que, para cerrar estas líneas, todo transcurría muy bien en la llamada "Misa de la juventud a la Divina Pastora" este martes 16 de enero, presidida por el obispo de Acarigua-Araure, Lic. Juan Carlos Peña, un biblista de serenas reflexiones espirituales, como debe ser. Pero que cuando ya creímos realizado el inaudito milagro de que, por fin, íbamos a tener una bendición final sin mayores sobresaltos en la catedral de Barquisimeto, he aquí que la cosa estaba preparada para otro performance de ligar la religión con la política al observar el tremolar de pañuelos, banderas y consignas oposicionistas y ver subir las escaleras del altar al ínclito Antonio López Castillo.
Allí, entre aplausos que él mismo pidió disimuladamente, leyó un texto que traía como un veneno mortal en dos o tres páginas, gritando que no queremos más hambre ni violencia, fuera la dictadura y quien sabe cuántas cosas más porque al volver a oír aquello no lo soportamos y nos salimos de la iglesia catedral, pensando que en lo personal creemos que ya no tenemos lugar los chavistas en esa comunidad católica, siempre con la duda transmitida por aquella vieja consigna aprendida en otros tiempos acerca de que "Fuera de la iglesia no hay salvación"; este obispo perdió la brújula, con razón algunos curas del presbiterio larense han pedido su traslado a otras diócesis; como el padre Rafael Chávez quien se fue a Estados Unidos, tanto por la llamada "Situación país" como por graves diferencias con la cabeza de la iglesia que peregrina en Barquisimeto. Todo porque López Castillo es muy "platero" y quería quedarse con todas las ofrendas del santuario de Santa Rosa, de acuerdo a una versión que nos diera un amigo conocedor de esos intríngulis eclesiásticos non sanctas.