Chávez nos amó, pero, ¿fue leal?

Es un riego meterme en este tema. Hay muchas razones que sugieren no hacerlo. El liderazgo (hiperliderazgo) de Chávez está casi intacto, el tiempo ha transcurrido, pero no es prudente para adentrarse en un análisis de la trayectoria política de Chávez y finalmente, es como meterse muy de prisa en la subjetividad de media Venezuela.

Lo única verdaderamente cierto es que Chávez se metió en el sentimiento de los venezolanos y venezolanas con un proyecto, Movilizó políticamente a todo el país. Unos a favor de su propuesta y otros, muy interesados en disolverla. Esa es una verdad, que tiene la relatividad de toda verdad.

Esa movilización política de todo el país condujo a ver las cosas en dos tonos. No intento ahora ver los tonos o matices. Intento, desde una cierta perspectiva y considerando que el ideario o propuesta de Chávez tenía su fortaleza; creo que él le incorporó su debilidad, porque pienso muy prematuramente, que no fue plenamente leal con ella en todos los elementos básicos del proyecto.

En una oportunidad, que ahora no preciso la razón y motivo de ese pronunciamiento; Chávez nos dijo que entre una amistad y unos principios, él optaba por los principios. Chávez en toda su trayectoria, se apegó más a la amistad, que a una razón por la cual se procede. Sus decisiones en cuanto a sus más inmediatos y cercanos colaboradores estuvo supeditada a la amistad y a la confianza que esa amistad generó. No llegó a ver al país, más allá de esas amistades que se forjaron en sus primeros momentos políticos: Planificación del golpe y vida en la cárcel.

Fue leal en su interés por sacar a los venezolanos y venezolanas que vivían en condiciones de pobreza, fuera de ese mundo. Dio por hecho, que eso era posible sólo con la gente que lo rodeaba y sin la gente que padecía de esa vulnerabilidad. Hizo que a los pobres le llegara una ayuda, un apoyo y una atención, pero sus amistades los entramparon y como sus amistades era su punto básico, fue desleal, con la razón sobre la cual debía desarrollarse ese proceso de transformación: participación y protagonismo. La confianza no es un principio y la amistad tampoco. Son sentimientos.

Más cerca a sus días finales, ratificó de otra manera ese principio (participación y protagonismo) sobre el cual debía acometerse la transformación del Estado. En ese momento y por una razón muy particular (nada extraordinario había acontecido), se pronunció por "comuna o nada". Era otra manera de comunicarnos el principio a través del cual debía procederse a la transformación del Estado. Dijo esta frase en un momento crítico, pero el equipo de colaboradores siguió rotándose como si nada. La amistad y la confianza lo empujaron a seguir el camino de nada de comuna, nada de protagonismo y participación.

En su discurso del 8 de diciembre de 2012 en cadena nacional, Chávez fue fuertemente sólido en poner por encima de un principio, el tema de la amistad y la confianza en el equipo que tenía. Desconfió en la militancia del PSUV y del pueblo. En ese discurso dijo, "afortunadamente esta Revolución no depende de un hombre"[i] y perece exagerado decirlo, pero dependía de un hombre y aún (es lo más lamentable) depende de un hombre que ya no está. Dijo en ese mismo discurso, que "hoy tenemos un liderazgo colectivo que se ha desplegado por todas partes" y tampoco fue verdad. Había hombres amigos y de su confianza, pero no un liderazgo colectivo, si nos ajustamos al sentido de estas dos palabras. Chávez impuso un equipo y confió en ellos, pero más que líderes, eran funcionarios de confianza de Chávez y eso le dio el certificado de líderes.

Es amargo decirlo, pero Chávez confió en su equipo y dejo a un lado el principio de participación, cuando nos impuso su opinión. Así lo dijo: "mi opinión, plena como la luna llena irrevocable, absoluta, total, es que –en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales- ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente (…) Yo se los pido desde mi corazón". Desconfió del pueblo o tenía certeza que no había en Venezuela personas con mejor capacidad.

Prevaleció la amistad y la confianza en su equipo. Creyó que Maduro era de "mayor capacidad", pero cómo saberlo si era así, frente a otros venezolanos y venezolanas que no estaban en el equipo. Daba por hecho, que en el pueblo no había otra mejor capacidad. Bien Chávez nos pidió de corazón, que elijáramos a Maduro. No pidió que lo eligiéramos y lo reeligiéramos. ¿Sí?

Ausente físicamente, Chávez continúa a través de sus herederos, imponiendo su sentir, pero dejando a un lado la democracia protagónica y nuestro derecho a elegir.

En ese discurso, también expreso: "No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria". Idea auto cumplida, si o me lo creen, leer lo que dice Luis Brito García, pero no le hagan mucho caso a lo que propone, porque se niega.



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Amaranta Rojas


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