Venezuela está inmersa en un interesante proceso político-electoral. Es tan interesante que, por su importancia, diferentes países de la globalidad, en franca violación de la norma jurídica internacional que expresa lo de no interferir en los asuntos internos de otro país, por cierto, regla, históricamente, aceptada y respetada (Bandung), se han permitido expresar, en sus contenidos definitorios, que las elecciones venezolanas son ilegales (también ¿ilegítimas?) y, en consecuencia, han decidido que van a proceder a no reconocerlas.
Interesante decisión tanto en el marco de la Política Internacional como en lo referido a las Relaciones Internacionales y Diplomáticas.
Para este texto me voy a permitir no emitir opinión personal sobre qué países y cómo en ellos se celebran sus correspondientes elecciones nacionales, más aún, no expresaré, menos expondré, criterio alguno como, al tiempo, tampoco me permitiré proceder a calificar lo conceptual referido a sus democracias y el ejercicio que de ellas desarrollen en sus correspondiente países y nacionalmente, independiente del concepto de Democracia que en sus praxis desarrollen, mucho menos expresaré algunos conceptos muy precisos, por irónicos que sean, porque, sinceramente, es perder el tiempo en el ejercicio de mis neuronas.
Pero si expreso y suscribo todas las opiniones de Diosdado Cabello Rondón en su programa "con el mazo dando" sobre el tema en referencia.
El ritornelo cotidiano que expresa y expone la Política opositora sobre el Gobierno nacional-venezolano ya raya en el fastidio con negativo impacto sobre "sus masas" quienes perciben ese cansancio del discurso agotado, vacío y vacuo, sin sentido ni orientación objetivo-política de oposición que toda sociedad moderna y post-moderna se merece tal como lo reitera José Vicente Rangel Vale en todas sus exposiciones televisivas y escritas. Ello significa, en última instancia, que la "cerrada ideología anti-comunista" controla, se mantiene y persevera en una matriz de opinión cual en su propio seno entra, permanentemente, en su propia contradicción en cuanto ese discurso y "cae inevitablemente" en el estricto análisis académico además de contener muy escaso mensaje "criollo-betancourista".
Es decir, los políticos de oposición de derechas reiteran que sí no es por la vía de la "brutal represión" no logran controlar a las masas, visibles y no visibles, de la sociedad venezolana. Para que se comprenda con cierta precisión. Los tiempos de "el techo de zinc, la cabilla y el saco de cemento" han sido superados con la "Gran Misión Vivienda Venezuela". La interesante figura de "Juan Bimba", en sus dos versiones, no está presente en la actual post-modernidad venezolana. Como está también ausente "la pipa y el sombrero", ni siquiera "la boina del 28". Es decir, independiente del actual proceso en revolución, la Política de oposición en ejercicio es caduca y lejana a las masas criollas.
He compartido, en lo personal, con las derechas venezolanas por años, he percibido la intimidad de sus pensares, por cierto, muy interesantes y con interesantes propuestas efectivas en lo general-capitalista pero su praxis siempre ha estado y, aún se encuentra, subsumida en variables de absurdidad teológica, sin destino terrenal como tampoco sin un serio análisis objetivo de las nuevas temporalidades nacionales que se vienen gestando desde la negación a la "Reforma de la Constitución". Para ser más concreto, preciso, en nuestro discurso, cuando nos referimos a las temporalidades terrenales nos estamos refiriendo a que esas derechas nacionales no comprendieron en su intimidad política el interesante significado de la Política de Rafael Caldera Rodríguez referida a "la pacificación" cual permitió una profunda reingeniería de las izquierdas, reingeniería de profundo calado y con profundas consecuencias en las realidades referidas a y desde la "derrota del 62".
Es evidente que "el exilio", a diferencia de aquel exilio del Gomecismo, permitió la profunda reflexión de las diferentes temporalidades con sus y los profundos significados del desarrollo del sistema capitalista, nacional y global, tanto en lo íntimo-nacional como en el plano de las contradicciones internacionales. Bien decía el Comandante Chávez quien era fanático de las matemáticas incluyendo, pensamos, a las "integrales", las curvas y los cuadros analíticos del sistema capitalista que todo era matemáticas; santo remedio.
En ese marco de referencia, no fue casual "el nacimiento" del MAS (años después, el "Movimiento del 15-M", madrileño, fundamentalmente). Es decir, en nuestro pensar, esas derechas no comprendieron la intimidad de los procesos sociológicos consecuenciales de la "Guerra de Vietnam", del "Mayo francés", de los beatniks y hippies, del "nuevo marxismo", del significado y crítica al estalinismo, de las contradicciones, en el marco de lo sistémico del capitalismo, de las políticas de Margaret Thatcher y Olaf Palme, de la "unión ideológica de Ronald Reagan y S.S. Juan Pablo II", como tampoco entendieron el propio proceso de agotamiento de la "Guerra Fría" (1947-Derribo del Muro de Berlín), solo se regodearon en los éxitos de "la pacificación", de la "unión Reagan-Thatcher", la alienación promovida en y por los estudios de los intelectuales Isaac Berlin y Karl Popper, de los brutales contenidos en los textos académico-ideológicos de Huntington y Fukuyama, y el profundo significado del cenit de la política norteamericana de convertir de facto a los Estados Unidos de América en "el imperio y su unipolaridad absoluta".
Lo inmediato anterior nos lleva, inevitablemente, a expresar porque "el Imperio" junto con sus "socios y aliados" han entrado en su inevitable decadencia. Simple. Cuando se analiza la Política de las políticas propuestas por esas derechas, nacionales y allende, percibimos, en simple análisis académico, que se han visto obligadas de tomar dos decisiones cuales son muy importantes en nuestros pareceres: regresar a las tesis del liberalismo del siglo XIX como rescatar los fundamentos teológicos fundamentales de la Doctrina Eclesial del Concilio de Trento. Con la primera tesis estamos viendo en su praxis, gubernamentales y legislativas, las políticas de recortes sociales cuales se irían alcanzando, en tiempos pretéritos, con políticas social-demócratas en los denominados países occidentales y con las políticas social-socialistas que se desarrollaron en la URSS; mientras que el agotamiento del "liberalismo ideológico" está siendo sustituido por normas rígidas "naturales" (sic) que llegan a contradecir el desarrollo de la Ciencia como tratar de negar la búsqueda imperativa del "ser social" como "ser creado" en su responsabilidad como "sujeto histórico" (con el permiso de nuestro profesor Nelson Guzmán).
Esa inoperancia, estancamiento intelectual, el adosarse a una Historia positivista, no le han permitido a las derechas, nacionales y no-nacionales, tratar de comprender lo que, en última instancia, es y significa, real y profundamente, el proceso revolucionario en curso en Venezuela con su fáctica relación allende a nuestras fronteras históricas venezolanas.
Ello, en consecuencia, significa que mientras no logren penetrar en el real-significado de la Revolución Bolivariana y Chavista les será enormemente dificultoso "ganarse a las masas" en lo conceptual de Ortega y Gasset como simple referencia intelectual. Es decir, en mi criterio, nada modesto, las derechas no han logrado comprender, por evitar exponer en el texto el vocablo: "aceptar", que el "sujeto histórico" es el actual protagonista de los procesos sociales en curso en plena revolución venezolana y allende fronteras y países como es de muy fácil demostración. Ello, evidente, es producto de un "cerco mental-ideológico" que justifican señalando el supuesto carácter comunista de la Revolución Bolivariana y Chavista. Es decir, en mis pareceres, aquel concepto de "alienación" tan en boga en la década de los 60 y 70, como concepto marxista, está, de nuevo, en acto, en "las mentalidades de las derechas".
El introito precedente se sustenta en tratar de exponer razones que permitan concluir porqué las derechas no aceptan participar menos reconocer el proceso electoral y, en correspondencia, aceptar el resultado de las próximas elecciones del 20 de mayo (2018) más presionando a candidatos no adscritos al proceso revolucionario en curso en nuestra Patria, Venezuela. La razón de fondo es simple. No comprenden la actual Política en "pleno desarrollo y en curso actual" en todo el territorio histórico-nacional liderado por la sociedad venezolana como un todo social incluso con importantes impactos en sectores sociales que se oponen al actual proceso revolucionario. Inobjetable.
Es decir, la oposición se plantea, en términos de vulgo, una política no solo caduca como también superada en el proceso histórico-nacional-venezolano en perfecta añoranza de "un pasado triste" a partir de la decadencia del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) con sus "12 apóstoles"; es decir, desde aquella política de sustitución sociológica de clases en el plano sistémico capitalista social-demócrata europeo.
Aquel tránsito socio-político de aquel primer gobierno de CAP con el desarrollo de las contradicciones de clase que se expusieron con los gobiernos de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi concluyeron, a nivel de la sociedad, en aquel "27 de febrero" (1989) y en lo político con el "Alzamiento militar del 4 de febrero" (1992) acompañado, éste segundo acto revolucionario, por un sector social-tradicional de la más rancia burguesía criolla. Algo así como la contradicción histórico-política-nacional que se expusiera en la "Conferencia sobre las elecciones de 1952" por los conferencistas, Eleazar Díaz Rangel y Manuel Carrero y las precisiones históricas de don Pedro Calzadilla, padre, en el marco de la conferencia "sobre las elecciones", conferencias organizadas por el Centro Nacional de Historia.
En última instancia, las presentes elecciones a celebrarse el "20 de mayo" (2018), en su actual desarrollo, se expresan en dos propuestas: la propuesta de la política tradicional de los candidatos de la oposición en la persona fundamental del candidato presidencial Henry Falcón frente a las propuestas del candidato adscrito al proceso revolucionario, Nicolás Maduro Moros, quien expone "nuevas políticas" en el marco del "desarrollo aguas abajo" de las praxis políticas que se han venido desarrollando desde, fundamentalmente, lo que nos permitimos calificar como la "segunda etapa" del Gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías. Es decir, en última instancia, la "profundización del proceso revolucionario bolivariano-chavista" en lo significado de la "unión cívico-militar".
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.