"Me he enterado de que Maduro no llega a diciembre… ¡Dizque no pasa de este año! Dizque hay más de 90 militares presos por rebelión", dice un amigo en uno de los pasillos del Decanato de Humanidades y Artes de la Universidad Centro occidental Lisandro Alvarado y agrega: "La vaina está tan arrecha que la crisis sistémica que afecta a todo el tejido social venezolano. Ya, en términos médicos la catástrofe que padecemos va haciendo metástasis en todos los intersticios de la vida comunitaria. Ahora tú, por ejemplo, te encuentras que nuestras famosas rutas de taxis de Barquisimeto, carritos por puestos en Caracas y otras zonas del país, desaparecieron de las calles. Boyante negocio en otros tiempos. Sobre todo, en las décadas de 1980 y 1990, las llamadas década perdidas de la democracia representativa, represiva y de tanto desprecio, dizque, por las clases sociales menos favorecidas pero que muchos hoy añoran como una época dorada; sobre todo quienes padecen el Síndrome del nido vacío, porque sus hijos han volado a otras tierras donde el neoliberalismo ha tenido buen éxito en la economía, Ecuador, Perú, Chile, Colombia, Argentina, Estados Unidos, España, Grecia, entre otros".
Replico amablemente que con ese comentario me ha hecho recordar un libro del historiador larense Dr. Manuel Caballero, quien tiene libro titulado "El mundo no se acaba en diciembre" (Agustín Catalá Editor, Caracas, 1973), que además la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se mantiene impertérritamente firme en la defensa de la Constitución y obedeciendo a su Comandante en Jefe, presidente Nicolás Maduro; que con eso él no hace sino repetir el estribillo estentóreo y estrafalario de la oposición cuyos líderes, llamados con razón o no procónsules del imperialismo yankee o estadounidenses, quisieran ver hecho realidad en ese sueño esperpéntico; porque son como aquella obra de teatro del absurdo (Ionesco) llamada El Maestro, uno de cuyos diálogos es del siguiente tenor (fragmento): "¡Ahí está el Maestro!... El hombre con el sobretodo y un sombrero y sin cabeza en una aparición sorprendente y produce, sin duda, cierta sensación. Después de la desaparición del Maestro, la admiradora dice: pero… pero… ¡El Maestro no tiene cabeza! El anunciador: No la necesita, pues no tiene genio" …
Ergo, muchos líderes de la oposición (y también de la revolución) no tienen cabeza ni genio. Son un amplio muestrario de la "estética de la transgresión". Claro, unos más que otros y, en esto, los primeros de los nombrados parecen llevar la delantera con sus proposiciones absurdas con vistas al marco de las reglas de la democracia, que las ignoran todas, porque su base de sustentación es el sufragio, la participación y el protagonismo popular. No las salidas de hecho, manu militari, donde ya han fracasado estrepitosamente, tanto en 2002, como en 2014 y 2017; aunque claro, quien lo puede dudar donde han tenido un rotundo éxito ha sido en el campo de la guerra no convencional de la economía, pues, no nos hagamos los suizos: por ese flanco nos llevan por un tendido, so pretexto de sanciones a funcionarios gubernamentales la nación tiene bloqueadas en la banca internacional.
A las pruebas nos remetimos, ahí está colgado en las redes sociales el famoso Golpe Maestro de Estados unidos contra Venezuela. Plan para derrocar a Maduro (Documento del Comando Sur), cuya síntesis realiza la periodista argentina Stella Calloni, destacando cómo los gringos describen sus incursiones en el ámbito nacional, además de criticar a sus huestes acerbamente, véase:
Al referirse a la situación actual de Venezuela, el Plan menciona que se tambalea la «dictadura venezolana chavista como resultado de sus problemas internos, la gran escasez de alimentos, el agotamiento de ingreso de fuentes de dinero externo y una corrupción desenfrenada, que ha mermado el apoyo internacional, ganado con petrodólares, y que el poder de la moneda nacional llega con escaso tiempo y el poder adquisitivo de la moneda nacional está en constante picada».
Asumen que este escenario, que admiten haber creado ellos mismos, con una impunidad que aterra, no cambiará. En este caso justifican sus acciones afirmando que el gobierno venezolano acudirá a nuevas medidas «populistas» para conservar el poder.
Asombra en qué lugar colocan a la oposición que el mismo Estados Unidos maneja, asesora y paga, al entender que «el corrupto régimen de Maduro colapsará, pero lamentablemente las fuerzas opositoras defensoras de la democracia y del bienestar a su pueblo, no tienen poder suficiente para poner fin a la pesadilla de Venezuela» por las disputas internas e incluso por «la corrupción similar a la de sus rivales, así como la escasez de raíces» que no les permite sacar «el máximo provecho de esta situación y dar el paso necesario para sobrevolar el estado de penuria y la precariedad en la que el grupo de presión que ejerce la dictadura de izquierda ha sumergido al país».
Lo que resulta aterrador es que mientras consideran que se está ante «una acción criminal sin precedentes en América Latina», refiriéndose al gobierno de Venezuela –un gobierno que nunca ha actuado contra ninguno de sus vecinos y que ha sido de una intensa solidaridad regional y mundial–, el Plan estadounidense sostiene que la «democracia se extiende en América, continente en el cual el populismo radical estaba destinado a tomar el control». Argentina, Ecuador y Brasil son ejemplo de ello. «Este renacimiento de la democracia (así le llaman) está soportado sobre las determinaciones más valiosas y las condiciones de la región corren a su favor. Este es el momento para que Estados Unidos pruebe, con acciones concretas que está implicado en ese proceso en el que derrocar a la dictadura venezolana seguramente representará un punto de inflexión continental».
Por otra parte, alientan al presidente estadounidense Donald Trump a actuar considerando que «esta es la primera oportunidad de la administración Trump para demostrar y llevar adelante su visión sobre democracia y seguridad», y convencerlo de que «su participación activa es crucial, no sólo para la administración sino para el continente y el mundo. El momento ha llegado».
En esa línea se debe inscribir también el espectáculo que ofreció Estados Unidos y sus aliados más obsecuentes en la Organización de Estados Americanos, OEA, recientemente y donde sería mezquino no reconocer el digno papel jugado por el Canciller Jorge Arreza, Persona a quien siempre hemos caracterizado como muy poco carismático y de escasa acción positiva hacia los trabajadores universitarios cuando ocupó esa cartera, pero en esta ocasión si defendió con todo a Venezuela, se mantuvo en sus trece y les cantó las cuarenta a muchos pitiyanquis, con particular referencia a Chile y Canadá o México, quienes suelen hablar lindo de Venezuela, de los derechos humanos y la democracia y tal, describen muy minuciosamente la paja en el ojo ajeno pero no ven las cabillas que tienen atravesadas en sus propios ojos, luego dijeron que el canciller venezolano fue grosero y aludió asuntos internos.
A derrocar Maduro siempre han jugado en todos esos países tan democráticos como Colombia y México, prácticamente ejemplos relucientes de "Estados fallidos", centro de operaciones de nuestros ínclitos líderes de la oposición venezolana, a las que se les ha unido la jerarquía eclesiástica de la iglesia católica, ahora cazados como embusteros, porque tuvieron una reunión de alto nivel entre uno de sus representantes de la CEV y el presidente Maduro, allí según testimonio de José Numa Molina SJ, prometieron que Caritas tenía lista para desembarcar varios conteiner repletos de medicinas, pero oh sorpresa, cuando los fueron a buscar se encontraron que era una simple caja que cupo en la maletera de una carrito de plaza. Ahora dicen que el padre Numa es un barriga verde y no púrpura como sus colegas de la CEV; claro, la crisis venezolana es tan honda que esperamos la iglesia traiga sus donaciones para su caridad y el gobierno pueda irse recuperando de esta gran "tribulación" con la ayuda de Dios, como dice don Esteban Gobbi en una de sus locuciones interiores ("A los sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen", 3era Edición latinoamericana. Brasil, 1995. "Abran los corazones a la esperanza", p. 1054).