En qué mundo vive el gobierno de maduro ¿Será que no tienen amigos pobres? ¿Qué, están ciegos? ¿Qué sus Toyotas, además de vidrios ahumados, tienen adaptadas gríngolas para no ver hacia los lados, unas cortinitas? Sí hay gente comiendo de la basura, Sí hay niños en las calle haciendo lo mismo, Sí hay gente enferma que se está muriendo, Sí hay más pobreza, pero sobre todo esto Sí hay decepción y desengaño. Un pueblo así, abandonando su país sin luchar ¿Acaso va luchar por Maduro o por ellos?
Una mayoría de venezolanos ha perdido la fe en sus hipócritas dirigentes, tanto en la conducción desde el gobierno y dentro de su partido, como los opositores de derecha en el otro lado, ya no creen en los suyos; no hay líderes, solo actores. En los rostros se ve el fastidio nacional, pero, estos aletargados, dentro de sus burbujas con vidrios ahumados, no lo distingue. Su "guerra" la ventilan por encimita, no quieren ni de broma acercarse al mundo subterráneo. Prefieren el de mentira, producido para televisión, con tramoyas, utilería, y de una felicidad fingida y cómplice.
Qué puede saber un ministro de estos de los asuntos que nos conciernen a todos si no salen de una reunión. El país pereciera que discurre en Miraflores, como juegos de computadoras. Sus salas situacionales son virtuales al estilo del Pentágono. Un asunto de poder; solo se ve, lo que tiene más poder de amenaza y de presión. Pero el hambre y las necesidades de las mayorías hasta ahora siguen siendo invisibles.
Basta que se estremezca el país del subsuelo para que se muevan los edificios de arriba: Miraflores, FEDECAMARAS, para que se "estabilicen" los precios, aparezcan los dólares, y por otro lado salgan los militares a la calle; ¡así sí que se conmueven todos!, aunque sea para matar a medio mundo. Mientras tanto, que siga el juego virtual.
El gobierno quiere llevar la situación al extremo porque es incapaz de tomar una decisión, está esperando que alguien reaccione por ellos. Está esperando que el país se pare y la gente salga a la calle para reprimir franca y directamente. Está esperando que se desate un vaporón en la frontera para llamar "las huestes patriótica" a la lucha por la defensa de nuestra nación. Está esperando que "el otro" tome la iniciativa por ellos, para contra atacar diciendo que él no tiene la culpa de si el "sapo salta y se ensarta", de que no lo dejan gobernar en paz, que los pobres hambrientos son contra revolucionarios, que los gringos son malucos imperialistas, que los que se van del país, traidores malagradecidos (aunque para nosotros ésto sea verdad, pero para los chavistas idos, que los hay a montones). No quiere comprometerse esperando a cómo se desenvuelven los acontecimientos.
Debemos darle satisfacción y encender la llama de la revolución de nuevo. "No hay agua en todo el universo para apagar el ardimiento" decía Chávez, yo digo, "No hay Maduro suficiente en Venezuela para apagar el ardimiento de la revolución", Todavía es tiempo de voltear todo a favor de las mayorías, de los pobres, de cuerpo y alma. La desesperanza es una tontería, debemos ser nosotros mismos los protagonistas de nuestra propia salvación, como sociedad: si elegimos a Chávez ahora nos toca poner a un lado a Maduro y su equipo, ellos no nos sirven como líderes, ensayemos con otro, y formémonos, aprendamos de esta experiencia y levantemos la cabeza.
Para terminar esta última idea me resta citar a Eligio Damas, que lo dice perfecto: "Aquí nadie ha estado luchando por el salario sino que eso se le deja en manos del gobierno y vivimos todos esperando, día a día, que el presidente hable y anuncie aumentos pírricos que la inflación consume en cosa de segundos. Si no se lucha por el salario se cae en la conformidad y se termina adocenado, domado y complaciente. Nunca antes, en la historia moderna de Venezuela, hubo una clase dirigente del movimiento de los trabajadores más sometida que la que ahora tenemos. Entregó sus banderas, cometiendo el grave error y hasta disparate, de creer que un hombre o grupo de hombres, por muy compañeros que ellos sean y desborden buena fe, estando el frente del aparato del Estado pueden hacer, por su propia decisión, exactamente lo que clase desea, aspira y necesita. Han pasado por alto que las contradicciones que deben moverlos siguen vivas y actuantes y ante eso hay que desplegar las fuerzas y no desarmarse, ni desarmar a la clase, creyendo que pueden entregar su derecho a dirigir y empujar por los cambios en manos de unos pocos." Eligio Damas: "El colmo del adulante…", lo felicito maestro; ¡eso de "los maestros" como que dolió! (es una broma, de un hijo de maestra, hermano de maestro y marido de maestras).
...Pues, ¡es el ardimiento de Chávez!, porque la revolución ya comienza de nuevo.