Lo primero que hay que decir es que ésto que sufre el país no es socialismo ni va hacia a alguna parte. La sociedad venezolana está fragmentada, confusa, resignada, desalentada, por la voluntad de sus dirigentes y la ignorancia. El socialismo es una idea rectora de la conducta revolucionaria y de los pueblos y ella está ausente ahora gracias a los mal llamados herederos de Chávez, que se burlaron de su herencia.
El socialismo como obra.
Lo más cercano a la idea del socialismo es el ideal del trabajo artístico, su fe y disciplina. En el trabajo político, en la construcción del socialismo, el soporte discursivo que sostiene la obra es la humanidad y su drama existencial (En la pintura es el color, la línea, la luz; en la música: el sonido y el ritmo, el tempo; en la literatura: la palabra y la imagen literaria; en el cine: la palabra, el sonido, el tiempo y la imagen en movimiento; en el teatro: la representación dramática, voz, palabra y expresión corporal. Y el resultado de trabajar con estos distintos elementos discursivos es la obra artística, la cual, en el tiempo, no deja de ser una sola y única obra de la humanidad).
El socialismo es una otra obra de la humanidad, un proyecto ético, pero que se construye como una gran obra de arte. No es un programa de gobierno, ni siquiera un plan político (como el Plan de la Patria de Chávez), el cual podría contribuir a su realización, por supuesto. Es una gran obra de la sociedad, no de Chávez, sino muchos Chávez, muchos Fidel, Lenin, Che, Fabricio… está ahí como la luz de un camino, es una idea rectora, nos dice cuál es la estrategia que define este trabajo artístico por su consciencia y disciplina, y ético por su calidad; forma hombres nuevos, revolucionarios, hombres libres, verdaderos artistas, libres para pensar y trabajar.
El socialismo, que no se ha podido sostener en el tiempo, tiene que vencer al capitalismo, esa es su proeza precisamente porque nace del capitalismo, ¡no cae del cielo! Su barro, su materia prima de trabajo son los hombres y mujeres, su objeto es la sociedad moldeada en su conjunto por el capitalismo, y su artífice es esa misma sociedad, de ahí que el socialismo sea un parto tan complicado.
Si uno no creyera en cosas como éstas, se conformaría con muy poco de la vida. No leería poesía ni intentara escribirla o recrearla para entenderla, no la buscara en la historia y en toda la literatura, el arte, en la vida; despreciara el conocimiento, el cual es la base del desarrollo humano. La vida fuera muy aburrida y básica, con un conocimiento muy limitado acerca de lo más inmediato a nosotros; cada día, uno igual al otro, repitiendo uno en el otro, lo contaríamos por uno solo y no cumpliríamos años en realidad, envejeceríamos con una mirada seca, nublosa, hacia dentro, y hacia fuera sin entender nada.
Si no tuviéramos fe en la humanidad todo el hedonismo, también humano, perdería gracia, si no supiéramos que cada mañana amanece una nueva oportunidad para cambiar y cambiar el mundo: todo lo que se haga pensando en ideas como ésta cobra un brillo y una textura distinta, un sabor intenso, porque sabemos que estamos creciendo y cambiando el mundo.
Y al contrario, sin un ideal de vida, sin un sueño supremo que nos involucre a todos, esas "estaciones intermedias" de tipo personales, resultan casi que insoportables. Vivir para llegar a gastar todo el dinero del mundo, vivir para pagar un pasaje a la Luna. Vivir para comprar una botella de Whisky caro todos los fines de semana hasta que se nos pudra el hígado. Vivir para Instagram, o cosas así, para acumular Like, para tener sexo como un chimpancé enano y llevar un record. Cumplimos estas metas y quedamos fritos, nos invade el desgano, el tedio, dejamos de soñar y se nos seca el espíritu. La humanidad debe ser nuestra gran inspiración.
Creemos en el socialismo así como creemos en el hombre y en el arte, lo dijimos de forma llana. Creemos ir por buen camino; esto, en particular, nos ha liberado de odios, resentimientos y vanidades (no todos: seguimos siendo hijos de un sueño pequeñoburgués, y ese se ha encarnado, duele su desgarre), pensar en la humanidad le da sentido al trabajo, a la vida, al amor, a la soledad, a la contemplación, y sobre todo al pensamiento. Podríamos ser y hacer cualquier cosa en la vida, seguro de estar siendo y haciendo lo correcto. Tener fe en la humanidad es no dudar jamás frente a las tentaciones de la consciencia, no de la carne, no hablamos de las tentaciones de san Antonio el eremita, del diablo, de la reina de Java desnuda, me refiero a los aduladores, al dinero (¡no saber en qué y cómo gastarlo en algo distinto, nuevo, esperanzador!), el éxito fatuo que se levanta y se apaga como una flama de bencina, a la pereza.
Mañana, luego de pensar en cosas tan imprácticas, estaré igualmente maravillado de que un ser humano como Lenin haya hecho tanto por la obra del socialismo y con tanto empeño y entusiasmo. Para mi propia envidia, considerando que murió más joven de lo que yo ahora soy. Lo mismo puedo decir de Bolívar, fue un gran hombre que prefiguró un modelo de sociedad también inédito. Sin embargo se trata en este momento del socialismo, nacido del empeño científico y de la voluntad de Carlos Marx y Federico Engels, y continuado por Lenin, el Che Guevara, Fidel Castro…, que vivieron y murieron, no por realizar un sueño personal, sino para contribuir con la gran obra de la humanidad.
No necesitamos de diazepaminas para la angustia porque las nuestras son pasajeras, porque contamos con una idea rectora de nuestras vidas. Pensamos en cómo resolver nuestras angustias pero cambiando la sociedad y al mundo, no nos resignamos a vivir el destino de otros, o de muchos que inclusive no existen, sino resolviendo el de todos los humanos.
No hay riqueza, no hay vicios, no hay placeres personales que nos salven de la muerte, hay que aprender vivir de cara a ella y pensar en la humanidad, en la especie; las personas morimos, la humanidad y su obra trascienden la muerte, nos salva, pero como especie, como legado. Creemos y apostamos por el socialismo porque estamos amenazados como especie, porque está amenazada nuestra herencia, la obra humana; porque el capitalismo vive un momento de implosión que está acabando con la vida, con los recursos morales, naturales, humanos. Porque la acumulación del capital cada vez es más grande y concentrada, la represión más fuerte, las diferencias entre pobres y ricos son abismales, las guerras y migraciones son el centro de atención de los noticieros; la manipulación, la ignorancia, las enfermedades del espíritu y del cuerpo son un show para los adormilados que ven televisión.
El socialismo es la esperanza, la revolución es la esperanza, en eso creemos, por eso vivimos, por la gran Obra Humana.