¡Qué vaina! La oposición de nuevo dejó a su gente con los crespos hechos. "El 10 de enero es la cosa", dijeron como en aquel primer tramo de esta singular pelea que comenzó, en versión nueva de nuestra historia, por allá cuando se desató aquella fuerza telúrica que solemos llamar el Caracazo.
Como tantas veces, ofreció ahora a los suyos que ¡ahora sí!, ¡esta vez no se escapa!, ¡la Salida es ahora!, pues la correlación de fuerzas en el continente había cambiado sustancialmente tanto como que Argentina y Brasil, ahora estaban gobernados por Macri y Bolsonaro y la declaración del grupo de Lima contra Maduro contribuiría a la derrota del régimen. Le dieron poca importancia que México, con todo el peso que tiene en el continente, volvió a su ancestral actitud de no inmiscuirse en los problemas internos de ningún país y, para mejor decirlo, a la diplomacia del respeto a la soberanía de los pueblos. También subestimaron a Uruguay, país y gobierno que por los mismos motivos se negaron a acompañar esa especie de cacería de brujas y atentado a la libre determinación de los pueblos. Porque no se trata de Maduro sino del derecho del pueblo venezolano a resolver sus controversias sin injerencias extrañas y menos cuando es elemental que una fuerza poderosa, como en los viejos tiempos, procura intervenir en nuestros asuntos por intereses nada ocultos como los que genera la enorme riqueza del suelo venezolano. Las maniobras de EEUU y la Exxon Mobil en el área fronteriza y hasta en la zona en discordia entre Venezuela y Guyana, es una elemental y viva prueba de las apetencias del capital internacional estadounidense de apropiarse de nuestros recursos por su simple voluntad y apetencia. Pero también ignoraron, para los efectos de su "yaísmo, de cómo Donald Trump ahora anda enredado.
Pero si sobrevaloraron como países de Europa, los de la Otan, se manifestaron más o menos en la misma tónica que los del Grupo de Lima.
Pero otra vez no se dio el resultado que esperaban como aquello ya dicho, ¡el 10E es la cosa! y hasta vieron a los marines y los habituales "contratistas" o mercenarios tomar sin dificultad alguna puntos estratégicos de la defensa venezolana y con ellos llegar a Miraflores un gobierno de transición. Y todo eso el mismo 10E.
Nada de eso se produjo, como no se produjeron los ofrecimientos anteriores, sencillamente porque esa no es la manera adecuada de abordar la coyuntura venezolana. Tanto es así que en la misma AN hay serias discrepancias que ya la gente conoce y no vale la pena mencionar ahora.
Pero los del gobierno parecen jugar casi con las mismas cartas. Sabiendo, porque es elemental saberlo, que los ofrecimientos de la dirigencia opositora que anida en AN no se darían, como que el 10E se deshacerían de Maduro, desde el principio asumieron como si el fracaso de aquella conllevaría un nuevo triunfo contundente de ellos. Parecería prevalecer en ellos la idea que cada derrota opositora, que son como auto impuestas, es como un aval que la mayoría venezolana diera al gobierno para continuar comportándose como lo viene haciendo, lo que es una percepción absolutamente equivocada. El gobierno por ejemplo debe poner hasta más interés con el que encara a esa oposición, en las demasiada evidentes manifestaciones de descontento por demás justificadas y crecientes entre los trabajadores, docentes, asistenciales, etc., con respecto al ingreso y revisar con urgencia su neoliberal conducta de negar los contratos de trabajo antes firmados. También poner empeño y hasta seriedad en revisar toda su política económica, como tomar en cuenta por lo menos lo que le aconseja Julio Escalona de "que no debería ser una ratificación de la política de precios acordados y la transferencia de dólares de la renta petrolera al capital privado. Tampoco el sistema de transferencia de beneficios al pueblo regalándole bienes. Tampoco un sistema de transferencia fundado en la colocación de precios de mercado. Debe establecerse un sistema de retribución solidaria, que he explicado en otros escritos de manera reiterada".
https://www.aporrea.org/ideologia/a274024.html
Citamos de nuevo a Escalona por la reiterada actitud defensiva que este ha venido asumiendo con respecto al gobierno y dejar constancia no se trata de opiniones de inconformes, discrepantes de oficio sin justificada razón. Por algo Escalona se cuidó de advertir que "Yo sólo recojo, de manera solidaria para con el presidente y para con el pueblo, las opiniones y sentimientos que recojo en la calle y deseo, sinceramente, que las decisiones presidenciales sean aplaudidas por la gente. El presidente sabe que cuenta con mi solidaridad y afecto. Pero la crítica y las alertas también son parte de la solidaridad."
Y decimos todo lo anterior porque el presidente en rueda de prensa reciente, antes de la toma de posesión y durante el discurso en esta, volvió a afirmar para asombro de quienes le escuchan que su "Programa de Recuperación y Bienestar Económico" marcha de manera eficiente y beneficiosa, tal como él lo esperaba y quienes le diseñaron, entre los cuales, según su confesión hay especialistas rusos y chinos. Según eso, pretende continuar con lo mismo pese los nefastos resultados que genera cada anuncio suyo dentro de ese específico asunto.
Es decir, según eso, el presidente pudiera venir con medidas idénticas a las anteriores en virtud que cree su proyecto marcha sobre rueda pese que Escalona piensa lo contrario, que no es por él, sino por lo que recoge en la calle y seguro que entre todo eso hay bastante descontento, como el inherente a todos los trabajadores cuyo salario ha sido disminuido y desconocidos sus contratos laborales, lo que pudiera estar incluido en eso de la "retribución solidaria."
Pudiera entonces el presidente confundir lo que pudiera ser una nueva derrota de la dirigencia opositora, al crear aunque fuese de manera subliminal la idea que el 10E Maduro sería desalojado de Miraflores, con un triunfo contundente suyo y hasta considerarlo como un aval a su política económica. Por algo uno le escucha de manera reiterada decir que su accionar está dedicado esencialmente a la defensa del salario de los trabajadores cuando al contrario, como casi nunca antes, este había sido tan agredido y hasta minimizado en la historia nacional.
Es verdad, no se puede negar lo obvio, que desde que Escalona denunció en la ANC como la burocracia y la corrupción se habían apoderado del gobierno, el presidente se ha declarado en una guerra verbal hasta contundente contra esos dos flagelos. Ahora mismo, en su toma de posesión, volvió a tocar el tema con su habitual iracundia. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho, dice el lenguaje coloquial venezolano. El país está demandando que el presidente se deshaga de ese viejo tren ministerial que le acompaña, que solo se enroca de vez en cuando para ocultar defectos, fallas, omisiones y hasta ocultar cosas, mientras nada hace y sólo ofrece unos motores encendidos que no arrancan y tome de verdad medidas contra corruptos, ineficientes y burócratas, empezando por destituirles. Lo que significaría ir más allá del simple discurso para tranquilizar las gradas. Como dice Escalona, "alertas también son parte de la solidaridad." Quien no hace lo debido y menos alerta se comporta de manera infiel.
Por ahora, hasta hoy, la pelea es la misma y se desarrolla en los términos expuestos. No hay nada nuevo y menos provechoso. Es deseable que el 10E sirva para que los contendientes se percaten de sus tristes papeles y de cómo el descontento, ese que Escalona recoge alrededor del Metro, está tomando más cuerpo cada día y ya no se podrá contener con las actitudes que le son ajenas como las de la oposición de la AN y hasta el gobierno.