Para el momento en que escribo estas líneas y sean estas publicadas, se escenifican en mi país, la República Bolivariana de Venezuela dos movilizaciones. Una, convocada por un diputado que creo no ha caído en cuenta de que pretende empujarnos a una guerra fratricida por servir aviesos intereses, y la otra convocada por un autobusero, hijo de nuestro Comandante Inolvidable, Hugo Chávez.
Desde mí llegada a Caracas hace poco menos de una semana, evidentemente observo una ciudad tranquila, pero esa calma no es propia de la cotidianidad del día a día sino producto de la tensión y de la ola de rumores y despliegue de operaciones psicológicas, que han contribuido a disociar y tratar de enloquecer a la sociedad toda.
En un excelente artículo del antropólogo y gran investigador José Negrón Varela, donde formula la hipótesis de la guerra molecular de la que estamos siendo objeto, y publicado en el portal de Sputnik, hay que señalar sin ambages, que esta irá recrudeciendo más y más, ya que pretenden volver a nuestro país en un manicomio.
No obstante, afortunadamente hay un pueblo presto y dispuesto a dar la pelea. Hay mucha disposición a no dejar perder el legado del Comandante Chávez. Bolívar ya lo señaló en una oportunidad: "No se es libre impunemente". Pero este pueblo es de coraje, irredento, y no le tiene miedo a amenazas de invasión y de nada que se le parezca.
En ese sentido, el pasado día jueves, en el marco del desarrollo del programa "El ADN de la Noticia", conducido por mis buenos amigos Luis Salazar y Gonzalo "Chalo" Azuaje, volví a la querida Esquina de Monjas, mejor conocida como la "Esquina Caliente" en la ciudad de Caracas. Allí tuve la oportunidad de compartir con tanta gente que hace vida allí, y de compartir mis impresiones sobre el actual momento político que vive el país.
Lo sorprendente de todo esto, eran los niveles de atención de la gente que allí estaba, las preguntas que formulaban, y el apoyo que allí se decía. No en balde, muchos señalaron que fue uno de los mejores programas que tenía tiempo no se hacía en ese popular sector.
Pues bien, una de las tantas cosas que me permití decir, y de advertir, fue lo que a continuación me permito señalar a través de estas líneas, a objeto de masificar y multiplicar la misma, porque no es cualquier cosa.
La guerra no solo debe darse en el plano estrictamente militar, sino que está también debe darse en el plano de la semiótica, de lo cultural. Esta batalla la decidirá el cómo esté el corazón y la mente de nuestro pueblo.
Qué casualidad que el próximo día lunes, que es 4 de febrero, y que algunos y algunas recordaremos los 27 años de la rebelión militar liderada por el Comandante Hugo Chávez Frías; el denominado "Grupo de Lima", haya convocado a una reunión extraordinaria en Ottawa, capital de Canadá, país promotor de esa reunión, con el fin de discutir sobre el tema de Venezuela.
No conforme con ello, el señor Pedro Sánchez, presidente del gobierno español que no aguantó las presiones de la administración Trump, se apresta a reconocer también al usurpador Juan Guaidó como "presidente interino" (figura además que no existe en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por si alguien sigue manejando esa figura).
Si a eso le agregamos la difusión y propagación de operaciones psicológicas sobre la ocurrencia de posibles ataques y bombardeos sobre el Palacio de Miraflores por parte de aeronaves estadounidenses, insinuando sobre todo que pudiera ocurrir en esa fecha. ¿Qué pudiéramos pensar de todo esto?
Es evidente el alineamiento de actores políticos, su articulación con operadores mediáticos y conglomerados mediáticos nacionales e internacionales, para como lo señaló una de las participantes del Programa- Foro de la "Esquina Caliente", tratar de borrar nuestra historia.
Pretenden darle una nueva significación al 4 de febrero, borrar aquel "Por Ahora", que se convirtió en un "Para Siempre" y en un "Uh, Ah, Chávez no se va". Les arde y les pica que a pesar de que lograron el asesinato físico del Comandante Inolvidable, no han podido sacarlo de la mente y el corazón de nuestro pueblo.
Por ello, fue que en la "Esquina Caliente" lo hice, y lo señaló acá. Ante el intento de la derecha nacional e internacional de querer borrar la historia contemporánea de Venezuela, debemos realizar también, desde mi modesto punto de vista, una movilización que nos recuerde los 27 años de la gesta del 4 de febrero de 1992.
La batalla de la simbología y de la cultura tenemos que ganarla también.
Ellos no podrán con nosotros, y de ahí, que en estos momentos se impone demostraciones de unidad y de fuerza. Ciertamente la estrategia para el derrocamiento de la Revolución Bolivariana se ampara y utiliza fechas históricas y emblemáticas como desencadenantes de espirales de violencia o puntos de inflexión. Pues bien, nosotros no le tenemos miedo ni le rehuimos al combate.
No puede entenderse la historia de Venezuela sin estudiar lo ocurrido y las causas que motivaron al 4F de 1992.
Por último, también debo señalar, y si aún estamos de pie, una breve intervención que tuvo este servidor de ustedes, para una de las secciones del programa "La Voz de Chávez", el cual debe ser transmitido por Venezolana de Televisión el día de mañana 3 de febrero de 2019, a las 5:30 de la tarde.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!