El diagnóstico es correcto pero el remedio propuesto no sirve

EEUU reacomoda sus fuerzas hacia Latinoamérica. Frente a la creciente economía china, la reacción rusa, el desgaste y derrotas en el medio oriente EEUU vuelve su atención hacia América latina, está dispuesto a retomar el control político y anexar a sus inventarios todos los recursos naturales en la región, desde México hasta la Patagonia. Más o menos esta es la situación, el diagnóstico nos dice que el tumor presiona hacia abajo, Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina. EEUU no quiere socios comerciales, nacionalismos socialdemócratas, quiere sus propios agentes, ¡empleados a su servicio!, y trabaja duro por instalarlos.

Ante este panorama de "cáncer agresivo" los calmantes son inútiles. Venezuela, es decir, el gobierno de Maduro insiste en instaurar un "nacionalismo socialdemócrata" el cual no "prende" porque está contaminado de capitalismo, y el capitalismo nacional (el cual ni siquiera es capitalismo productivo) es la misma sepa capitalista especulativa mundial, no hay manera de tratarlo con calmantes y promesas nacionalista y patrióticas. El tratamiento para este cáncer debe ser agresivo, tanto como lo es la enfermedad. La respuesta debe venir de dentro, del cuerpo enfermo, el cuerpo debe crear sus propias defensas y estas defensas deberían rechazar al agente invasor, expulsarlo, supurarlo.

El capitalismo amable, dulce, no sirve para diluir la concentración de agresividad y fuerzas destructoras de la sepa imperialista, burguesa original; la absorbe y con ella se refuerza. El "capitalismo democrático" no sirve ni siquiera como lenitivo, el "capitalismo patriota" es solamente otra marca comercial del mismo producto. Todos esos productos con el componente "democrático", como por ejemplo el "chavismo democrático" siempre son remedios inútiles, placebos disfrazados. Está comprobado que el cáncer imperialista solo retrocede, reacciona positivamente a favor del cuerpo infectado, frente al fortalecimiento del cuerpo social, de la organización y la consciencia social.

Si el cáncer son células de crecimiento anárquico, como lo es el capitalismo, que destruyen el sistema, al organismo, un cuerpo fuerte, con un sistema defensivo organizado y socialmente consciente es lo único capaz de rechazar la invasión virulenta del ese cáncer. El socialismo representa la única posibilidad política de fortalecer al organismo social, de hacerlo pensar y concentrar sus objetivos hacia un solo punto: la liberación de la nación y del individuo de la explotación capitalista e imperial.

Los síntomas de nuestro mal nos indican capitalismo por todas partes. No hablamos de producción capitalista, lo que detectamos por todos lados es especulación. Especulación con el sistema de cambio, con las concesiones mineras y petroleras, especulación con los precios, con la comercialización de los productos; contrabando, acaparamiento. El cuerpo social afectado va más allá de las células capitalistas burguesas conocidas, toca a la burocracia, al cuerpo de funcionarios públicos contaminados de "capitalismo", de aprovechamiento de la cosa pública, la cual es necesaria para que el cuerpo social funcione, para tener aliento, fuerza social. Venezuela es un cuerpo social contaminado, fraccionado, células anarquizadas, cada una buscado salida sin sentido orgánico, sin sentido de nación, de sociedad, de "cuerpo social"; Venezuela es ahora el "ambiente" propicio para que crezca y se expanda el cáncer imperialista; una población fragmentada, rota en pedacitos es maleable, es de fácil manipulación, de acomodarse a cualquier propósito sin ninguna resistencia.

Para un mal que tiene las características de un cáncer agresivo se necesita un tratamiento igualmente fuerte y agresivo: la unidad de nuestras células sobre una meta distinta al éxito mezquino individual, a saber, el éxito como sociedad, como nación, como patria, entendiendo que la patria es América, es el mundo, es el Hombre.

Ahora más que nunca el anticapitalismo nos lleva a pensar seriamente en una sociedad socialista. No hay estadios intermedios, el capitalismo es un cáncer y como tal infectará siempre todo tejido social sano. Hay que rescatar de nuestra herencia al hombre social, el sentido de sociedad, de nación, de pueblo acercando las diferencias aceptando las diferencias, exigiendo de cada quién según sus capacidades y dando a cada quién según sus necesidades. Si no detenemos el cáncer capitalista la humanidad perecerá, junto a la vida natural que la sustenta.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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