Una frase que sintetiza lo que percibe la gente en la calle, sin embargo su explicación nos resulta poco conectada con la realidad, y más con el deseo. No criticamos la explicación en sí misma, tiene sentido, más bien su superficialidad. Si ha habido batallas libradas por Maduro, también Maduro ha peleado "con todo", usando una vez al pueblo y otra a los empresarios para sus propósitos personales o de "partido". Maduro ha ganado y ha perdido "batallas", pero dentro de una guerra donde no ha peleado el pueblo porque, si ha sido del pueblo no lo han dejado pelear. Ese pueblo, el que gana elecciones, solo ha sido manipulado.
Las batallas de Maduro han sido por sostenerse él y sus acólitos en el poder. Esos "datos colaterales" que señala Veroes más que "colaterales" tienen que ver con el tipo de batallas que libra Maduro. Por ejemplo, Maduro pelea cuidando que el pueblo que resiste no piense, no reaccione, se mantenga al margen u obedeciendo solo sus convocatorias y consignas, todo lo que el gobernó diga, manso, comiendo lentejas y arepas mexicanas. La idea es no escuchar las demandas de ese pueblo, y menos a sus representantes legítimos organizados, la idea es manipularlo a su antojo. Las batallas de Maduro han sido de Maduro y sus cómplices, pero el pueblo no ha participado todavía en ellas, solo vota.
¿Contra quién pierde la guerra el pueblo que votó por Maduro? Contra un poder de facto, contra el poder político de Maduro y sus alianzas y marramucias estratégicas con los capitalistas y contra la economía, es decir, el capitalismo en acción, que es quién manda en el país "de hecho". Hablamos de la gente que resiste pasando trabajo en la calle y en sus casas, que no es de derecha ni quiere a la derecha (que resistimos); el chavismo, somos los que perdemos la guerra.
Todo el chavismo socialista y el chavismo confundido con Maduro, el que resiste, estamos entrampado en un sistema dispéptico, constreñido, que no permite que las cosas fluyan, que las bases del chavismo decidamos si queremos o no que siga Maduro y su gobierno en el mando, porque nos reprime si protestamos y nos acusa de infiltrados y traidores si hacemos críticas, o nos encarcela, o nos sancionan si disentimos. Todos los métodos de dominio y control que no pueden ni quieren emplear con Guaidó lo aplican en contra de la disidencia chavista.
Maduro gana batallas electorales mientras pierde pueblo. Y pierde el pueblo. Esos round que describe el escrito son ciertos pero no muestran sino lo que todo el mundo se ha acostumbrada a ver de la política, la superficie de las elecciones. Detrás de cada elecciones hay un objetivo claro, desmovilizar, distraer a los pendejos como pendejos. Mientras el gobierno libra una batalla electoral sigue negociando el país con los bancos, con los importadores ladrones, con Lorenzo Mendoza, por ejemplo, con turcos, rusos, chinos y norteamericanos. Cada cual a su nivel. Mientras Maduro se hace "invencible" el país y el pueblo pobre se debilita, pierde la guerra.
No ver esto, o no querer ver esto es el problema. Maduro y el madurismo hace rato que dejaron de pensar en ser humano concreto, en sus necesidades materiales y espirituales (una con la otra), y el chavista ingenuo cree que se debe a una emergencia ocasionada por la guerra, una guerra que nadie sabe a ciencia cierta cómo se pelea, ni contra quién se pelea. Aparentemente la guerra "dura" es en contra del chavismo, la otra es un misterio.
Para detener a Guaidó el fiscal tiene que "sustanciar" un expediente, mientras el muchacho juguetón les saca la lengua desde el Aula Magna o dónde sea que esté. Detienen a un "funcionario" anodino llamado Marrero y el Imperio chilla, la OEA chilla y el gobierno se chorrea. Seguro lo sueltan, lo tienen que soltar, eso es pura aguajería. ¿Cuál guerra pelea el gobierno? No se sabe. Pero la guerra que libran los ricos en contra de los pobres, los propietarios en contra de los desposeídos la estamos perdiendo los últimos.
Las batallas de Maduro son de Maduro y el madurismo embutido en el gobierno. Maduro el "invencible" lo ha sido a costa de la manipulación y el chantaje. Por ahí sale Mario Silva, esa vergüenza de "funcionario", a buscar justificar el coerción a los empleados públicos para que apoyen a Maduro y todos su disparates, sin que estos se vean en la necesidad de dar justificaciones, sin razones que se entiendan, sin explicaciones de nada de lo que hacen y de lo que negocian a espaldas de todos ellos, los cuales representan buena parte de sus "electores".
Lo que no se ve es lo que importa, señor Veroes, y lo que no se ve es que la guerra la estamos perdiendo los mismos de siempre frente a Maduro y frente al imperio; la perdemos con la misma derecha, el mismo capitalismo representado por el "chingo y el sin nariz", el imperio y el madurismo que se miente a sí mismo convencido de que está haciendo una revolución de la mano con el capitalismo.