El triángulo de Maduro

Punto 1, La búsqueda y persecución de culpables. Punto 2, Discursos y propaganda. Punto tres, la alianza con el capitalismo. Y dentro del triángulo, las mayorías padeciendo de fuerzas secretas sin poder resolver el misterio de nuestros males.

¿Cómo y por qué el gobierno no puede hacerse responsable de sus errores? Desde que Maduro es presidente, la necesidad de mostrarse infalible ha sido el carácter distintivo de su gobierno. El caso de Chávez, fue lo contrario, para Chávez fue primordial asumir la responsabilidad de sus actos, desde el 4 de febrero hasta su muerte. Pero si hay algo que no posee Maduro es sentido de la responsabilidad, es un rasgo precisamente de inmadurez, típico en los niños y adolescente, y de los adultos inmaduros. En el adulto, esto puede ser una patología seria. Es decir, no por ser una enfermedad en el individuo deja de ser un problema social, hay pueblos inmaduros y quizás lo sea el nuestro, de allí la facilidad para mentir y mentirnos respecto a las causas de nuestro males actuales.

Conscientemente el gobierno de Maduro –fiscal incluido – no se responsabiliza de nada porque, de hacerlo desaparece. Bien por verse obligado a renunciar o porque lo hagan renunciar; por vergüenza o por caradurismo. A estas alturas se ha inventado tantos enemigos y tantos conspiradores que una mente descuidada podría maravillarse, que es realmente "muy capaz", muy astuto e inteligente, ¡muy prevenido! (¡Amén!, el sabotaje eléctrico) O simplemente podemos pensar en una enfermedad, estos señores mienten y se mienten. Y tanto se mienten como es posible que sus fantasmas se les hagan realidad, se voltee la tortilla y el perseguidor termine perseguido de verdad verdad por sus víctimas inocentes.

Para convencer (y convencerse) se fabrican historias de conspiración más allá de las que todos conocemos, de las propiciadas por la derecha y por los enemigos del socialismo de siempre. Para ellos las historias más lógicas deben salir de la traición, de adentro del chavismo mismo. Y la mejor manera de aclaras las aguas turbias es convenciendo a la gente de que no vale la pena la crítica al gobierno, porque puedes terminar acusado de traidor, preso, expulsado, y perseguido.

Para eso están los discursos y sistema de emisoras del Estado: radio Nacional y venezolana de televisión. Para eso está Mario Silva amedrentando a los empleados públicos, o María Alejandra Díaz explicando cómo es que fue el sabotaje electico en el Guri. En la mente de estos dos "comunicadores" las conspiraciones existen en la misma medida en que el gobierno ha hecho las cosas como se deben, sin cometer errores, es decir, con las conspiraciones cualquier error desaparece, esto lo saben en el fondo de su oscura conciencia. La red de emisoras del estado, las redes sociales, etc., manejadas desde el gobierno se han hecho necesarias para los más asustadizos que apoyan el gobierno, ven y escuchan sus programaciones todo el día, pero insoportables para el resto que todavía piensa un poquito.

Es una "técnica" fascista que quizá no ha calado todavía en toda la población con el éxito esperado, pero dentro de los ejecutivos y ejecutores de la propaganda sí. El mentiroso de partido debe mentirse a sí mismo, debe creer que lo que dice es verdad, de allí su corrupción moral, de allí su locura y peligrosidad. Si Maduro no creyera en lo que dice, que sus mentiras son verdades, todavía hubiera una esperanza de salvación, pero se las cree todas. Igual pasa con Jorge y Diosdado, y con el fiscal, a pesar de sus colmos y extravagantes contradicciones morales.

Por último, no es cualquier cosa disimular la alianza original y todo lo que se ha derivado de ella con el capitalismo. Hablamos de los empresarios capitalistas, pero también del impulso y refuerzo al egoísmo mezquino en la población, de los hábitos de consumo, del individualismo a ultranza, de todos sus valores individualistas, personalistas y gregarios fundamentales de la sociedad capitalista.

Para tapar algo así, después de tantos años en un constante agite de cambios en la consciencia social –muchos verdaderamente revolucionarios – había que crear enemigos en todos lados, inclusive culpar al mismo Chávez de los fracasos. Había que torcer todo hasta virarlo hacia atrás, hacia la dirección contraria. Ahora lo malo es bueno y lo bueno es malo. Ahora el socialismo es malo y el capitalismo es bueno, solo que había que reformarlo un poco. Pero era necesario decirlo suavemente. Para eso se inventaron otras definiciones: "Socialismo en lo social", "socialismo democrático" "capitalismo social" "nuevo modelo económico", ¡se inventaron cuanto "cochipollo "se podía producir en el lenguaje! Este gobierno ha sido el maestro de los eufemismos a la hora de des-nombrar su traición a Chávez y al socialismo, de suavizar su perfidia.

Si trazamos líneas de un punto al otro tenemos el triángulo del terror, mentira y disimulo. Si le pintamos un ojo dentro es la santa trinidad del fascismo, que para nosotros coincide en algo con la de la iglesia católica, que hoy se desmorona en su hipocresía santa de tanta represión, control y manipulación, botando sacerdotes enfermos a montones. ¿Cuántos sacerdotes fascistas no habrá criado Maduro dentro del gobierno y en el país con su hipocresía pacata?

Tenemos que estar alertas con esto porque es posible que en nombre de la patria, de la paz, inclusive del socialismo, este triángulo de las Bermudas, digo de Maduro, sea capaz de comenzar a desaparecer misteriosamente a todo aquel que lo atraviese.



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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